Constitución: 1978-2008

Pájaro bobo considera que para los españoles sin problemas de identidad la Constitución significó inicialmente, y sigue significando  treinta años después,  un punto de llegada. Por fin se podía vivir en paz y en libertad. Esa era la idea fundamental: la democracia como marco de convivencia. Pero…

En cambio, para los separatistas, españoles con problemas de identidad, la Constitución significó inicialmente, y sigue significando treinta años después, un punto de partida. Por fin se podía  trabajar e intrigar para destruir  España  y su unidad utilizando los medios, lícitos e ilícitos, que la Constitución ponía en sus manos. Así surgió en Vascongadas la dictadura del terror, implantada por  los trabucaires etarras,  y en Cataluña la dictadura del partido único (Partido Unificado de Cataluña), impuesta por  los representantes de la burguesía. Y ahí estamos.

Treinta años después, la pugna entre españoles sin problemas de identidad y españoles con problemas de identidad continúa. El resultado es inicierto, tanto más cuanto que muchos españoles sin problemas de identidad siguen jugando cada día su partida de tute como si nada ocurriera alredor de ellos.

Rosa en el Ateneo

Llegó, habló, se fue.

Y, cuando Pájaro bobo se asomó al  ojo de buey  de su búnker de pladur,  a tres tiros de piedra de  la Barceloneta y el mar de la Sargantana, no quedaba nadie en la plaza del Ateneo. Y, en el aire, ni huella de pasmo o  zozobra. Como en las Vascongadas, con sus jugadores de cartas. ¡Quién supiera jugar al tute y darle a la baraja!

Peix al cove!

Pájaro bobo soñó que, en su visita a la Tarraconense, vora a la ciénaga de la Sargantana, antes piélago, siempre mar,  Rosa se negó a recibir a una delegación de ciudadanos no nacionalistas. ¿Quién puede confiar en alguien que pretende identificarse como el  que no es? Cancamurrias ónticas y bíblicas aparte, yo soy el que soy.

Peix al cove!

Mientras unos trajinan y se afanan en destruir España, otros, vacías las cuencas de los ojos, miran sin ver, sin sentir, sin apercibirse de que perciben.  La partida continúa, pero, como escribió el vasco Unamuno, «quede para los muertos el deber de enterrar a sus muertos».

Peix al cove!

Seguimos a orillas del mar de la Sargantana. Rosa se niega a recibir a una delegación de ciudadanos. Al igual que Pájaro bobo, la vasca de la basca vasco-ibera no se fía de ciudadanos como Francesc de Carreras, Albert Rivera y José Domingo. Y mucho menos después de las experiencias de un Josep Piqué y cuarenta prosélitos amontillados. La omertà tiene sus leyes secretas. Rosa no las conoce, pero ahí  está Maragall, traicionado por aquellos a los que enseñó a traicionar. ¿Es esa la gloria suprema del traidor?

Peix al cove!

Han matado a un hombre, no han roto el paisanaje

Han matado a un hombre, no han roto el paisanaje.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuántos hombres hay que matar para romper el paisanaje?

A Pájaro bobo la muerte del empresario vasco Ignacio Uría le ha sobrecogido tanto o más por sus circunstancias inmediatas  que por el hecho/acto en sí mismo. Él sabe que en África hay niños que, a fuerza de sufrir, han perdido la capacidad de llorar y que, por eso, cuando sufren una pérdida grave o muy grave, no lloran. Su rostro refleja simplemente desconcierto, confusión, no tristeza, mucho menos angustia.  Como ciertos animales, no todos, cuando se encuentran ante la muerte de un ser querido, sí, un ser querido.

Los compañeros de Ignacio Uría, enterados del asesinato de éste, no renunciaron a su partida de tute; simplemente cubrieron la vacante. Humano, humanísimo, nunca demasiado humano. Eso es lo que son, eso es, pues, lo que somos.

La partida continúa (puntos suspensivos)

Vacío legal

De acuerdo con lo que hemos podido leer últimamente en varios diarios nacionales, el Tribunal Supremo se declara no competente para investigar los crímenes del franquismo. Si a eso añadimos que la Audiencia Nacional ha declarado asimismo que el juez Garzón no tiene competencia para abrir fosas comunes cavadas en tiempos de la guerra civil, nos encontramos ante un vacío legal que, en opinión de Pájaro bobo, reclama perentoriamente una solución o, al menos, una declaración oficial sobre los muertos y desaparecidos sin asistencia jurídica durante los años de dicha guerra y su posguerra.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cabe un vacío legal de esa naturaleza y esas proporciones en un Estado de derecho?

Catalanización a toda máquina

Parece ser que, de acuerdo con la programación fijada por los futurólogos del catalanismo, en treinta años se habrán alcanzado básicamente los tres objetivos fundamentales:

1) Inpedendencia unilateral de Cataluña
2) Unificación de los Países Catalanes
3) Ocupación y colonización de la España residual

1) Cataluña será plenamente independiente con respecto a España, pero no España con respecto a Cataluña. El acceso directo a esa situación  se iniciará con la aprobación del llamado Estatuto de Cataluña, que otorgará  a esta Comunidad Autónoma  una clara  primacía política y jurídica con respecto a España y, simultáneamente, dará lugar a   la desintegración y colonización de ésta.

