Hervás: entre el pasado y el futuro
Leo que la alcaldesa de Hervás ha pedido (¿exigido?) a los miembros de la comunidad musulmana local, empezando por los niños, que adopten los usos y las costumbres de los nativos, incluso en su dieta alimentaria.
Precisamente la historia de Hervás está marcada por la presencia de una comunidad étnico-religiosa que, debatiéndose durante siglos entre la resistencia y la asimilación, terminó extinguiéndose. Mi madre me contó que, cuando ella era joven, «los antiguos aún se acordaban del rabino».
Hoy rabino, sinagoga y comunidad hebrea son elementos de la historia mitologizada de un Hervás acunado por el eterno vientecillo que sopla con pausada intermitencia entre las sierras y las dehesas de la Alta Extremadura.
Aun así, Hervás, como parte de España, puede ver ahora, sin necesidad de padecerlo en primera persona, a dónde puede llegar una comunidad, en un principio minoritaria, que decide no integrarse y no se integra.
Sinceramente, en estos tiempos no parece sensato alimentar separatismos.
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