Sistema autonómico antiespañol
Yo, Ramón Ibero, español por la madre que me parió, rechazo el actual sistema autonómico por:
Insolidario,
derrochador,
hiperpolitizado,
hiperburocratizado,
seudopoliglotizado,
et cetera.
Yo, Ramón Ibero, español por la madre que me parió, rechazo el actual sistema autonómico por:
Insolidario,
derrochador,
hiperpolitizado,
hiperburocratizado,
seudopoliglotizado,
et cetera.
Zapatero: Vamos a ver, Arturo, ¿tú cuántas embajadas quieres?
Artur: José Luis, la cosa es muy sencilla. Todas las de España más una.
Zapatero: ¿Qué quieres decir con eso de «todas más más una»?
Artur: Pues todas, toditas, todas, desde la de Marruecos hasta la del Vaticano. I a més a més, la de Catalunya en Madrid.
Zapatero: Pero la de Madrid ya la tenéis…
Artur: Sí, sí, pero la pagamos nosotros, y eso no es justo. Eso es una malifeta, un acto de opresión y una humillación a Catalunya. Los catalanes estamos hartos de que Madrid nos trate como una colonia…
Zapatero: ¿Quiere decir tal vez el honorable Presidente de la Generalitat como una colonia de fenicios?
Artur: No fotem cagarel.la. Tenga en cuenta que, si usted es Presidente de España, yo soy Presidente de Catalunya.
Zapatero: ¿Puede repetirlo, por favor?
Artur: Mejor, hágaselo mirar.
Ja ho va a dir en Prenafeta:
De aquesta feta
la deixarem desfeta,
amb cap euro i cap pesseta.
En un periódico de los Madriles leemos que la Generalidad tiene actualmente oficinas de comercio en todo el mundo. Imaginamos que a esas oficinas hay que sumar las embajadas, las delegaciones y las misiones de carácter específicamente político de nuestra querida y nunca comprendida Comunidad Autónoma.
Hace algún tiempo yo cifré en doscientos –sí, doscientos– el número de enclaves o power points de la representación catalana en el extranjero, y un querido amigo dijo lisa y llanamente que era una exageración.
Es posible que lo fuera. O no tanto. Ahora sabemos que Mas está decidido a mantener y mejorar el proyecto. Y también que la Generalidad declaró haber destinado 2.123.930 millones de euros a «delegaciones, oficinas y misiones exteriores» en 2010 y que cada «delegado» tiene un sueldo anual aproximado de 90.000 euros.
Podemos dejar a un lado el nombre de todas esas delegaciones y/o misiones, junto con su número, pues evidentemente lo que los españoles, catalanes incluidos, quieren saber en estos tiempos de crisis es sencillamente:
¿cuánto cuestan las embajadas de Cataluña y con qué dinero se pagan?
A mi modo de ver, el organigrama del Real Madrid responde claramente a un esquema piramidal. En lo alto de esa pirámide está Cristiano y aupado sobre sus hombros Mourinho. Entiendo que Cristiano es un jugador vistoso, no un gran jugador y, en cualquier caso, no un estratega. Para mí, actualmente el mejor jugador del Real Madrid, en términos de rendimiento y eficacia, es Di María.
El equipo del Barcelona responde, en su organización y su juego, a un esquema horizontal, con dos bloques claramente definidos y perfectamente coordinados. El bloque básico comprende la línea medular y la delantera y tiene en Xavi Hernández su cerebro y estratega, mientras que en la zaga Piqué impone su ley como macho Alfa (Alpha Male).
Mal que me pese, el Barcelona es hoy, con mucho, el mejor equipo de España en términos de estética futbolística y eficacia. Evidentemente, me gustaría que el Real Madrid recuperara el juego y el espíritu que, a mi entender, le son propios.
En estos momentos, la gran pregunta podría ser: ¿qué tiene que ver en todo ello Florentino Pérez con su mentalidad de empresario?
Rodríguez Zapatero, Zapaterito, también conocido por el Niño de León, ha declarado mirando al tendido, a toro pasado: «Yo habría votado no [a la prohibición de las corridas de toros en Cataluña]. No, no me ha gustado».
