Más allá de la fiesta y de la bronca

Después de cuarenta años de dictadura, los españoles se encontraron súbitamente ante su futuro, que era un pasado que no habían vivido

Pájaro bobo se considera obligado a pensar que la visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla es un gesto político de envergadura, un gesto estudiado en su ejecución y calculado en sus consecuencias. Él, pájaro bobo, quiere creer que los valedores de nuestra democracia y nuestra soberanía tomaron buena nota de los insultos al Rey en la inmortal Gerona y otras localidades catalanas. Para él, el happening fenicio, con su dosis de perfidia, fue como un aviso que, emplazado en la cresta de la ola destructora, nos venía a decir que se acercaba y se acerca el momento de las grandes decisiones. Habrá que ver qué forma toma la conjura cuando dé el gran salto y se disponga a ejecutar el asalto final y definitivo. Pájaro bobo insiste en que ha empezado a percibir olor a pólvora en el aire. En cualquier caso, no estará de más prestar atención a los contactos de Vascongadas, en lo sucesivo siempre y sólo Euzkadi, y sobre todo de Cataluña, en adelante siempre y sólo Catalunya, con Marruecos, contactos que prevén entre otras medidas el establecimiento de relaciones diplomáticas y el reconomiento de las dos regiones españolas como naciones sin Estado. Ésa es la tenaza que nos acecha. Es muy posible que, una vez más, el destino de España no esté en manos de los españoles. Es muy posible que, una vez más, el destino de España esté en manos de Francia. Es muy posible que, esta vez, el destino de España esté en manos de Sarkosy. ¿Por suerte?
Tres preguntas ingenuas e intempestivas
¿Y si Marruecos asumiera la representación de Cataluña en determinados organismos internacionales?
¿Y si Marruecos y Cataluña organizaran acciones del tipo joint ventures, en un principio secretas, como punto de partida de un programa de colaboración político-estratégico de carácter permanente?
¿Y si un político catalán de las características del honorable Jordi Pujol fuera recibido por el rey de Marruecos con honores de jefe de Estado?

Mentir diciendo lo que se piensa (no cumplir)


Más allá del catecismo

Si prescindimos por un momento del catecismo de nuestra infancia y partimos de la base de que mentir es decir algo con intención de engañar, comprenderemos que se puede mentir incluso diciendo lo que se piensa. Eso es lo que ocurre cuando alguien dice algo que, aun teniéndolo por cierto, quiere utilizar consciente y deliberadamente con intención dolosa. Tal es el caso, verbigracia, de nuestros autodenominados nacionalistas periféricos cuando negocian sus transferencias (léase: entregas a plazos) con lo que ellos llaman el Gobierno de Madrid. Tal es asimismo el caso de nuestro jefe de Gobierno, Rodríguez Zapatero, cuando se encuentra en un apuro, de la índole que sea, y decide zafarse de él y ganar tiempo. Ahora, este prójimo ha asumido íntegramente la responsabilidad de lo ocurrido en Barcelona con las obras del AVE, pero sólo de palabra, a modo de promesa del tipo: «Nosotros nos cuidaremos de todo». Y ya hemos visto en qué han ido quedando, una tras otra, todas promesas de nuestro prometedor jefe de Gobierno.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿conseguirá engañar una vez más Rodríguez Zapatero a los separatistas catalanes con promesas que, en honor a la verdad, pìensa no cumplir?

