¿La hora de Pedro Sánchez?

Considero que en estos momentos Pedro Sánchez está en condiciones de alcanzar sus dos grandes objetivos políticos: ser jefe del Gobierno de España y erigirse en el  líder primero, acaso único, de toda nuestra izquierda.

Dos objetivos distintos en teoría, pero unidos e interdependientes en la práctica.

Evidentemente, si il bello Pedro consigue imponer su autoridad en el espacio político que va de Ciudadanos a más allá de Podemos  o, si se prefiere, del catalán Rivera a un Pablo Iglesias en sus horas más bajas, tendrá muchas posibilidades de acceder al  Ejecutivo de la Nación, mientras que si a la postre  consigue formar gobierno, ya sea por acuerdo con partidos de izquierda o derecha, ya sea mediante unas elecciones generales, parece lícito pensar que también tendrá, como por añadidura, el control de nuestra izquierda social e ideológica.

En cualquier caso, delante tiene y previsiblemente seguirá teniendo a la derecha tricéfala con un PP incapaz de recuperarse, un Ciudadanos que no sabe cómo liberarse del estigma de su hecho diferencial (al menos, de ocultarlo) y un VOX que fracasa por radical y, curiosamente, tiene miedo de serlo y parecerlo.

Bueno, eso es lo que yo pienso, al menos como una posibilidad y gracias a la geometría variable que, en mala hora, ha venido a fijar la composición y el funcionamiento de todos nuestros chiringuitos políticos, grandes y pequeños, ciertamente muchísimos, siempre demasiados.

De momento, Pedro Sánchez, convencido (¿consciente?) de que, en términos comparativos,  domina la  situación política de España en su conjunto y en la mayoría de sus parcelas, ha decidido dejar que pase el tiempo, su gran aliado ahora, mientras se  concentra en sojuzgar y humillar a Pablo Iglesias como rival. El ambicioso Sánchez quiere acabar con Iglesias y que su parcela social e ideológica vuelva al PSOE, hogar histórico de todas nuestras izquierdas.

Pienso que Pedro Sánchez, infinitamente más político  de lo que muchos creíamos, esta demostrando que domina como pocos  los secretos de la táctica política, concretamente el manejo de las personas, beneficiando sus flaquezas,  y la administración, sabiamente dosificada, de los tiempos.

De momento tendremos que esperar a ver si  está a la misma altura en la concepción y ejecución de sus objetivos capitales, esos que nos muestran y demuestran la talla de un dirigente político como estratega y hombre de Estado.

Pero ¿qué pretende en realidad este Pedro Sánchez desconocido y sorprendente?

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