La próxima moción de censura y más allá

A estas horas parece que son muchos los que pretenden convencernos de que  la moción de censura  perdida por Pablo Iglesias ha sido sólo una prueba preparatoria de la que tendrá lugar en fecha próxima, ya nacida para ganar.

Dos cabezas más bien jóvenes destacan cada vez con más fuerza en el convulso y disparatado panorama que va desde nuestras izquierdas retóricamente más radicales hasta la facción secesionista de la burguesía de Cataluña gracias a los puentes tendidos por agentes de ésta disfrazados de activistas sociales antisistema.

Mientras tanto, la derecha tradicional saborea su victoria en la última batalla, pero a buen seguro más que preocupada por los nubarrones que ensombrecen su futuro y sobre todo el futuro de España.

La radicalización de las izquierdas es tanto más grave y alarmante cuanto que, de acuerdo con nuestra historia reciente, supone el fortalecimiento del secesionismo catalán, siempre insolidario y oportunista.

Esa radicalización nos lleva a temer que el socialismo sufra a corto plazo una escisión que acabe con su corriente histórica y dé alas a la corriente retóricamente radical,  siempre proclive a romper el marco legal y, en este caso, también democrático para tejer alianzas contra naturam con fuerzas que propugnan abiertamente la división y, como consecuencia inexorable,  el empobrecimiento de nuestra sociedad.

Estamos, pues, ante un panorama que tanto en su esquema general como en la distribución de las fuerzas en presencia recuerda el que conoció  España en su Segunda República. Años treinta del siglo XX.

Lo repito porque la historia se repite y, al parecer, se repite para mal de todos.

Dada la atávica querencia cainita de varias de nuestras izquierdas, considero que, en estos momentos,  la derecha tradicional hará bien en reforzar su mensaje a los españoles en general para  tratar de obtener su apoyo por razones de interés colectivo o, si se quiere, patrióticas, al margen y muy por encima de las razones meramente ideológicas o partidistas, que  en este caso son, además de insuficientes, negativas.

Habrá que ver cómo sale de esta crisis el socialismo español  y habrá que ver en especial si, por una vez, nuestra derecha está a la altura de las circunstancias.

Personalmente entiendo que antes esa derecha debe hacer una limpieza radical y despiadada  de sus sentinas.

¿Clave? Situarse en el peor de los casos posibles: ¡la destrucción de España!

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