2) La unificación de los Países Catalanes —Cataluña, Valencia y Baleares— es una medida básica para acabar con la hegemonía de lo que ellos llaman Castilla e imponer una nueva mayoría, habida cuenta que esa unificación irá acompañada, en el bando opuesto, por la desmembración de lo que quede de España para entonces, con la independencia de Vascongadas y Galicia, así como con la más que probable presencia árabe en el Al-Andalús.

3) La ocupación y colonización de España por parte de los separatistas catalanes se iniciaron hace tiempo. Concretamente cuando, en el tardofranquismo, los separatistas empezaron a colocar agentes suyos en instancias y resortes de poder, desde la banca hasta los medios de comunicación, pasando por ministerios y empresas públicas y privadas. Esta medida tiene su complemento lógico en el bloqueo de la Administración pública catalana y su estructura política y económica a todo ciudadano español, cualquiera que sea su origen o ideología, practicado e impuesto simultáneamente de manera sistemática.

No debemos olvidar que en estos momentos tenemos al frente de los Ejércitos a una separatista declarada, lo que nos obliga a hablar de un Ministerio de Indefensa.

Así las cosas, cuando está punto de darse a conocer el fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, Montserrat Tura, consejera de Interior, ha empezado a practicar en su demarcación la catalanización automática de los nombres propios españoles, evidentemente sin consentimiento de los efectados.
No es difícil prever que, por ese procedimiento, en menos de un año toda la charnegada va a chamullar català como el Injusto Molinero y el bolchevique Montilla.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es cierto que ya está firmada, o a punto de firmarse, la sentencia de muerte de España?

Guantánamos y guantanameros

Dos preguntas ingenuas e intempestivas:

¿Cuántos Guantánamos y cuántos guantanameros hay en el mundo?
¿Durante cuánto tiempo habrá en el mundo Guantánamos y guantanameros?

Ley de la memoria histórica

Pájaro bobo considera que, al elaborar la Ley de la memoria histórica, el Gobierno debería haber encargado al Tribunal Supremo el estudio, la  organización y la  resolución ordenada y metódica  de aquellos aspectos de dicha ley que eran y son de su competencia. De este modo, la ley habría tenido desde un principio una norma teórica y  práctica  y se habrían evitado espectáculos como el del juez Garzón abriendo fosas comunes a su antojo aquí y allá, debidos, todos ellos,  a un manifiesto e inconcebible vacío legal.

Pájaro bobo ya lo denunció hace tiempo en esta página.

Ahora, parece ser que la Audiencia Nacional ha desautorizado al juez Garzón y le ha negado  competencia para abrir fosas comunes.

Tres preguntas ingenuas e intempestivas
1) ¿Tiene autoridad la Audiencia Nacional para desautorizar al juez Garzón?
2) ¿Está sometida o no está sometida la Audiencia Nacional al Tribunal Supremo?
3) ¿Quién es aquí la autoridad suprema y de quién debe partir tanto la autorización como la desautorización?

Al Tribunal Constitucional: ¿Estatuto de Cataluña o Constitució de Catalunya?

En opinión de Pájaro bobo, el llamado Estatuto de Cataluña debe contener en su texto introductorio o de presentación dos conceptos capitales que son otros tantos requisitos imprescindibles para que el documento estatutario sea legítimo y constitucional. Además, dichos conceptos, con valor de declaración de principios, deberán estar formulados en términos explícitos, unívocos y afirmativos.

Primer concepto. Este documento, en cuanto Estatuto de Cataluña, constituida en Comunidad Autónoma del Estado español,  está supeditado en todo momento, tanto  en su conjunto como  en cada una de sus partes y en cada una de sus disposiciones, a la Constitución actualmente vigente en el Estado español, del que Cataluña forma parte indisoluble y del que este Estatuto ha recibido y recibe su legitimidad y su legalidad.

Segundo concepto. Este documento, en cuanto Estatuto de Cataluña, reconoce que la sociedad catalana está formada por dos comunidades sociolingüísticas: una comunidad de lengua española, ligeramente mayoritaria, y una comunidad catalana, ligeramente minoritaria. De acuerdo con el presente Estatuto, las instituciones de esta Comunidad Autónoma y sus representantes se comprometen a respetar y hacer respetar debidamente los derechos constitucionales de todos y cada uno de los miembros de una y otra comunidad en condiciones de igualdad, sin perjuicio para  nadie ni  beneficio ilícito para nadie.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se atreverá el Tribunal Constitucional a aprobar un texto estatutario que no contenga esos dos conceptos, expuestos en términos explícitos, unívocos y afirmativos?