Sentencia del 11-M

Hecho y realidad: inducción y deducción

A juicio de Pájaro bobo, la matanza del 11 de marzo de 2004 ha sido abordada y resuelta por la justicia de acuerdo con un método inductivo: hechos concretos, personas concretas, acusaciones concretas, pruebas concretas, delitos concretos, penas concretas. Por consiguiente, en este caso se ha prescindido taxativamente de los apriorismos propios, por vía maximalista, del planteamiento deductivo que aquí tendría su expresión cabal en la teoría de la conspiración. En esencia, el método inductivo es minimalista y reduccionista. Al tribunal le incumbe emitir sentencia sobre lo que se le presenta y tiene delante de los ojos. Todo lo demás, exista o no exista, sea o no sea delito, no es de su incumbencia. Pájaro bobo, sin formación de jurista, se atreve a opinar, no obstante, que enfoque y procedimiento son legítimos y correctos, pues permiten delimitar espacios y hacer aportaciones válidas y positivas a la Justicia y el Derecho. Pero el método inductivo tiene sus limitaciones. Hay dimensiones de la realidad que no aparecen en su espectro. La historia, y en consecuencia todo relato situado en el tiempo y el espacio, es más que una yuxtaposición de hechos. Incluso más que una suma. Otro tanto puede decirse, pero con mucha más razón, del conocimiento humano, resultado de un proceso acumulativo sumamente complejo. El método deductivo, hoy un tanto desacreditado en los dominios de la teoría del conocimiento y las disciplinas beneficiarias de él, es históricamente el de las cosmovisiones y los grandes sistemas filosóficos. Pero también en el ámbito de la Justicia y el Derecho resulta imprescindible cuando se quiere averiguar la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad como deconstrucción-construcción-reconstrucción de la realidad. Por eso y por otras razones, a los ojos de Pájaro bobo inducción y deducción no son dos métodos de razonamiento diferenciados sino uno sólo, un método con dos partes que en la práctica puede presentarse como inductivo-deductivo o como deductivo-inductivo. Se lo enseñó Popper gracias a sus principios de verificabilidad y falsabilidad.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cuántos procesos y cuántas sentencias serían necesarios para recomponer el mapa íntegro del 11-M y conocer la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?

El raposo de Zaratustra busca pareja

De vuelta a la madre Naturaleza: Zurück zur Mutter Natur

Una mañana de julio aderezada con olores y promesas de felicidad, a poco de amanecer, Menschenfreund, el raposo que desde hacía dos años vivía y convivía con Zaratustra en la cueva, en los senderos, en el arroyo y en el monte de la oración, captó el rastro de una hembra de su misma especie y, siguiéndolo y persiguiéndola, se adentró en la espesura, sin que su amo, apercibido del trance, hiciera gesto o amago de impedirlo o detener a la criatura. Por el contrario, le deseó buena suerte, muchas noches de luna, numerosa prole y protección divina, pues, como ya le había explicado en varias ocasiones de palabra, y también con muecas y aspavientos, los tiempos actuales no son propicios para un animal que quiera vivir su animalidad en libertad, ni siquiera allí, en aquel rincón del mundo, otrora cándido y primigenio, conocido con el nombre de las Batuecas.
Al verlo correr jadeando, trocha arriba, Zaratustra se alegró de corazón por su pupilo y así se lo hizo ver y saber al Sol, astro rey y divinidad de la luz y el calor, puesto que, tan pronto como subió al monte que era su santuario matutino y vespertino, abrió los brazos a modo de aspas, clavó los ojos en el horizonte y luego, mirando a Oriente, declamó con voz de salmodia: «Yo, animal de la especie humana e inhumana de los humanos, te saludo y, amén de darte las gracias por tu luz y tu calor, te pido que protejas a esa criatura que, después de servirme fielmente durante dos años con sus días y sus noches, ha seguido la llamada de la sangre y el bajo vientre. Protégela y dale su merecido». Y al momento, a Zaratustra, demente, vidente y creyente, le fue dado contemplar extasiado cómo el Sol, astro rey y divinidad de la luz y el calor, alcanzaba el cénit de su carrera y, en un instante ajeno al tiempo, brillaba con intensidad gloriosa y agradecida complicidad. Concluidos éxtasis y acto de agradecimiento, Zaratustra bajó del monte, se dirigió al arroyo y, como cada mañana de cada día del año, se bautizó en sus aguas puras y purificadoras: tre veces de cintura para abajo, tres veces de cintura para arriba.

