Gracias a su claridad de ideas y, cómo no, a la precariedad de sus medios económicos y humanos, UPyD, el partido de Rosa Díez y los suyos, tiene prácticamente a punto su programa para las próximas elecciones vascas. El programa gira en torno a la vigencia de la Constitución de 1978 como idea nuclear y, estrechamente relacionada con ella, en torno a la defensa del derecho de todos los españoles a recibir enseñanza en su lengua materna. Además en él se expresa la conveniencia/obligación de liberar a los ayuntamientos vascos de grupos y formaciones de filiación etarra, así como la necesidad de recuperar el recurso previo de inconstitucionalidad para reformas estatutarias.
Al no disponer de grandes presupuestos, UPyD se propone salir a la calle, como ya hizo con éxito en las generales, abordar a los transeúntes y, a través del contacto directo, tratar de conseguir su apoyo.
Como UPyD es un partido en alza, es de esperar que recabe suficientes votos de la izquierda y de la derecha, incluso de las bolsas de abstencionistas, y consiga representación en el Parlamento Autonómico.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿será UPyD el partido que ponga coto al saqueo de España por los separatistas e imponga orden en la caótica escena política española?
Artículo sobre
política escrito por el 18 de junio de 2008 y
sin comentarios de momento.
No cabe duda de que Federico Jiménez Losantos es un luchador nato y que, como los toros bravos, se crece con el castigo. Tal vez por eso debería tener en cuenta que ni en los tiempos que vivimos ni en la democracia que padecemos hay espacio para los gestos heroicos, para los desplantes toreros y para los alardes suicidas. La democracia es el reino de la mediocridad y, en consecuencia, de la monotonía alumbrada por masas de seres mediocres. En ellos la heroicidad provoca indiferencia, hastío, a lo sumo alguna carcajada de desprecio.
Después de no pocas lecturas, Pájaro bobo sólo ha conseguido averiguar que el periodista/locutor ha sido condenado «por un delito de injurias graves contra el alcalde de Madrid, a quien acusó de querer «obviar» la investigación del 11-M con la finalidad de llegar al poder». El pobre pájaro lector sigue sin saber cuáles han sido los insultos proferidos por Jiménez Losantos contra Gallardón, habida cuenta que, en su opinión, acusar a alguien de querer «obviar» una investigación no es un insulto sino una acusación y, en el caso de que no existan pruebas, una calumnia.
Con ello pasamos del insulto a la calumnia y formulamos nuestra pregunta ingenua e intempestiva: ¿se han proferido insultos graves, injustificados y no probados o en ultima instancia todo se reduce a una calumnia urdida por Jiménez Losantos o contra Jiménez Losantos?
Doctores tiene la Iglesia.
Artículo sobre
política escrito por el 18 de junio de 2008 y
sin comentarios de momento.