Enigma/estigma del ciudadano Rivera

En España, los acontecimientos políticos se precipitan por aceleración.

Las maquinaciones  de los separatistas catalanes activan y reactivan la máquina del Estado.

Para no ser menos, nuestros políticos trajinan e intrigan.

Parece que ésta debería ser la hora de Mariano Rajoy, jefe del Gobierno de España, pero no es así. Los medios de comunicación se obstinan en hacernos ver y entender que ésta es la hora del ciudadano Rivera.

En estos momentos, el ciudadano Rivera habla de España y su unidad, también de democracia, valores que, según él, debemos salvaguardar.

Lo que no sabemos es si ve en ello –España, unidad y democracia– un fin en sí mismo o un medio para acceder al poder y, a partir de ahí, desplegar su verdadero programa y mostrar  sus verdaderas intenciones.

El ciudadano Rivera es un actor convincente. Se sabe el papel y lo recita con soltura, sin salirse del guión.

De momento nos consta que quiere decapitar a Rajoy y descabezar al Partido Popular.

Para mí, dos objetivos en un solo movimiento de tenaza.

¿Truco o trato?

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