Arguiñano, cocinero y chistolari

De Arguiñano, Charly para su amigo José Mari, a Pájaro bobo le cautiva en especial una sinceridad hecha, a  ojos vista, de espontaneidad y transparencia. Cuando habla, Arguiñano no tiene ni retranca ni cattività. Él es lo que dice porque dice lo que piensa, casi siempre  sin pensárselo dos veces. El otro día, sin ir más lejos en el tiempo, se puso a cantar el «Himno de la fiel Infantería»,  el mismo que Pájaro bobo enseñó a su hijo Miguel cuando éste, con cuatro años, le pedía que le enseñara cantos de guerreros españoles.

Como a Pájaro bobo, agraciado por la naturaleza con una extraña patología, no le gusta ni comer ni hablar de comida, escucha las arias del cocinero vasco y espera sus chistes. Aunque en general éstos son bastante malillos, disfruta lo suyo con ellos, pues tienen el encanto impagable de un chistolari que, ajeno a regímenes políticos, habla de España como si estuviéramos en los años cincuenta o sesenta del siglo XX o en los años veinte del siglo XXI. Para él, España es España, y punto.

En el tiempo  que lleva oyendo y escuchando a Arguiñano, Pájaro bobo no recuerda haberle oído un solo comentario malicioso. Lo suyo es la buena mesa y la buena sobremesa. Arguiñano es cocinero y chistolari.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede tener enemigos Charly?

Edurne Uriarte: prosa dura

A Pájaro bobo, lector matutino del quotidien ABC, la prosa de Edurne Uriarte, sobre todo la de su última etapa/estampa, le resulta dura, excesivamente dura para su ojo y su oído. Como lector vitalicio por cuenta ajena, en las colaboraciones de la su(b)sodicha él echa en falta matizaciones asentadas en una concepción democrática de la cultura: lo que alguien sabe o cree saber, dicho y explicado como opinión personal, limitada y falible. Somos criaturas/hechura de la contingencia.  En aras de cierta precisión: estamos, no somos. Metafísicas aparte.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cómo anda la señora Edurne Uriarte de oído musical?

Lluís Suñé, Joan Puig y José Montilla: de la política de la puta i la Ramoneta al doble salto con pértiga

He aquí un ejemplo real y, como tal, irrefutable de lo que es y debe ser la variante de la Realpolitik bautizada por Pájaro bobo con el nombre de política de la puta i la Ramoneta y con él registrada y descrita en su Idióticon. Un tal Lluís Suné, separatista del Camp de Tarragona con carné, propone ayudar a los niños extremeños más desvalidos devolviéndoles mil euros de los muchos millones que  han usurpado a los extremeños que penan en Cataluña y trabajan para la Generalidad en calidad de agencia tributaria y recaudadora. Pero, enseguida, alguien de su misma subespecie llamado Joan Puig le corrige y llama «malnacidos» a los padres y abuelos de esos niños. Como tenemos derecho a suponer que el supradicho Joan Puig habla y escribe en catalán, tenemos igualmente derecho a pensar que, en vez de «malnacidos», curiosamente palabra biensonante, habrá gritado «malparits!», que ad sensum puede y debe traducirse por «¡hijos de puta!», pues eso es lo que dice el diccionario de los «benparits» o, en este caso, «hijos de buena madre». Un halago humillante y un insulto con mala baba, ambos con la marca de la Casa Gran y el sello del Sanedrín: en definitiva, política de la puta i la Ramoneta. Lluís Martínez Sistach, cardenal, ora pro vobis, peccatoribus.

Acosado, de una parte, por los miembros y submiembros del Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña, que consideran llegado el momento de agradecerle las deslealtades y perfidias prestadas, y seguido y perseguido, de otra parte, por Zapatero, especialista en traicionar a traidores con la fórmula universal de promesas a fondo perdido o sine die, Montilla está ensayando ahora una táctica tan audaz que podría hacer temblar de miedo o envidia al mismísimo Aníbal, cartaginés de estirpe fenicia. Montilla ha construido una pértiga omnivalente y omniuso con la que pretende saltar por encima de todos los catalanistas-separatistas del Sanedrín y, antes o después, burlar a su antiguo amo y señor, el supradicho Zapatero.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá el bolchevique Montilla burlar con su pértiga al Sanedrín catalán y al tándem Zapatero-Rubalcaba? Se admiten apuestas.

