UPyD: Gorriarán y los disidentes
El filósofo Aristóteles, el mejor en su fin, nos enseñó hace siglos que el ser humano es social por naturaleza.
Ahora, el filósofo Carlos Martínez Gorriarán, valedor de la ortodoxia en UPyD, nos dice, más o menos, que, en las sociedades modernas y concretamente en sus organizaciones políticas, ese mismo ser humano tiende inexorablemente a la conflictividad.
Conflictividad social, conflictividad permanente. Sísifo y Procusto.
El Insomne, aprendiz de filósofo, considera que los dos tienen razón, pero sólo en parte o, si se quiere, con matizaciones.
A su entender, el ser humano antes que social fue gregario: primero fue un animal gregario; después fue un ser racional y social. Y, si es cierto que, ahora, una vez integrado en un grupo, tiende a la conflictividad, también lo es que, como demuestra su misma supervivencia, rara vez rompe la baraja.
La supervivencia es compromiso.
El socialdarwinista Martin Heidegger dejó escrito: «Al ser humano le va el ser en el ser».
Y él lo sabe.
Aquí, el punto de partida y de llegada a tener siempre en cuenta es, a todas luces, que un organismo vivo requiere siempre una determinada tensión interna. Pero esa tensión debe mantenerse en todo momento dentro de ciertos límites para que, de una parte, haya vida y actividad y, de otra, el exceso de tensión no haga saltar por los aires el organismo.
El insomne se atreve a decir que el responsable de organización de un partido político no sólo debe estar atento a que se mantega la ortodoxia sino también, y en la misma medida, tratar de encauzar las fuerzas generadoras de tensiones para que éstas estén sometidas a la tensión adecuada al organismo y de ese modo se mantenga el indirizzo entendido como orientación al fin perseguido.
Sin tensión no hay vida o, si se prefiere, no hay vida sin tesión.
En ese sentido, el Insomne considera que UPyD necesita, antes que pragmáticas y llamadas al orden, una declaración de principios en la que se exponga claramente, en positivo, el objetivo social que se persigue y los medios con los que se pretende alcanzar ese objetivo.
Nos referimos, claro está, a su estructura funcional u operativa.
En principio, ahí, en esa estructura, debe haber sitio para todos, porque, además de tratarse de un partido pequeño falto de brazos y cerebros, a todos sus miembros les va el ser en el proyecto.
Palabra de Heidegger.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿no es cierto que en la era de la globalización el que no se integra no se adapta y que los que ni se integran ni se adaptan no tienen posibilidad de sobrevivir?
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