Cuando labradores, gañanes y pastores se enteraron por mediación de don Francisco, mensajero evangélico de buenas y malas nuevas, de que el raposo del teutón se había echado al monte en busca de pareja se entristecieron, ya que el animal se había hecho querer y respetar durante su vida en cautividad humana y ahora, en el monte, corría peligro grave de morir en la boca de un lobo o un mastín, si es que no daba con sus huesos en la trampa de un cazador furtivo. Y, movidos por el cariño y la compasión, se lo hicieron saber a su amo para que, si volvía, no lo dejara escapar de nuevo. Pero, ¿hay alguna criatura salvaje de dos o de cuatro patas que, en oyendo la voz de la sangre y el bajo vientre, quiera seguir viviendo sin caricias y sin libertad?

En entradas anteriores hay otros episodios de El raposo de Zaratustra.

Ciudadanos: errores tácticos, desaires y traiciones

Francesc de Carreras, en su condición de agente del Sanedrín catalán, se cansa de esperar/acechar en la cámara oscura y va y propone un referéndum à la québécoise para Cataluña

Enterado por los papeles de usar y tirar de que Rosa Díez ha rechazado la propuesta de convivencia o cohabitación política, dicho sea sin intención pecaminosa, que le ha dirigido respetuosamente el joven y apuesto ciudadano Albert Rivera, Pájaro bobo intenta consolarse con la idea de que, a veces, un error táctico se convierte con el tiempo en un acierto estratégico. Lo sabe, y puede demostrarlo, porque fue un apasionado jugador de ajedrez durante muchos años. Dos ideas del juego-ciencia para el juego de la vida. «A la postre, el buen jugador siempre tiene suerte» (Raúl Capablanca). «Para jugar al ajedrez no hace falta estar loco, pero ayuda» (Ulvestad, maestro estadounidense).
Dejemos el juego de los trebejos y las sesenta y cuatro casillas, definido por alguien (¿Unamuno?) como una masturbación del cerebro, y volvamos al juego de la vida, sus trampas y sus trampantojos. A juicio de Pájaro bobo, el primer hombre en la lista de grandes traidores ideológicos de estos latifundios fue y es Maragall, pues, utilizando carne de obrero español como argamasa, consiguió crear, en plena democracia formal, un partido socialista que no era ni socialista ni obrero ni español. El segundo hombre fue Josep Piqué, que se ufanó/afanó en convertir el Partido Popular de Cataluña en el más impopular de los partidos de estas conrades para que se lo quedara Convergencia a precio de páramo o baldío. Ahora, Francesc de Carreras, miembro, como sus pares, del establishment surgido a orillas del mar de la Sargantana y conocido como el Rovell de l'ou, aspira a ser el tercer hombre y dejar el Partido de los jóvenes Ciudadanos para el arrastre a cargo de los monosabios de la Generalidad. Y, a decir verdad, oficio y maneras no le faltan, pero ¿cuál es la idea última y más sacrílega de su sacrílego plan?
Pájaro bobo sigue pensando que no puede haber Unión, Progreso y Democracia sin Ciudadanos, pero es posible que, al menos en este caso, esté deseando equivocarse. Y, como la idea del referéndum le/lo acosa y le/lo atormenta, he aquí su nueva pregunta ingenua e intempestiva: ¿acaso no empezó la inmersión lingüística a la catalana como una inmersión lingüística à la québécoise? Miserable, miserable.

Vidal Quadras: un proyecto de futuro para España

Del peor de los casos posibles a la mejor de las soluciones posibles

En un discurso reciente, Vidal-Quadras, político con cabeza de estadista, ha expuesto la situación en la que, de acuerdo con su perspectiva, se encuentra hoy España y la situación en la que se encontrará, inexorablemente, en el plazo aproximado de dos años si continúa la derrota emprendida y seguida hasta ahora. Su exposición, nacida de una preocupación honda y leal por el destino final de nuestra nave, tiene por objeto claro e inequívoco aportar soluciones para corregir los errores más graves y peligrosos que se han cometido y están cometiéndose hasta estos momentos en el ámbito de la política nacional y evitar los que podrían y, por su gravedad, no deberían cometerse en el futuro próximo. En el plazo de dos años, dice este español dignísimo, España llegará a una situación límite, en la que se verá obligada a tomar una decisión última y definitiva, y esa decisión sólo puede y debe nacer de la unión y el buen entendimiento de los dos partidos de ámbito nacional, pues lo contrario equivaldría a un suicidio, suicidio que comportaría, con el triunfo conjurado de las fuerzas desintegradoras llamadas impropiamente nacionalismos, la muerte de España como Estado, nación y patria de todos los españoles.

