Évole, Ferreras y Cintora, tres subalternos a sueldo

Entiendo que tanto en la Sexta como en la Cuarta de TV se hace separatismo catalanista en lengua española y para españoles.

Évole, Ferreras y Cintora, tres subalternos a sueldo, se cuidan de difundir mensajes cargados de veneno antiespañol.

Naturalmente, aquí el veneno es el condumio; lo demás es, si se quiere, excipiente o engañabobos.

La madre que los parió.

¿Y qué hace la Primera?

Patriotismo español

Me pregunto si existe un patriotismo español y, si existe, dónde están los patriotas españoles.

Quiero pensar que en el pasado existió un patriotismo español y existieron patriotas españoles.

¿Qué fue de ese patriotismo? ¿Qué fue de esos patriotas?

Hablo de un patriotismo supraideológico, leal, apasionado y siempre integrador.

La hora del príncipe

Días pasados, Der Spiegel, acreditado semanario alemán de política internacional, declaraba abiertamente que había llegado la hora del príncipe Felipe. Decía que estaba muy bien preparado y, a diferencia de otros hombres de  su entorno familiar, no se había visto involucrado en ningún escándalo sexual o económico.

Yo también considero que nuestro príncipe debe ocupar cuanto antes el  lugar que le corresponde como heredero y sucesor del rey Juan Carlos, cuya figura ha quedado muy debilitada a los ojos de los españoles en los últimos años.

Es cierto que últimamente Mariano Rajoy, jefe del Gobierno de España, ha declarado que éste está preparado para actuar en cualquier escenario que pueda presentarse, pero, aun así,  personalmente prefiero ver al frente de la jefatura del Estado un rey joven, en plenas facultades mentales, para  tomar las decisiones que muy probablemente tendrá que tomar para atajar el desafío del separatismo catalán, al que con toda seguridad seguirá el desafío vasco poetarra.

Esta semana, Der Spiegel  señala Escocia y Cataluña como focos de conflictos políticos en 2014. Es obligado pensar que tiene razones –quiero decir información– para hacerlo.

Mas: fuera y por encima de la Constitución española

Entiendo que Artur Mas, presidente de la Generalidad de Cataluña, tras situarse fuera y por encima de la Constitución española, pide/exige a Mariano Rajoy,  jefe del  Gobierno de España,  que acepte, en primer lugar, la existencia de lo que él y los suyos definen como realidad nacional catalana y, acto seguido, se someta a las condiciones políticas formuladas/impuestas por esa nueva realidad nacional.

Ahora, con una Cataluña fuera y por encima de España, Artur Mas, presidente de la Generalidad, tiende generosamente la mano a Mariano Rajoy para dialogar de Estado a Estado o, lo que es lo mismo, de igual a igual  pero con ventaja psicológica para el proponente, que es el que de ahora en adelante lleva la iniciativa y pone e impone las condiciones de diálogos, acuerdos y tratos.

¿Salto cualitativo último y definitivo?

Entiendo que el jefe del Gobierno español necesitaría la inteligencia política de un Disraeli y la perspicacia táctico-estratégica de un Aníbal para dar con la respuesta adecuada a la propuesta de su falaz interlocutor y proponente.

En cualquier caso, entiendo que esa respuesta debería ser como un golpe seco y certero, visto y no visto.

Y entiendo que, sin darles tiempo a respirar, todos los sediciosos deberían ir a la cárcel; todos,  empezando por Jordi Pujol i Soley, padre de todas las sediciones que en esta tierra «es fan i es desfan» desde hace cincuenta años «i la torna».

 

¿Aborto? Vida y utopía

Entiendo por utopía  ese momento último y primero, ahora suspendido en el tiempo, en el que todo lo real es racional y, por lo tanto, sólo lo racional es real.

Entiendo que a ese momento se llegará por el ciclo natural de la vida, muerte natural incluida.

Entiendo que el aborto como medida de selección individual e higiene social por eliminación pertenece al ámbito de la ingeniería genética.

Entiendo que la esencia del socialismo –siempre y necesariamente utópico– es la utopía y entiendo que a la utopía se llega por la vida, nunca por esa forma de muerte provocada que es el  aborto.

Entiendo que el aborto pertenece al alma de las ideologías sin alma.

El Estado contra el Estado

Merced a una cadena de fraudes de ley urdida y ejecutada por equipos de juristas a sueldo, la burguesía de Cataluña, siempre desleal y oportunista, se apoderó de los resortes de poder políticos y económicos de esta comunidad autónoma, que, acto seguido, declaró la guerra al Estado de cuya estructura administrativa formaba y sigue formando parte.

