Jiménez Losantos y los separatistas catalanes
Imagino que a estas horas los separatistas catalanes se estarán riendo de España y los españoles, incluido Jiménez Losantos, a mandíbula batiente.
Han conseguido no sólo esquivar a la justicia española y engañar a la justicia alemana sino incluso hacerse con el favor de ésta y del Gobierno alemán en peso.
Jugada maestra o golpe de suerte, la maniobra hace buenas todas las traiciones de nuestros desleales compatriotas y sitúa a España en una posición de suma debilidad.
Ahora, los españoles, heridos en su amor propio, se muestran dispuestos a enfrentarse a Alemania y los alemanes en bravatas suicidas.
Con reacciones y actitudes como las del honrado e irracional numantino radiofónico, los separatistas sólo tienen que esperar para luego ir recogiendo las nueces que, a buen seguro, les irán cayendo a los pies (Arzallus dixit).
Incomprensible pero real.
Considero que para salir con vida de esta situación los españoles deberíamos tener un patriotismo y/o una inteligencia que, en mi opinión, ni tenemos ni hemos tenido nunca o, en su defecto, ese profundo y oculto (¡secreto!) sentimiento de pertenencia y esa perfidia corrosiva y más vengativa que memoriosa (J.L. Borges), siempre irreductible, que a lo largo de mi vida sólo he apreciado y despreciado en separatistas catalanes y en judíos.
¿Y la voluntad de ser? Para un nietzscheano eso es algo que surge siempre y sólo de filosofar con el martillo.