Y yo, que tengo más de ibero que de subalterno, pregunto: ¿dónde tiene la vergüenza torera el actual primer espada del ruedo ibérico?
Considero que, en buena lógica, el espíritu democrático, hecho de exigencia intelectual, imperativo ético y compromiso del individuo con la sociedad, reclama un lenguaje igualmente democrático, merced al cual quien habla o escribe expone lisa y llanamente, a título personal, lo que piensa.
En Europa, el espíritu democrático con sus atributos, lenguaje incluido, fue tomando cuerpo a lo largo de su historia, bajo el doble impulso del individuo y la sociedad, desde la intelectualidad laica surgida a caballo de la baja Edad Media y el Renacimiento hasta los regímenes democráticos de los siglos XIX y XX, con el Estado del bienestar (Welfare State) como referente último y más logrado.
Hitos suyos fueron la Reforma, la Ilustración, la Revolución francesa, las revoluciones burguesas y la Revolución industrial.
Gracias a esa historia, sus hitos y sus nombres, hoy sabemos que los regímenes democráticos, en cuanto formas de convivencia socio-política basadas en la racionalidad, son obra de un ser humano intelectualmente adulto. Y viceversa.
Ese ser humano intelectualmente adulto es el ciudadano. Y como el ciudadano es el que vota y es votado, el que habla y es hablado, parece lícito y necesario verlo como sujeto agente y paciente tanto de las formas de convivencia social democráticas como del lenguaje democrático.
Lamentablemente, a España, alejada de las grandes corrientes intelectuales, sociales y políticas de la Europa de las naciones en sus siglos más decisivos, todavía hoy, en pleno siglo XXI, se le sigue resistiendo tanto el espíritu democrático como el lenguaje democrático.
Y, así, una democracia precaria en muchos aspectos y muchas parcelas de su soberanía se conjuga con un lenguaje político abiertamente deudor, no sólo en su retórica sino también y sobre todo en sus esquemas conceptuales y sus modelos lingüísticos, de púlpitos y cuarteles.
¿Aprenderán algún día nuestros ciudadanos que, en democracia, lo que uno dice es sólo una opinión?
Bueno, esa es al menos mi opinión.
Días pasados, José Montilla y Artur Mas, dirigidos (aconductats) respectivamente por Pasqual Maragall y Jordi Pujol, escenificaron el relevo al frente de la Generalidad, sus poderes y sus haberes.
El saliente y silente Montilla, oportunamente instruido (assabentat) por su amo y señor, celebró su derrota, traición incluida, y, parapetado tras una sonrisa de hielo, cedió los atributos del cargo a un tal Artur Mas, lacayo de Pujol ben Gurión y ahora presidente número 129 de Cataluña/Catalunya, nación Estado virtual alojada en el costado derecho de España o, si se prefiere, situada al costat de ella.
Ceremonia burguesa para burgueses, a la vez miembros atávicos y vitalicios de la clase dominante de este país o naciúncula y representantes del Partido Único de Cataluña. Cuórum de funcionarios y claca de okupas. Todos a sueldo. El Estado opresor paga.
¿Que dónde estaban las cabezas pensantes y dolientes de la charnegada?
Imagino que en un polideportivo del bajo Llobregat, hinterland y gueto de los otros catalanes, aquellos que siguen hablando y blasfemando en español y, por eso mismo, no tienen derecho a participar en los fastos del catalanismo institucional, rabiosamente burgués, ni a sentarse a le mesa de los señores.
¿Y qué hacían allí las cabezas pensantes y dolientes de la charnegada?
Pues, a buen seguro, maldecir a los Maragalls, los Montillas, los Icetas, los Salas, los Zaragozas i tutti quanti…
Cabe pensar que esas cabezas no están dispuestas a soportar por más tiempo el oprobio y el engaño de que han sido víctimas y se niegan a seguir siendo cómplices de quienes, después de traicionarlos, han estado comerciando con sus voces y sus votos durante décadas.
