¿Feminista?
Mi madre fue y sigue siendo el gran tótem sagrado de mi infancia.
Mi mujer ha sido y es mi señora en su santuario.
Mi hija ha sido y sigue siendo la doncella de la casa.
¿Tengo yo, acaso, algo de feminista?
Mi madre fue y sigue siendo el gran tótem sagrado de mi infancia.
Mi mujer ha sido y es mi señora en su santuario.
Mi hija ha sido y sigue siendo la doncella de la casa.
¿Tengo yo, acaso, algo de feminista?
Imagino que la felicidad puede consistir en percibir la belleza en toda su plenitud, o sea, sin límites de tiempo y espacio.
Entiendo que en el caso humano eso supondría liberarse para siempre de la condición de ser para la muerte.
Por belleza entiendo aquello que, al percibirlo, experimentarlo y vivirlo, nos libera, aunque sea sólo por un instante y en una proporción mínima, de nuestra terrenalidad entendida como consciencia de ser para la muerte.
Entiendo que, para el ser humano, la felicidad en sí misma es un estado imposible de alcanzar y que, si conocemos y percibimos parcial y momentáneamente la belleza, es sólo para (aumentar) nuestra infelicidad.
No entiendo muy bien cómo eso puede ser designio de un Dios justo.
Vaya por delante que mis simpatías son, por encima de toda duda, para UPyD. Su españolidad, demostrada una y otra vez, es para mí una garantía de lealtad.
De hecho, en UPyD he visto siempre, incluso ahora, un baluarte español levantado en la orilla izquierda del Nervión durante los años de plomo.
Entiendo que ese baluarte y su lealtad permiten afirmar no sólo que en España es posible un patriotismo de izquierdas sino que, de hecho, ese patriotismo existe. Y, sobre todo, es necesario para su salud como nación equilibrada y moderna.
¿Bunkerizado? Sí, pero más por instinto de supervivencia que por decisión libre.
En cambio, en el ciudadano Rivera he visto hasta ahora un actor hábil, inteligente y, sobre todo, obediente.
Se equivoca poco, lo cual, dadas su edad y su (presunta) falta de experiencia, puede dar que pensar.
Y, puestos a pensar, podemos remitirnos al Think tank que puso en marcha el proyecto político, fichó a su protagonista en el escenario catalán y se cuidó y se cuida de instruirlo y dirigirlo.
C’s nace en Cataluña y, después de pasar por la orilla izquierda del Nervión, prepara la toma de Madrid, algo que, muy probablemente, sus mentores no previeron en el momento del nacimiento.
¿Una Operación Roca corregida y aumentada?
Entre mis prejuicios está pensar que para un catalán, político o no político, una negociación es siempre una transacción y una transacción es siempre un negoci y un negoci sólo es negoci cuando yo salgo ganando.
Eso significa que no me fío del ciudadano Rivera y, menos aún, de sus mentores, siempre ocultos pero nunca anónimos y/o desconocidos.
Me inclino a pensar que algo parecido les ocurre a los vascos de UPyD a juzgar por sus declaraciones; verbigracia, las de los últimos días.
En cualquier caso, la Dama de Elche, protegida por su corte-cohorte de adoradores y orantes vascones, no está dispuesta a dejarse trajinar (de cintura para arriba, se entiende) por un fenicio, aunque se disfrace de charnego de Connellá.
Y eso que, a decir verdad, el muchacho se ha esmerilado (del verbo esmerilarse).
Pero, a una orden del capitán de la tropa, la Dama y su séquito abandonaron la sala y rompieron la negociación transacción.
¿Ha fracasado la segunda Operación Roca, conocida en este espacio virtual como segundo desembarco fenicio en el Manzanares?
Y, mientras tanto,
el árbol de mi ventana me regala un otoño de hojas que amarillean y languidecen
sin dejar su pátina de tristeza en mis ojos y tampoco en mi ánimo.
