Enric Juliana y la envolvente catalana
Imagino que Enric Juliana se tiene por politólogo y polímata ilustrado y avisé. Dentro de esa misma línea, yo le tengo, en cambio, por escriba, confidente y recadero con rango de subalterno.
Como practicante contumaz del subterfugio dialéctico que hace algún tiempo bauticé con el sobrenombre de envolvente catalana, el muy púnico, cuando quiere atacar a alguien o algo, no lo hace ni directa ni personalmente, sino que recurre a una tercera persona, siempre de alto status en el ámbito de la cultura, la política o, en una palabra, el poder, que es la que de facto dispara o inocula el veneno a la víctima, conocida a efectos prácticos como el interfecto.
Verbigratia, el Papa Pablo VI (Giovanni Battista Montini) y el Papa Francisco (Jorge Bergoglio).
En la péñola de Juliana, hijo de Juliana, los dos Papas se convierten así en sendos arietes dirigidos al corazón de España.
Este hecho y la circunstancia de que hoy es 12 de octubre, Fiesta de la Hispanidad, me llevan a declarar una vez más que todas las instituciones autonómicas de Cataluña sin excepción son, a mi leal saber y entender, ilegítimas, ilegales, anticonstitucionales y antidemocráticas por prevaricación y fraude de ley de sus representantes en el acto fundacional.
Y, a partir de ahí, todas sus actuaciones hasta la fecha. Palabra de Ramón Ibero.