¿La última traición a España?

Español:

Cuando veas que un separatista catalán maquina una traición a España, no pienses ni que va a ser la última ni la más grande.

La experiencia nos dice que detrás de un Pujol viene un hijo de Pujol y detrás de un Artur Mas hay muchos más haciendo cola.

¿Quién será el último?

A Mas, el traidor

Mas, tú que naciste para traicionar a mi patria, avergüénzate de haber nacido.

Propongo que se te retire el pasaporte español y se te prive de la nacionalidad española.

Firmado: Ramón Ibero.

Egoísmo

Me pesa el alma,

me pesa el cuerpo,

me pesa el caos

de mi cerebro.

Todo me pesa

si no te tengo.

Entre la teoría de la conspi y la trincotraición

Hablo con un amigo  situado políticamente en la derecha española o un poco más allá. El chico es inteligente, también listo.

Hasta ahora es para mí el primer y único español de estas tierras y estas costas (costas fenicias) que, a juzgar por sus palabras y sus sentimientos, sabe  de qué trata exactamente la película del separatismo catalán y le duele.

La conjura y sus etapas. Táctica y estrategia. Objetivo y hoja de ruta. Agentes y actores, aliados y prosélitos.  Masa ignoamorfa y todo un Ejército de mirones.

Un Ejército al que se paga por no hacer nada y para que no haga nada.

Lo dicho: Ejército de mirones.

Mi amigo me habla del modelo hebreo.

Sí, pero con una diferencia: los hebreos superaron, hace tiempo, el trauma del irredentismo con muchos de sus atavismos. Les queda el estigma-enigma de pueblo  perseguido y pueblo elegido.

El caso es que los judíos ya tienen una patria, su patria. Una patria que, de momento, no es sólo de ellos.

Patria dividida, alma escindida.

Los de aquí se la están inventando (por entregas y en fascículos). Ya se han inventado una historia. Una seudohistoria con derrotas y frustraciones, pero también con su minimitología de sangre y fuego.

Cierto. Además, Cataluña e  Israel tienen y mantienen desde hace tiempo relaciones de Estado a Estado.

Pueblos hermanos o hermanastros. Una conspi hecha de conspis podría unirlos en una joint venture por la supervivencia y algo más.

Aun así, de acuerdo con mi modo de ver, no son dos pueblos.  A un lado hay una comunidad histórica –étnico-cultural-religiosa– y a otro lado una burguesía que, constituida en oligarquía político-financiera, parasita las instituciones públicas de la antigua Sefarad.

En cualquier caso, Israel ya ha reconocido el Estado Catalán, con el que colabora y al que presta asistencia en la creación de un Servicio de Inteligencia  y unas Fuerzas Armadas  a partir de una policía más autónoma que autonómica.

Eso significa, amigo mío, que la colaboración, nacida de una conspiración,  lleva  décadas en funcionamiento. Por supuesto, clandestino, pero cada vez menos.

¿Y el rey, nuestro Rey Felipe VI, qué hace?

Pues, más o menos, lo que hizo y no hizo Fernando VII el Deseado…

Entonces habrá que empezar a montar un Dos de mayo en toda regla.

No habrá un nuevo Dos de mayo, ni en toda regla ni en nada que se le parezca.

La conspi –nos están oyendo y escuchando–  ha triunfado.

¿Definitivamente?

Así parece.

Y, como ha triunfado la conspi, ha triunfado, por derecho propio, la trincotraición implantada e institucionalizada, no ideada, por Jordi Pujol: trincar para la butxaca (bolsa, bolsillo, faltriquera) pero en nombre del país (el nostre) y sus familias (les nostres).

¿Y la independencia de Cataluña y sus colonias?

Esa vendrá con el pack de regalo y será mucho más que una independencia convencional.

Felipe VI el Sobrero lo sabe y calla.

Refranes de mi cacumen 

El que sabe y calla, canalla.

El que sabe y, debiendo no callar, calla, recanalla.

Del ciudadano Albert Rivera al bolchevique Pablo Iglesias

Desde los tiempos de Pasqual Maragall, hacedor del invento, entiendo que todas las terceras vías que han surgido aquende y allende el Ebro son una y la misma, pues todas ellas tienen sello catalán y en todas ellas ese sello termina por aflorar tarde o temprano.

En las últimas veinticuatro horas, Albert Rivera, ciudadano catalán, se ha referido a la España y los españoles de la tercera vía.

¡Ya era hora!

