¿A la prórroga o a las tandas de penaltis?

Dicen los alemanes que, en su momento,  Pep Guardiola consiguió feminizar el fútbol.

Dejando a un lado por un instante el espectáculo de masas y sus derivaciones sociales y políticas, lo que hizo  el Pep es, en mi opinión, convertir un deporte más bien violento  en un juego de salón y luego el juego  de salón en una exhibición a cargo de malabaristas de la pelota con sello sudamericano.

Entiendo que ahí radica el éxito del entrenador, de su club y de Messi, en muchos aspectos el mejor  futbolista de la historia, al menos para mí.

Durante mucho tiempo, el Barcelona jugó todos sus partidos en casa o como en casa.

Es muy probable que por eso los políticos secesionistas quieren que el Pep esté ahora a su lado y, ya en el campo de la política, los asesore en todo lo que tiene que ver no con el fútbol convencional sino con términos polisémicos y polivalentes como  juego subterráneo,  juego sucio, juego a dos bandas,  cerrojo y cerrojazo, contraataque,  control del centro de la cancha, línea medular, faltas tácticas  y, por descontado,  esas  escenificaciones llamadas por los aficionados piscinazos.

Evidentemente su pupilo predilecto va a ser Gerard Piqué, conocido en esta página virtual como el Hereu  (el Heredero).

La incorporación del Pep a la política catalana, concretamente al bando secesionista, responde sin duda a sus convicciones, pero también cabe pensar que el muchacho ha decidido incorporarse a la dirección técnica del club cuando ha visto que su equipo tenía posibilidades de ganar y aún más de empatar o no perder el partido contra España.

Y, efectivamente, ahora son muchos los que piensan que, tal como han planeado y planteado el enfrentamiento con España los secesionistas, éstos tienen posibilidades de ganar el partido a la larga, quiere decirse, después de varias prórrogas y tandas de penaltis.

El truco está en jugar siempre en casa  o como en casa, aplicar la envolvente catalana, no dejar pensar al enemigo-rival,   imponerle el esquema de juego basado en la intriga permanente y no soltar ni devolver nada de lo conseguido, no a pesar de que haya  sido por procedimientos a todas luces ilícitos y/o ilegales sino precisamente por eso.

Política de hechos consumados y tiempos consumidos.

En su campo y con sus armas, los secesionistas son irreductibles y poco menos que invencibles, sin olvidar que la burocracia creada, dirigida y pagada por la Generalidad, en estos momentos integrada esencialmente por Enseñanza y Sanidad,  actúa y actuará cada vez más como una apisonadora social.

A mi entender, esa es la clave del enfrentamiento a largo plazo.

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