No habrá proceso por fraude ni devolución de lo usurpado.
Está claro que el catalanismo institucionalizado va a continuar su sinuosa y prometedora derrota hacia la independencia, sin abandonar en ningún momento la política de la puta i la Ramoneta, garantía de impunidad en caso de fiasco, pero hay que hacer constar que, a estas alturas de la película, aquí, como en Vascongadas, todos se conocen y cada uno sabe quién es quien.
Es verdad asimismo que, al menos en cierto modo, la burguesía todavía controla la situación y mueve los hilos, pero ahora, descubierto el fraude, los ciudadanos tienen la primera y la última palabra.
Cuarenta millones de españoles los contemplan.
¿Acaso no es esto una especie de democracia?
Deseo de todo corazón felices Navidades y próspero año 2011 a todos los españoles, incluidos los que no se sienten españoles y de manera especial los que me mantienen en condiciones de muerte civil desde hace más de veinticinco años precisamente por ser español.
A los Reyes Magos les pido con candor y fe de niño un Gobierno español presidido por Patxi López, con Guillermo Fernández Vara como presidente del Parlamento y Antonio Basagoiti como jefe de la leal oposición.
Y a modo de recambio, por si hubiera ocasión o fuere menester, pido a Sus Majestades un pack formado por Rosa Díez (Gobierno), Luisa Fernández Rudi (Parlamento, no cotorródromo) y Esperanza Aguirre (oposición), pues la moza tiene palique y le va la sisa.
Bilingüismo. Según el diccionario de la RAE, bilingüismo es: «Uso habitual de dos lenguas en una misma región o por una misma persona».
Diglosia. Según el diccionario de la RAE, diglosia es: «Bilingüismo, en especial cuando una de las lenguas goza de prestigio o privilegios sociales o políticos superiores».
Dos observaciones y una pregunta:
Primera observación. Las dos definiciones de la RAE me parecen abiertamente defectuosas, pero, aun así, considero que resultan suficientemente operativas. Imagino que un día u otro presentaré aquí mi propuesta de definición de estos dos conceptos. En definitiva, me tengo por bilingüe o algo parecido.
Segunda observación. A mi modo de ver, en Cataluña/Catalunya se dan actualmente varias formas de bilinguïsmo y diglosia. Bilingüismo social espontáneo y diglosia sociocultural promovida/impuesta por las instituciones autonómicas con carácter de genocidio cultural.
Pregunta:
¿Es faltar a la verdad y por lo tanto acto delictivo afirmar que las autoridades autonómicas de Cataluña/Catalunya están embarcadas en un proyecto político que comporta un genocidio cultural encubierto pero inexorable para más de la mitad de sus ciudadanos?
De manera más o menos encubierta –o sea, siguiendo la línea de la política de la puta i la Ramoneta–, la Generalidad practica la desobediencia institucional y, al mismo tiempo, predica y apoya la desobediencia civil.
6 de diciembre de 2010, día de la Constitución.
Los españoles de la Meseta –desde las Hurdes y las Batuecas hasta la diócesis de Barbastro, desde Santander hasta Marbella– están cada vez más preocupados por los trajines de los separatistas catalanes, pero siguen sin saber ni entender que estamos ante una conjura en toda regla; una conjura para crear una Cataluña soberana y una España colonizada y sometida a ella.
Y como los españoles de la Meseta, incluido el Gobierno, continúan sin saber ni entender que estamos ante una conjura para acabar con España, los separatistas catalanes siguen adelante y van ganando terreno sin disparar un solo tiro ni provocar una reacción capaz de abortar su plan.
En estos momentos su gran objetivo consiste en ir copando progresivamente todos los resortes de poder, decisión y representación para, llegado el momento, atenazar al Estado español con todas sus instituciones, desde el Banco de España y el Ministerio de Economía hasta el Ejército con sus mandos superiores.
De acuerdo con la hoja de ruta de la Generalidad y sus ideólogos, el paso siguiente consistirá en plantear un conflicto de legitimidades entre España como Estado y Cataluña como nación.
Naturalmente, eso será cuando ellos decidan.