De la consigna Black lives matter a la consigna All human lives matter the same

El asalto del Capitolio, sede institucional de la democracia estadounidense, perpetrado el día 6 de enero por individuos de manifiesta  filiación ultraderechista se presta a varias lecturas. Una de ellas permite ver el acto  como manifestación de una libertad democrática mal entendida y mal empleada.

Además, parece ser que  las fuerzas encargadas de velar por la seguridad de las instituciones y, sobre todo, de las personas reunidas en ellas decidieron no intervenir y se limitaron a contemplar los acontecimientos con mal disimulada complacencia.

Por lo tanto, el delito de los asaltantes se ve agravado por la complicidad de los agentes de la autoridad en su condición de servidores de la justicia de un Estado democrático de derecho.

Todo ello es sabido y conocido. Ahora sólo falta tomar las medidas pertinentes para restablecer el orden legal y procurar que esos actos, entendidos como conatos, no vayan a más y se repitan hasta acabar con una democracia tan imperfecta como se quiera, pero, al fin y al cabo, democracia.

En definitiva, lo que importan son las vidas humanas  y en mi opinión todas las vidas humanas importan lo mismo.

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