La derecha española busca líder

Quiero imaginar  que el Partido Popular, en su condición de derecha más derecha de ámbito español, tiene ahora la oportunidad, incluso la obligación. de liberarse de la corrupción sistémica y casi genética que ha venido lastrando su acción política desde los  orígenes o, al menos, desde los  tiempos de Fraga hasta la última hora de Rajoy y, una vez liberado de su pecado original, iniciar un capítulo presidido esencialmente por la defensa de los derechos de los españoles desde una perspectiva conservadora y no por eso menos honrada.

Pienso en una derecha netamente  española con mentalidad europea, no mesetaria;  eficiente, no funcionarial; socialmente abierta, no caciquil.

De acuerdo con esas premisas, para mí quedan descartados los candidatos a ocupar la presidencia del partido que se han mantenido y se mantienen fieles  a su aparato burocrático, pues entiendo que éste fue el que alumbró y mantuvo la corrupción durante décadas por la sencilla razón de que fue también el que más se benefició de ella.

Está escrito en la historia. Y, además, siempre fue así. Cui prodest?

En concreto, para mí quedan descartadas como aspirantes al cargo personas como Dolores de Cospedal y Pablo Casado con sus respectivos equipos de colaboradores, asesores e influencers.

Aunque, dada la actual escasez de figuras que cumplan los requisitos básicos de honradez y visión de Estado, no se puede descartar la aparición de uno o varios tapados en cualquier momento, me inclino a creer que la lucha por el cargo quedará reducida a un duelo entre Soraya de Santamaría y José Manuel García Margallo.

Soraya es pugnaz, inteligente y, sobre todo, española a toda prueba. A mi entender, su experiencia política juega en este caso a favor y en contra de ella, pues en su actividad pública demostró tener cualidades notables y limitaciones no menos notables. Me refiero en concreto a su gestión de la crisis catalana, donde se pudo ver, sobre todo en la etapa final, una Soraya desbordada por la magnitud y la complejidad del problema, y, como consecuencia de ello,  falta de recursos dialécticos.

Así las cosas, creo que  the winner will be  José Manuel García Margallo, que por su edad y características personales podría constituir una especie de solución de compromiso y  punto final a la espera de que surja la persona que permita lanzar  y liderar con suficientes garantías  una  formación política de derechas con esquemas nuevos y caras nuevas pero ante todo con un mensaje basado en la solidaridad y dirigido a todos los españoles.

¿También con nombre nuevo?

Para mí, Margallo tiene talla de hombre de Estado, al menos a escala española, pero simultáneamente  advierto en él una clara proclividad al juego doble de  vena levantina.

Algo así como el equivalente de Miquel Iceta, pero en su caso al servicio de la derecha y, mejor aún, de España.

Inicialmente.

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