Pájaro bobo aprueba el planteamiento general de Vidal-Quadras y lo comparte, máxime toda vez que está inspirado claramentente en una visión integradora y, por lo mismo, racional y democrática de España. Aun así, le parece arriesgado hacer predicciones de carácter sociopolítico y más todavía a plazo fijo. Helmut Schmidt le enseñó hace tiempo que, aunque parezca una artimaña de vidente televisiva, las predicciones más perspicaces y por lo tanto con más probabilidades de acierto son las que apuntan a tendencias y orientaciones, no a situaciones o hechos concretos. Ni es seguro que vaya a producirse esa situación en el plazo señalado ni, mucho menos, que las personas y sus colectivos vayan a reaccionar como Vidal-Quadras prevé. Wishfulthinking? Ante crisis graves o gravísimas, las sociedades, como las familias, han apostado, unas veces, por la integración y la solidaridad, como en nuestro 2 de mayo, y, otras, por la desintegración y la insolidaridad, como en nuestra Segunda República. De todos modos, a Pájaro bobo le parece correcto y sobre todo necesario fijar como punto de llegada y, por lo tanto, también como nuevo punto de partida el peor de los casos posibles: en este supuesto, la desintegración de España dirigida por los separatistas catalanes, sus principales beneficiarios, especialmente en la variante de la llamada soberanía compartida y la subsiguiente sojuzgación de los territorios peninsulares (en realidad, una suprasoberanía).

A juicio de Pájaro bobo, el Estado debe recuperar cuanto antes, en términos absolutos, la posesión, el control, la administración y la adjudicación del dinero de los españoles. Sin dinero no hay poder, de la misma manera que sin dinero y sin poder no hay ni nacionalismos ni nada que se les parezca, tanto menos cuanto que, como ya ha dicho y ha explicado a menudo, nuestros presuntos nacionalistas son en realidad burgueses reciclados y actualizados. El suyo es un proyecto político-económico en el que, como es lógico, la política es el medio y la economía el fin. Fórmula: territorio propio, administración propia, caja propia. Aunque Vidal-Quadras ve el «nacionalismo» como «no integrable, sólo neutralizable», Pájaro bobo aboga en este punto por una política de asimilación y nihilización. Los españoles pueden y deben utilizar el separatismo como acicate de un impulso superador que les permita invertir la relación de fuerzas con las consiguientes situaciones de dependencia e inferioridad/superioridad. El objetivo a medio plazo es que sean los separatistas los que quieran integrarse lealmente, sí, lealmente en España y ser tenidos por españoles, sólo españoles, de pleno derecho. Mientras tanto, y a falta de esa lealtad, convendrá tener presente en todo momento que entregar dinero a los separatistas es como entregárselo al mismísimo Judas.

Vidal-Quadras viene a decir que, hoy por hoy, los líderes de los grandes partidos nacionales no estan preparados o maduros ni para afrontar la situación a la que España se ve abocada ni para acometer el cambio de ruta que nuestra nave reclama con apremio. No cabe duda de que eso es cierto, pero con honrosas/deshonrosas salvedades. Más cierto e infinitamente más triste es que gran parte del pueblo español no tenga conciencia de la gravedad de la situación y no sienta esa gravedad como un peligro para su esencia y su existencia. Ahí está tanto el mal que nos aqueja en estos momentos como la causa histórica de ese mismo mal. En definitiva, la España desvertebrada que ahora se vislumbra en el horizonte es el espectro y el trasunto de la España invertebrada de Ortega. Bueno será que lo tengamos presente, junto con su doctrina de las minorías, minorías responsables y capaces de salvar no sólo un régimen democrático sino también y por encima de todo el ser y el existir de España como Estado, nación y patria de todos los españoles.

