De la nada al ser, del ser a la nada
Entiendo que, hasta ahora, el alumbramiento del ser a partir de la nada y la extinción del ser a través de la muerte y su vuelta a la nada han delimitado y delimitan el espacio de la única realidad-racionalidad integral que, en forma de existencia, está a nuestro alcance.
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Entonces, la vejez compareció a mis pies, invadió mi cabeza y, después de desmontarla junto con todas o casi todas sus industrias, se instaló en ella. Ahora vivo en un estado de desconcierto próximo al caos, ¿anticipo del caos?
Me gustaría saber cuanto antes cómo y en qué va cristalizar ese estado de desconcierto.
A lo mejor me quedo definitivamente en el estado de desconcierto y, además de vivir en él, descubro, gracias a él, nuevas fuentes de inspiración.
Es posible que la vida en permanente desconcierto tenga también sus alicientes. Ya lo iré contando.
De momento, aquí estoy, observándome y observando las emisiones –ráfagas, destellos, luminiscencias– de mis nuevos visitantes y huéspedes.
¿Sufro? Pues, sí. Yo soy yo con mi cabeza y en mi cabeza. Sin mi cabeza y fuera de mi cabeza no soy yo, y ahora mi cabeza está invadida y ocupada por imágenes reflejo que me atormentan y no me dejan vivir en paz.
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