Un rumor sordo -¿marcha fúnebre?- me recuerda que la mar océana de la muerte está cerca.
Zálata, zálata.
Margarita, te quiero.
Esa es mi penyora.
penyora ingrávida, ajena al tiempo,
von Ewigkeit zu Ewigkeit.
Conocí a una mujer y decidí modelarla como idea con una idea.
Una vez modelada, decidí hacer de ella mi señora:
alma de ángel en cuerpo de mujer,
criatura diáfana.
Tuvimos dos hijos, ella y él,
seres agradecidos e inteligentes.
Quiero pensar que un día los dos también serán criaturas diáfanas,
diáfanas como su madre.
Entiendo, porque así me lo dicta la razón, que, en un Estado de derecho, todas y cada una de las actividades económicas, públicas y privadas, que tienen lugar en el ámbito de su jurisdicción deben estar total y absolutamente bajo el control real y efectivo de ese Estado y, concretamente, bajo el control y la inspección de su Hacienda.
Entiendo, porque así me lo dicta la razón, que, en un Estado de derecho, todas y cada una de las actividades económicas, públicas y privadas, que tienen lugar en el ámbito de su jurisdicción y de hecho no están total y absolutamente bajo la jurisdicción de ese Estado y, concretamente, bajo el control y la inspección de su Hacienda son actividades económicas manifiestamente delictivas.
Entiendo por actividad económica toda actividad en la que se mueve dinero o equivalente entre un sujeto que lo entrega y un sujeto que lo recibe.
Entiendo que un Estado de derecho debe tener los mecanismos de control e inspección pertinentes para que así sea.
Entiendo que, en un Estado de derecho, tanto la falta de mecanismos de control e inspección de las actividades económicas como la inoperancia de los mecanismos de control e inspección de las actividades económicas son situaciones irregulares y, una vez probada su intención dolosa, actos delictivos.
Los fiscales de Cataluña se han plantado ante su superior jerárquico, el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, y han hecho saber urbi et orbi que no están dispuestos a actuar contra Artur Mas, presidente de la Generalidad.
Como no hay causa, causa finita. Errores de procedimiento, eso dicen. Ya veremos.
A mi modo de ver, se trata de un nuevo indicio, de un nuevo frente, pero de la misma enfermedad: la deslealtad irreductible del separatismo catalán, irreductible por la vía de la justicia y la razón. Y, ahora, con todos los atributos de una conjura contra el Estado.
¿Qué hará el Estado español, qué hará el Gobierno de España, qué harán los españoles de España en esta situación?
No lo sé.
Aun así, una cosa me parece cierta: si España perdona la vida a los separatistas catalanes, ellos no se la perdonarán a España.
Entiendo que la actual situación de Cataluña responde a una conjura dirigida por el presidente de la Generalidad y -oh indignidad de indignidades- avalada por sus fiscales.
Conjura y fraude de ley en cadena.
Los separatistas catalanes están conjurados,
quién los desconjurará.
El desconjurador que los desconjure
buen desconjurador será.
Por lo que sé y entiendo, los separatistas catalanes no quieren, stricto sensu, una Cataluña independiente de acuerdo con el modelo tradicional.
Entonces, ¿qué, coño, quieren los separatistas catalanes?
Entiendo que, para contestar debidamente a la pregunta de qué quieren los separatistas catalanes, hay que dilucidar primero qué no quieren los separatistas catalanes.
Qué no quieren los separatistas catalanes:
Tener que financiar con su peculio la creación y el mantenimiento de una administración estatal/nacional propia. Por ese motivo -¡ojo al dato!-, los separatistas catalanes nunca, nunca se plantean el futuro de Cataluña en términos de coste económico.
Eso no sería negoci... Eso sería con toda seguridad una ruina económica, y no sólo económica, agravada por una hipoteca imposible de saldar y varias veces centenaria.
Continuará…