Intervencionismo, proteccionismo, libre mercado

Zapatero se esmerila. Ahora ya sabe que «estamos en la antesala de la que puede ser la primera recesión (crisis) global desde la segunda Guerra Mundial». Pero le cuesta admitir ciertas cosas, bien porque no sabe, bien porque no está acostumbrado a decir abiertamente lo que piensa. A él lo que le va y le tira es el juego sucio, la criptopolítica, la criptoeconomía y, por descontado, las criptonegociaciones. En otras palabras, el trapicheo, el menudeo, el mangoneo. Para Pájaro bobo, el modus operandi de Zapatero es una provocación constante.

Pero, aunque se esmerila, Zapatero no se ha enterado todavía —y muy probablemente no se enterará en lo que queda de siglo— de que la cumbre económica de los G-20 auspiciada por el estadounidense Bush fue una medida intervencionista, la mayor medida intervencionista-proteccionista de los últimos tiempos; por ejemplo, desde el plan Marshall. ¿El plan Marshall? Sí, el plan Marshall.

Pero, como a pesar de todo, nuestro jefe de Gobierno se esmerila, ahora prepara un plan de inversiones por importe de 11.000 millones de euros. Con ellos quiere crear 300.000 empleos. Se dice que el grueso de ese importe irá a morir a los ayuntamientos a través del ministerio de las Administraciones Públicas. Por lo tanto, eso no es ni intervencionismo ni proteccionismo.

Pájaro bobo considera que una de las primeras obligaciones de todo gobierno es atender a los que no tienen lo necesario para vivir y sobrevivir. Pero el Estado no es una institución benéfica sino una empresa que se rige y debe regirse por criterios económicos. En su opinión, el dinero debe entregarse prioritariamente a los sectores que lo hacen producir generando riqueza. En esencia, la tarea del gobierno consiste  en distribuir sabiamente  la riqueza generada.

A un lado tenemos el capitalismo salvaje,  a otro lado el paro subvencionado. Y si el capitalismo salvaje genera explotación y tensa las relaciones sociales, el paro subvencionado, además de ser un arma demagógica al servicio de  políticos como Zapatero, prima el parasitismo y castiga el esfuerzo. Ayudar, sí, pero exigiendo. Eso es, al menos, lo que Pájaro bobo ha hecho siempre en el ámbito de su economía.  Fórmula: check and balance!

En situaciones de crisis, las primeras ayudas deben ir necesariamente a quienes más necesidad tienen. Pero, una vez cubiertas esas necesidades, hay que elaborar proyectos destinados a sanear y equilibrar los diferentes sectores de la economía productiva, no un plan de beneficencia al estilo de las medidas intervencionistas-proteccionistas de Zapatero. Con eso se compran votos, no se solucionan los problemas económicos de una nación, problemas que son siempre, primera y esencialmente, de producción; después, en segundo lugar, de distribución.

Pájaro bobo tiene la impresión de que con sus medidas Zapatero compra votos, no soluciona ni intenta solucionar los problemas económicos de España.

Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Por qué Zapatero habla de libre mercado si practica el intervencionismo y el proteccionismo?
¿No sabe lo que hace o no sabe lo que dice?

El Idióticon de Pájaro bobo
Se esmerila.
Del verbo esmerilarse. Participio,  esmerilado. Esmerarse con sus sinónimos y afines.

El Estado de las Autonomías ante la crisis económica

La crisis económica que se nos está echando encima será la prueba de fuego para nuestro irracional y, por irracional, fraudulento Estado de las Autonomías. Diecisiete territorios con diecisiete gobiernos (¿en mayúscula?), diecisiete gobiernos con diecisiete parlamentos, diecisiete gobiernos y diecisiete parlamentos  con diecisiete presupuestos. ¿Se puede pedir más?

¿Cuántos funcionarios suman las diecisiete autonomías? ¿Cuál es el presupuesto de todas y cada una de ellas? ¿Cómo controla el Estado el gasto de las Comunidades Autónomas, sus hijitas putativas? ¿Autoriza el Estado las acciones de la Generalidad y otros gobiernos autonómicos en el extranjero?  Si las autoriza, gasto incluido, ¿por qué las autoriza? Si no las autoriza, ¿cómo es es que las permite? ¿No son esas acciones ilegales e inconstitucionales?  Y, vistas como otros tantos hechos consumados, ¿no son el Gobierno de España y esos gobiernos autonómicos responsables de un delito continuado y/o repetido de malversación de fondos y de otro de transgresión continuada y/o repetida de la Constitución vigente?

Podemos pensar que la crisis económica que se nos avecina pondrá de manifiesto la irracionalidad del Estado de las Autonomías y sus vicios en términos de funcionalidad y operatividad. Ese podría y debería ser el momento para poner orden en el mapa geográfico, político y administrativo  de nuestra nación. Y, también, para romper la baraja. Tanto para los que quieren dar el salto definitivo al vacío como para los que piensan, y pensamos, que esto ni puede ni debe seguir así por más tiempo.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es lícito que, dada la crisis económica, política e institucional que hemos empezado a padecer, España mantenga la actual estructura político-administrativa?