El idióticon de Pájaro bobo

Este escribiente, que lo es de por vida,  prepara un vocabulario o repertoire de palabras y expresiones inventadas o adoptadas por él  de acuerdo con un criterio personal y, en la mayoría de casos, exclusivo. Las entradas aparecerán por orden analfabético, el mismo en el que hayan sido alumbradas o proahijadas, usurpadas o insurpadas. En el vocabulario o idioticon (Idioticum Raphi Cucullati) figurarán, pues, desde términos como superino, puticlista y extracán (por extracane) hasta expresiones idióticas como política de la puta i la Ramoneta, Rovell de l’ou, Pujol ben Gurión, hermandad del tuberculoso pobre, gremio de los menesterosos, charneguete amontillado, programas radiofónicos y/o televisivos de carpantas y fieras corrupias, subalterno del tipo pancha contenta, así como otras muchas de fausta o infausta evocación.

El idióticon de Pájaro bobo se nutrirá con aportes del español, el catalán, el alemán, el inglés y otras lenguas del entorno cultural de su autor y editor. Como proyecto abierto,  irá incorporando elementos del caudal léxico que afloren al hilo de la actualidad nacional e internacional  y, dentro  de esta línea, aceptará y agradecerá  las sugerencias y propuestas de sus lectores, en el bien entendido de que la incorporación de nuevos términos al idióticon responderá siempre a la decisión exclusiva de su autor/editor vitalicio, Pájaro bobo. Salvo excepciones, en él están prohibidas la blasfemia  y la palabra soez, así como los insultos ad hominem et ad mulierem, a no ser que estén justificados o hayan sido proferidos en defensa de la unidad de España.

Este idióticon irá  acompañado de un apéndice/índice raisonné con una sucinta explicación etimológico-epistemológico-histórico-semántico-gramatical de las entradas que, a criterio de su autor/editor, la requieran.

En Sabadell (España), a cinco de Agosto de 2008, año del Idióticon de Pájaro bobo.

Solbes y el peor de los casos posibles

Hay un método de análisis de origen anglosajón que consiste en fijar como marco general  y punto de partida o terminus a quo el peor de los casos posibles (the worst case scenario). A partir de ahí se van colocando, en orden decreciente, los demás casos previsibles y previstos, dables y datables,  hasta llegar al estado o la situación actual.

Fijar y prever el peor de los casos posibles nos permite fijar, ver y prever todos los casos que pueden darse, los cuales, lógicamente, estarán comprendidos entre ese límite primero y el momento presente.

En muchos campos del conocimiento y la actividad del ser humano es práctica común fijar un marco, lo más amplio posible, de acuerdo con esa norma,  que responde a un razonamiento deductivo (de lo general a lo particular), y luego proceder en sentido inverso, de acuerdo con un modus operandi inductivo, siempre eligiendo las actuaciones más concretas, más reducidas y menos agresivas. Esquema: visión, lo más amplia posible; intervención, lo menos lesiva posible.

Eso es lo que se hace tradicionalmente en medicina y lo que se ha venido haciendo en economía durante siglos,  hasta que llegaron Zapatero, analfabeto tramposo y cínico, y Solbes, sumiso e insolvente.

Pájaro bobo, responsable de la pecunia de su familia, se tiene por economista, palabra que, según sus conocimientos, significa etimológicamente «ley o administración de la casa». A principios de cada mes natural, él divide el presupuesto hogareño en tres partes: dos tercios van a  la casa y la familia, y un tercio a  ahorro. El diez por ciento restante lo destina a sisas, ayuda a tuberculosos pobres, lotería y otros pecados de poca monta. A él le gustaría cumplir el principio marxista que aprendió de los maristas: que cada uno aporte de acuerdo con sus posibilidades y reciba de acuerdo con sus necesidades, pero, como eso no parece ni posible ni viable,  procura que cada uno de sus pupilos reciba por igual, al menos, una parte de su parte, de modo que nadie se quede sin su parte. Pupilos y pupilas, empezando por su señora, la señora Margarita, dicen que Pájaro bobo  es un buen economista, y, a decir verdad, a él siempre le salen las cuentas. Además, cuando se equivoca siempre procura equivocarse a favor de sus pupilos, pues sigue una curiosa variante de la norma basada en el  peor de los casos posibles que predica y practica: en economía, calcular siempre a favor del que lo ha de menester.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cómo es posible que todo un ministro de Economía se niegue a ver la realidad que tiene delante de los ojos para dar crédito a las palabras de un embaucador ignorante, cínico y amoral?

