Operación Montilla
Ciertos indicios —la demora sine die et sine hora en presentar las cuentas de la financiación autonómica y en emitir y dar a conocer el fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, así como el furtivo pero creciente acoso de Zapatero a Montilla y su club-clan— dan derecho a pensar que está en marcha una operación gubernamental-estatal para hacer con los catalanes algo parecido a lo que se ha hecho ya con los vascones.
Según parece, la operación comprende tres objetivos, que podrían ser otras tantas etapas y estampas: Montilla, el PSC y el frente catalanista.
Las acciones para alcanzar el primer objetivo —el derribo fulminante y sin apelación de Montilla— ya están en marcha. Y él lo sabe. Esas acciones responden, en primera instancia, a un movimiento de tenaza y tienen por misión privarle de apoyos en el conjunto de los partidos catalanes, pero, como es natural, sobre todo en el seno del PSC. Nada de franquicias. El PSOE tiene que volver a ser el PSOE.
Se sabe que el hombre designado para sustituirle en la Generalidad y en el PSC-PSOE es Corbacho. Corbacho contará con la compañía y la asistencia de la Chacón en las acciones de más envergadura y siempre que el proyecto lo requiera.
Ahora, lo que hay que hacer es esperar que se lleve a cabo la operación y que Corbacho no sea un nuevo Montilla y que la Chacón no se convierta, por ejemplo, en una Rosa Regàs.
Como queda dicho, el fin último es desmontar el frente catalanista, instaurando en Cataluña una democracia que responda a su realidad sociolingüística, con dos comunidades equiparables en términos demográficos. Algo parecido a lo que se ha ensayado con éxito en le país de los vascones.
Los sueños independentistas quedan ya para esos carreteros de izquierda republicana que somian truites.
Pregunta a los cuatro vientos: agotado el repertorio de faroles y amenazas, ¿qué perfidia endosará Montilla, con su cara de burócrata bolchevique, al siempre sorprendente, nunca soprprendido, Zapatero?
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