Traición
Los separatistas catalanes no sólo han conseguido montar un simulacro de referéndum de independencia sino que además han sabido vender a la opinión pública algo infinitamente más valioso en términos propagandísticos: presentarse ante el mundo como un pueblo civilizado que reclama la independencia por procedimientos pacíficos y democráticos, frente a un Estado opresor y un gobierno represor.
En realidad, el Gobierno de España nunca ha estado a la altura de las circunstancias y ha dejado que los delincuentes –aquellos que infringen deliberada, persistente y gravemente la Constitución– tomen la iniciativa e impongan su ley a un Estado social y de derecho.
Para colmo, el jefe del Gobierno de España tiende la mano al cabecilla de los sediciosos y le ruega que, por favor, vuelva al buen camino y se avenga a dialogar.
Y, naturalmente, los sediciosos se crecen y gritan a coro: ¡Hemos vencido! ¡Mañana, la independencia!
La traición se ha consumado. Traición doble y ¿definitiva?
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