Fomento del Trabajo: cálculos y escamoteos

Según el ABC nuestro de cada día, el catalán Joan Rosell, presidente de la patronal Fomento del Trabajo, ha hablado de la «necesidad de adelgazar el Estado de algunas autonomías que sufren obesidad burocrática, como Extremadura». Además ha realizado un estudio que indica que Cataluña es la comunidad con el menor índice de funcionarios del Estado en función de su población.

A Pájaro bobo, siempre tan alejado de los hechos y los números  contados y cantados por los separatistas catalanes, le dan ganas de llorar.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿incluye en su estudio y en sus cálculos el tal Rosell los embajadores y representantes de Cataluña en el extranjero, desde Casablanca hasta Polonia, pasando por París, Londres, Frankfurt y Berlín?

Miserables, miserables.

El pecador Losantos, víctima de la venganza del cardenal

Las historias de la Radio suelen ser largas y complicadas. La de Jiménez Losantos al servicio de la COPE es una de ellas. Al final, las intrigas, no las oraciones, de  Lluís Martínez Sistach,  Cardenal y Arzobispo de Barcelona, además de Sumo Sacerdote del Sanedrín de Cataluña y alto funcionario de la Generalidad, han dado fruto. El locutor de las mañanas de muchos españoles de Cataluña ha enmudecido, probablemente para meses, incluso para años.

El supradicho cardenal, a quien Pájaro bobo, por su cuenta y riesgo, considera un indigno representante de la Iglesia, ha conseguido con sus armas y sus influencias terrenas que el pecador Losantos, oximoron de un feligrés faltón y descreído, sea arrojado a las tinieblas exteriores, donde, en vez de voz cantante y tonante, tendrá llanto y crujir de dientes. Multas pecuniarias aparte.

Ahora, la Generalidad podrá reforzar su programa de catalanización de la emisora, aunque la verdad es que ya ha empezado. Cabe pensar que el cardenal estará satisfecho con su caritativa e intrigante mediación,  pues  la emisora de la Conferencia Episcopal Española (en boca del cardenal, del Estado español) conseguirá en unas cuantas mañanas o noches que sus oyentes hagan como los feligreses de lengua española de estos pagos: apagar para siempre la radio, como ellos han eliminado para siempre  la cruz de la casilla destinada a la Iglesia en sus Declaraciones de la Renta.

Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿Qué entiende el cardenal Lluís Martínez Sistach por espíritu ecuménico y caridad cristiana?
¿Pagará la COPE, en cuanto empresa contratante de Jiménez Losantos, las penas pecuniarias que se le han impuesto a éste por faltas cometidas en el ejercicio (ciertamente indebido) de su trabajo?

De Juana o la desgracia de ser un criminal

A los ojos de Pájaro bobo, ser un criminal es una de las mayores desgracias que le pueden caber a un ser humano en esta vida. Esa desgracia se pone de manifiesto sobre todo a la hora de morir. Incluso aunque el victimario-víctima  no tenga o diga no tener conciencia de culpa. Una muerte digna en reposo (ataraxia) es siempre una bendición.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué muerte espera a una persona que, como De Juana, dice no tener conciencia de culpa?

Extremadura cofinancia las embajadas de Cataluña en Europa


A Lluís Suñé, miembro de ICV, Tarragona

Desde hace años, Pájaro bobo viene denunciando en esta página y en los medios a su alcance el hecho de que, a través  de los presupuestos del Estado, los españoles, extremeños incluidos,  estamos financiando la desintegración de España y, con ella, la independencia de Cataluña. Entregar dinero a la Generalidad es todo eso y muchas cosas más, pues con ese dinero la subsodicha instancia autonómica acumula competencias, en su inmensa mayoría tan indebidas como indebido es el uso que hace ellas, gana en fuerza y poder hasta el punto de plantar cara al Gobierno de la nación y financia desde la instalación de criptoembajadas catalanas en Europa y países del Magreb (aliados suyos en esta joint venture) hasta el lanzamiento de campañas para  eliminar la lengua española de su ámbito supuestamente competencial y simultáneamente  imponer el uso y abuso del catalán, amén de toda una sarta de tropelías que atentan contra la razón, la democracia y la Constitución que teóricamente está obligada a cumplir y hacer cumplir en el espacio de su jurisdicción.