Una parte de la estructura del Estado contra el conjunto del Estado.

En la mencionada cadena de fraudes de ley yo veo, además de ese,  los siguientes delitos:

sedición e incitación a la sedición,

deslealtad a la Constitución vigente,

traición a España y los españoles,

prevaricación,

extorsión,

corrupción institucional e institucionalizada con malversación sistemática y continuada de caudales públicos.

Es evidente que el plan, dirigido contra España y los españoles, se está financiando íntegra y totalmente con dinero de España y los españoles.

 

España: separatismos y supervivencia

El gran problema de España en estos momentos es, a todas luces, el separatismo, sobre todo el catalán. Lamentablemente, los catalanes tienen ahora un plan para acabar con España, pero, aún más lamentablemente, los españoles no tienen  un plan para acabar con el separatismo (en realidad, nunca lo han tenido)..

Por eso, principalmente por eso, los separatistas (catalanes) con menos hacen más, mientras que los españoles con más hacen menos.

En cualquier caso  podemos pensar que, a largo plazo, la situación actual va a resultar insostenible y entonces o España termina de una vez por todas con el separatismo o el separatismo termina con España.

¿Compromiso, convivencia?

Por lo que yo sé, el separatista catalán pacta, siempre pacta, pero nunca, nunca cumple lo pactado.

Cataluña: plan separatista

A mi modo de ver y entender, en el plan elaborado por los separatistas catalanes –para mí, una conjura  urdida durante décadas por su burguesía desde una profundísima  e incurable deslealtad– hay que distinguir y tener en cuenta, como mínimo, estos conceptos, que son otros tantos momentos históricos: estado actual y meta, táctica y estrategia.

Avanzo que, en mi opinión, la meta perseguida no es la independencia de  Cataluña en sentido convencional sino algo infinitamente más ambicioso como es una Cataluña soberana e independiente de España, junto con una España sometida a Cataluña y dependiente de ella.

Vuelta a la historia e inversión de la situación actual y sus relaciones de fuerza.

Pregunto: ¿son capaces los españoles de situarse en el peor de los casos posibles y trazar un plan no sólo para hacer frente, ya ahora,  a esa conjura sino incluso y sobre todo para acabar de una vez por todas con el separatismo, sus raíces y sus ramificaciones?

Bilateralidad: Cataluña-España

Por de pronto, los separatistas catalanes han conseguido situar a la Generalidad en un plano de igualdad con el Gobierno de España, con la ventaja para ellos de que siempre o casi siempre llevan la iniciativa y actúan por sorpresa. Lo que hace España es defenderse como puede y sabe, y la verdad es que ni  puede ni sabe mucho, pues, en mi opinión, ni conoce a los separatistas catalanes ni, de momento, está en condiciones de conocerlos.

En cualquier caso, aquí la parte –Cataluña– es más que el todo –España–, por la sencilla razón de que Cataluña forma parte de España pero España no forma parte de Cataluña. En la práctica eso significa que los catalanes pueden ocupar cualquier puesto en la estructura del Estado español, mientras que los españoles tienen vedado el acceso a los niveles superiores de la Administración catalana.

Este planteamiento, creo que ideado  por Maragall y su camarilla, ha sido utilizado primero  por el PSC en sus relaciones con el PSOE, después por CIU en sus relaciones con el gobierno de Aznar y últimamente por la Generalidad en sus negociaciones con el Estado español.

Si esto es realmente triste, más triste es, al menos para mí, comprobar cada día que los españoles siguen sin enterarse de qué va la película.

 

Constitución y derecho a decidir

A mi entender, la Constitución –básicamente toda Constitución– regula el derecho a decidir de personas y colectivos constituidos en partidos políticos.

En la Constitución española de 1978 se establecen las normas que regulan el derecho a decidir de los españoles en asuntos de su interés. Todo lo que hay que hacer es respetar la ley y seguir sus normas.

¿Cambiar la ley? Si, pero primero hay que cumplirla y después, si se quiere cambiar, seguir la norma establecida.

Exigir por procedimientos ademocráticos  que se cambie la ley o, lo que es más grave, la Constitución cuando se ha conculcado deliberada y premeditadamente  desde un principio es, a todas luces, un delito.

Y, a mi modo de ver, en ese delito está incluido el de prevaricación.