Imagino  que, convencido de que con los vascones de Rosa Díez no hay nada que hacer, ha decidido cruzar el Ebro en solitario y plantarse en los Madriles, capital del mesetario país vecino, entre otras razones por el  inminente desembarco del bolchevique Pablo Iglesias en el  puerto de la Barceloneta.

Cabe pensar que, al menos en principio, nuestro marxista siglo XXI se dirigirá a los pobladores del cinturón rojo de Barcelona, pero, como el tal bolchevique es dirigido y presentado por servidores de la burguesía condal, uno tiene sus dudas de que el hombre se entere de la jugada, léase cambiazo.

Sí, Cataluña es una dictadura burguesa y los dirigentes de su comunidad de lengua española son, desde hace décadas, agentes de esa dictadura y esa burguesía.

No es fácil que el bolchevique Pablo Iglesias lo vea y, menos aún, que actúe en consecuencia.

Gorriarán, lo dicho: la política no está hecha para nosotros, y la catalana, menos que ninguna.

Vae victis!

A estas alturas resulta evidente que los separatistas catalanes llevan décadas maquinando el plan táctico-estratégico que, según ellos, debe llevarlos por la vía de la traición  a la consecución de su objetivo capital: una Cataluña suprasoberana, dentro y fuera pero sobre todo por encima de  una España reducida a la postre a un conglomerado de territorios teóricamente  autónomos y en la práctica  desprovistos de toda estructura de Estado.

Y, mientras tanto, ¿qué hace España y qué hacemos los españoles?

A mi entender, nada o muy poco;  nunca lo suficiente para detener la conjura separatista y acabar de una vez por todas con los conjurados.

De hecho, mientras  los separatistas llevan tiempo trabajando en una conjura centrada,  en última instancia, en la destrucción de España, los españoles seguimos sin tener siquiera un plan para defenderla e impedirlo.

Eso me lleva a pensar que, muy probablemente, el futuro de España será decidido, una vez más,  en el extranjero y por extranjeros y, por lo tanto, que para nosotros tendrá carácter de hecho consumado y, en consecuencia, de  imposición inapelable.

Y aunque los separatistas, fieles a su estrella, sigan pensando que al final conseguirán engañar al mimísimo demonio y salirse con la suya, tal vez no  esté demás pensar en el día después de la gran traición, pues si es verdad  que los tiempos cambian también lo es que determinadas  situaciones históricas tienden a repetirse inexorablemente, aunque sólo sea por la incapacidad del ser humano  para aprender ciertas lecciones del pasado.

Entre esas lecciones aún no aprendidas abundan las que tienen un fin trágico para uno de los bandos, cuando no para los dos con todos sus contendientes, traidores y traicionados, habida cuenta de que, en última instancia, unos y otros son responsables de la traición.

En este caso se trata de  la traición que probablemente decidirá el ser o no ser de España como nación.

Vae victis!

Podemos: del aula a la calle

Entiendo que Podemos, discurso revolucionario, teórico y retórico, nacido en un aula universitaria y ensayado en un laboratorio contiguo, sólo se convertirá en movimiento social capaz de activar/reactivar las capas inferiores de nuestra sociedad si así lo deciden los que están en contra de toda subversión.

¿Y qué tiene realmente de subversivo, en un primer momento, un proyecto teórico y retórico de jóvenes profesores marxistas en este siglo XXI?

A mi entender, el futuro es, una vez más, historia y, una vez más, la historia ya está escrita.

De Catalunya a CATASPANYA

Para mí, Catalunya (por Cataluña) es una suma de traiciones perpetradas en el tiempo y en el espacio.

Parece ser que caminamos inexorablemente hacia CATASPANYA.

Así lo decidieron un día quienes decidían y deciden.

Yo me quedo con Ortega:

«Cuando en el mundo sólo hubiera una solución,

siempre habría dos: esa y salirse del mundo».

España, España.

Felicitación navideña a mis queridos separatistas

Deseo felices fiestas de Navidad y venturoso año 2015 a los separatistas catalanes, en especial a los residentes en Sabadell, en prueba de mi sincero agradecimiento.

Estoy convencido de que, al condenarme a muerte civil y mantenerme en esa situación durante más de treinta años, han contribuido decisivamente, de una parte, a que  haya dedicado  algo así como el ochenta por ciento de mis energías a mi mujer, Margarita, y a nuestros hijos, Ana y Miguel, y, de otra, a que ahora sea menos malo como persona.

Ellos y yo hemos sido y somos beneficiarios de esa medida suya.

Responsabilidad histórica del PSOE

¿Consentirá el PSOE que los separatistas destruyan España y no pactará con el PP?