Una papeleta para el Tribunal Constitucional


La abstención dirigida, fomentada y controlada debe ser causa suficiente para invalidar unas elecciones, máxime si, además, es mayoritaria

Como quiera que la sociedad catalana está formada por dos comunidades sociolingüísticas, una comunidad de lengua española, que representa aproximadamente el 52-55 por ciento de la población, y una comunidad de lengua catalana, que representa el 48-45 por ciento restante, esta realidad debería estar presente en todos los planteamientos sociopolíticos y, en consecuencia, también debería quedar reflejada en las instituciones públicas de esta Comunidad Autónoma. El hecho de que la comunidad de lengua española no esté presente y ni siquiera vea reconocida su existencia, siendo como es mayoritaria, nos da derecho a denunciar ante el Tribunal Constitucional la composición y la actuación de las instituciones catalanas de representación ciudadana, empezando por su Parlamento, como ilegítimas, habida cuenta que, stricto sensu, no son ni representativas ni democráticas ab origine.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿puede desmontar el Tribunal Constitucional tamaño fraude de ley? Y lo cierto es que, según el Código Civil, debe.

Última hora: la conjura de las minorías separatistas

Si quiere ser democrática y respresentativa, la mayoría debe hacer valer sus derechos y sus obligaciones

Hace ya bastantes años, los separatistas catalanes, a través de una minoría selecta e ilustrada constituida en Think tank, maquinaron un plan para apoderarse de los partidos políticos y a través de ellos de todas las instituciones de representación ciudadana de su Comunidad Autónoma. Así que consiguieron su objetivo, se dedicaron a exportar el modelo a otras regiones españolas, a la vez que intervenían activamente en el desmantelamiento del Estado, si es que no dirigían y protagonizaban los ataques contra sus organismos fundamentales y más representativos. Ahí están la Monarquía y el Tribunal Constitucional como ejemplo último y más clamoroso/doloroso de lo que decimos.
En opinión de Pájaro bobo, uno de los aspectos más sorprendentes y más aleccionadores del caso es que quienes así obraban y así obran, a pesar de que eran y son una ridícula minoría, han intentado en todo momento presentarse ante los españoles y ante el conjunto de la sociedad como demócratas y han exigido que se los trate y se los respete como tales.
En definitiva, su objetivo último, criminal y sacrílego, era y es acabar no sólo con el actual sistema democrático sino también, y esto es lo más grave e inadmisible, con España como nación. Pájaro bobo ha llamado a este maquiavélico plan la conjura de las minorías separatistas.
Pero son muchos los españoles que, al margen de partidos políticos e ideologías, entienden y sienten que las cosas no pueden seguir por ese camino. Ayer, en ABC, el periódico de todos los españoles, Valentí Puig, por cierto un separatista de tomo y lomo, hablaba de «Cortes constituyentes».• Por lo visto, es una de las variantes que se estudian y se comentan en «la plazuela donde se platican los grandes asuntos». Hay otras. Aunque varían en el procedimiento y los medios, las propuestas insisten en restablecer el Estado y devolverle todos sus atributos y todas sus competencias. La Constitución debe ser una instancia legitimadora del Estado, no autodeslegitimadora y, para colmo, legitimadora de entes subordinados, artificiales y creados artificialmente, que ahora, constituidos en oligarquías político-económicas, aspiran a erigirse en estados soberanos por su mediación. España como nación y Estado ni puede ni debe financiar su autodestrucción para después quedar reducida a la condición de mera y mísera escoria residual.
Los partidos políticos nacionales tienen el derecho inalienable y la obligación ineludible de hacer valer, por encima de sus derechos, los derechos del conjunto de los españoles como sociedad democrática y de imponer un marco constitucional y un sistema de gobierno que garanticen la vigencia permanente de esos valores en cuanto valores esencialmente democráticos y esenciales para una democracia real. Lo que tenemos ahora es una farsa infame y vergonzosa. Minorías destructivas y desintegradoras imponen su voluntad a las mayorías nacionales faltas de sentimiento patriótico, sentido de Estado y conciencia de la gravedad de la situación.
En estas circunstancias, Pájaro bobo propone como solución y medida de emergencia la consolidación leal y democrática de un partido de izquierdas dirigido por Rosa Díez y un partido de derechas dirigido por Vidal-Quadras, curiosamente una vasca y un catalán, para acabar con esa pesadilla inadmisible e insoportable que es la conjura separatista.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿cabe la posibilidad de que, mediante una conjura, una minoría acabe no sólo con un régimen democrático sino incluso con toda una nación?

