Cataluña: crónica de una conjura anunciada
Cincuenta años i la torna han bastado a los irredentos e irreductibles secesionistas catalanes para urdir su última conjura de una Cataluña independiente dentro y por encima de una España envilecida y desvertebrada.
No es probable que les salga bien la jugada, pero ellos están convencidos de que ni habrá represalias ni soltarán lo conseguido a lo largo de esa conjura que es la historia reciente de esta comunidad humana, ni pueblo ni nación, condenada a la frustración colectiva de un irredentismo insalvable.
Curiosamente, ese irredentismo les ha asegurado una especie de supervivencia basada en la conjura permanente, de acuerdo con la cual sólo está permitido decir lo que se piensa cuando con ello se puede engañar al enemigo.
De hecho, la mentira y la deslealtad constituyen la superación democrática de la violencia, al menos para ellos.