En este contexto Pájaro bobo considera obligado recordar que la Generalidad de Cataluña posee una burocracia más propia de un Estado soberano que de una Comunidad autónoma por su envergadura, sus competencias y sus actividades. Como no puede ser de otro modo, todos sus miembros han sido y son elegidos y seleccionados entre el catalanismo militante más activo de palabra y obra, al igual que la entidades, empresas y particulares que reciben las ayudas, las subvenciones, los cargos y encargos oficiales y  no oficiales,  la información secreta y privilegiada y tantas y tantas formas de malversación de fondos públicos y corrupción institucional e institucionalizada como practica y cultiva la mencionada Generalidad.

Desde un punto de vista moral, todo ello, con ser grave, no lo es tanto, al menos para este observador,  como el hecho, siempre sabido, siempre ocultado, nunca confesado y nunca denunciado, de que, frente al millón largo de personas arracimadas en el complejo burocrático-político-económico de la Generalidad, establishment bautizado por Pájaro bobo con el nombre de  Rovell de l’ou o Corralito de las cien familias burguesas de Sant Gervasi,  quienes trabajan en los sectores realmente productivos son los inmigrantes: extranjeros y españoles llegados principalmente de Andalucía y Extremadura, llamados igualmente inmigrantes/emigrantes. En el sector de la construcción, por ejemplo, la presencia de indígenas o aborígenes, siempre en puestos directivos, no llega a un diez por ciento, mientras que la de inmigrantes copa el noventa por ciento restante.

Naturalmente, en ese noventa por ciento hay que incluir más de doscientos mil extremeños y un millón de andaluces. Resumiendo: aquí, en Cataluña, los de fuera trabajan; los de dentro recaudan, administran y, después de quedarse con la mayor parte del dinero recaudado, aún dicen que es poco, pues con ese dinero, que según ellos les pertenece y de acuerdo con los hechos han usurpado a los trabajadores foráneos, están empeñados en financiar la independencia de Cataluña. Miserables, miserables.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no recuerda el comportamiento de esos recaudadores el de ciertos proxenetas o protectores de prostitutas del Barrio chino barcelonés?

Nota
Pájaro bobo quiere creer que ahora sus  paisanos de Hervás, entre ellos Francisco Moriche, sabrán a quiénes se refería cuando hablaba de miserables y por qué. Ahí están también las intrigas, las perfidias y las deslealtades que, de acuerdo con otra variante, denunció en la misma ocasión.

El Poeta y el Menesteroso

Casi cada mañana, con la del alba, Pájaro bobo recibe la visita astral del Poeta de la Granja, madrugador, responsable, sensible, siempre atento al detalle. Por eso sabe que es él, pero también porque el visitante acaricia las teclas del ordenador con becqueriana mano de nieve y luego desaparece, silencioso, nunca furtivo,  en su vuelo astral de regreso a los Madriles. Ahí, en las teclas,  están las improntas de sus dedos y en la pantalla, cristal ahora opaco, el rastro de su vuelo. Es él, es él. El Poeta es el que era y el que será, siempre en vuelo.

¿Que cuándo voy yo, Pájaro bobo, de visita a las Batuecas? Zaratustra tiene la palabra.

Tan pronto como ha desparecido el Poeta de la Granja, Pájaro bobo se asoma a uno de los  ojos de buey de su búnker de pladur, a tres metros sobre el nivel del mar de la Sargantana, a cien leguas marinas de las islas Columbretes,  y contempla al Menesteroso, mano izquierda de la Providencia, que llega con condumio abundante y calentito para los superinos.
Pájaro bobo: Buenos días, hombre de Dios.
Menesteroso: Buenos días…
Pájaro bobo: ¿Cuántos superinos tiene usted?
Menesteroso: ¿Cuántos supe…. qué?
Pájaro bobo: Cuántos gatitos.
Menesteroso: Tres, pero ahora la «sianesa», espera una camada.
Pájaro bobo: Usted es una buena persona…
Menesteroso: ¿Cómo?
Pájaro bobo: Que usted es una buena persona.
El Menesteroso lo mira, le da las gracias y se aleja sonriendo como quien no da crédito a sus oídos.
Efectivamente, el Menesteroso, que lo es porque lo ha de menester,  es una buena persona y, para los superinos, un buen padre.