• Valentí Puig. Politólogo especializado en lenguajes incriptados. Miembro del establishment institucionalizado con el nombre del Rovell de l'ou, V.P. es además agente del Sanedrín catalán en la Villa y Corte de este su país vecino. En esta página se le conoce y reconoce como el «Golafre de las Pitiusas».

¿Malos tiempos para el Partido Popular de Cataluña?

Ciudadanos españoles en busca de un partido y una patria

Con pasmo en los ojos y en el alma Pájaro bobo se entera de que en los tiempos gloriosos de Vidal-Quadras al frente del Partido Popular de Cataluña éste constituía un fenómeno marginal/residual en el panorama político de las tierras de Poniente/Levante. Claro, por eso Pujol ben Gurión, ya entonces Sumo Sacerdote del Sanedrín catalán, le espetó a modo de ultimátum a su jefe, el Anzar de los Anzares: «O me quitas a éste subalterno de aquí o no respondo de lo que pase». Y el Anzar de los Anzares se avino a razones tan poco razonadas, pero muy razonables, y claudicó. Y el ladino rabino se quedó con la parcela y la parroquia burguesa y española que seguía rezando a la Moreneta en la lengua del Imperio. Después vino Piqué, el de la picota. Escapó como raposo por un tejado y dejó el predio convertido en pecio, con un Sirera incapaz de impedir que los cuervos esquilmaran su pobre cirerer (cerezo). Y así estaban las cosas.
Pero, como no hay mal que por bien no venga, muchos de los impopulares populares de estas tierras fueron a parar al Partido de los Ciudadanos; eso, sin agitar el árbol, sólo esperando a que los agentes del Sanedrín catalán consumaran su felonía para quedarse con los restos de su antiguo, no viejo enemigo.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿contribuirán separatistas y divergentes con su perfidia a que se forme un frente español, unido y responsable, en Cataluña?

La batalla del Estatuto y el futuro de España

El primer paso es reducir la vigencia de la Constitución española en términos cualitativos y cuantitativos, de modo que se adecue al Estatuto de Cataluña y quede supeditada a él

En el fondo, el Estatuto de Cataluña quiere ser la Constitución de una nación decidida a alcanzar rango de Estado soberano. Pero no sólo eso. De acuerdo con la conjura catalanoseparatista puesta en marcha a mediados de los años sesenta del siglo pasado, cuando se cierre el proceso del ordenamiento jurídico previsto y concebido entonces la legislación española estará supeditada a la legislación catalana y la soberanía de España estará supeditada a la soberanía de Cataluña. De hecho, la Constitución española vigente en la actualidad es un texto abierto a múltiples interpretaciones, gran número de ellas destructivas y desintegradoras, algunas incluso autodeslegitimadoras, mientras que el llamado Estatuto de Cataluña es un texto con un armazón básicamente hermético protegido por artículos blindados. Si éste se pone en práctica manteniendo su letra y su espíritu actuales, Cataluña terminará teniendo una Constitución como Estado soberano y España un Estatuto de Autonomía. A partir de ese momento se hablará de las españas como de los reinos de taifas y del Estat Català como de una nación independiente con representación en la ONU.
Dos preguntas ingenuas e intempestivas:
¿Por qué esa unidad histórica y política que conocemos como España tiene que sucumbir a manos de los separatistas?
¿Puede dar realmente para tanto la política de la puta i la Ramoneta?