La hora de la Justicia y más allá
Ha llegado la hora de la Justicia. La Judicatura ha empezado a actuar contra los sediciosos. Es sin duda lo pertinente tras las gravísimas infracciones del orden constitucional perpetradas por los máximos responsables de la Generalidad de Cataluña.
Según la acusación, delitos de rebelión, sedición y malversación de caudales públicos. Eso para empezar, pues imagino que hay bastantes más. Por ejemplo, fraude de ley, usurpación deliberada y reiterada de funciones y atribuciones, manipulación ideológica y activa de la sociedad civil para lanzarla contra el Estado y romper el ordenamiento constitucional y la paz social, pero por encima de todo conspiración y/o conjura contra el Estado Español, pueblo, nación y ciudadanía.
¿No ha habido violencia física? Desde mi ignorancia y desconocimiento de la materia me atrevo a decir que lo mismo que existe el maltrato psicológico existe la violencia psicológica y esa violencia psicológica o un equivalente suyo ha estado presente a lo largo de todo el proceso sedicioso cuyas secuelas seguimos padeciendo.
Creo sinceramente que el Gobierno de España, con Rajoy a la cabeza, ha actuado y está actuando correctamente en el tratamiento que ha dado y está dando a la sedición catalana. Yo había definido a Mariano Rajoy como persona pusilánime y cobarde. En este caso considero que no le corresponden esos insultantes calificativos, pues he de reconocer que hasta ahora ha actuado con inteligencia, tacto y sentido de Estado, algo muy de agradecer cuando está en juego el presente y el futuro de España.
Mea culpa!
Mi deseo ferviente y sincero es que siga en esa línea y ponga fin o, al menos, freno eficaz y duradero a la deslealtad de los sediciosos.
En estos momentos confío sobre todo en esa legión de españoles que ha roto las cadenas invisibles pero reales de la dictadura separatista de Cataluña y ha proclamado su españolidad de manera rotunda y unánime.
¿Fin de ciclo? ¿Nuevo capítulo de la historia de España?
De lo que no cabe duda es de que se ha conjurado el peligro de ruina total. Aprendamos la lección y obremos en consecuencia. Cuarenta y siete millones de españoles nos contemplan.