UPyD y la ciénaga catalana
Para los beneficiarios del establishment bautizado por el autor de este espacio virtual, sólo virtual, con el nombre de Rovell de l’ou, la Cataluña actual es ya tierra de promisión, tanto por lo que ahora mismo ofrece a sus sabras como, y en especial, por lo que les reserva. «Cada día nos falta menos para liberarnos de la servidumbre de los madrileños» dicen que dicen por lo bajini ellos y ellas en su dialecto. ¿He dicho dialecto? Sí. Es una atención/obsequio de esta docta casa que es la Industria de Pájaro bobo.
Quizas por eso o precisamente por eso los sabras no están dispuestos a consentir, ni por activa ni por pasiva, que en su futura nación, siempre oasis, prendan de ahora en adelante semillas exóticas y mucho menos españolas, empeñados como están en extirpar las que aún quedan a modo de herencia ominosa de los tiempos de opresión.
De ahí, la guerra que, desde los tiempos de Vidal-Quadras, han mantenido y mantienen las formaciones políticas integrantes del Partido Único de Cataluña con el Partido Popular a través de agentes como el fugado Piqué o esa cosa llamada Nebrera i González con sus respectivos comandos o escamots de información y apoyo.
De hecho, en Cataluña oficialmente no hay más que una comunidad sociolingüística —la comunidad de lengua catalana, también conocida y reconocida oficialmente como el pueblo de Cataluña—, pues la otra, la comunidad de lengua y sentimiento españoles, no existe a efectos oficiales, a pesar de ser mayoritaria, habida cuenta que, con sus más de cuatro millones de integrantes/hablantes, representa en torno al 52-54 por ciento de toda la población del país/nación/Comunidad Autónoma, frente al 46-48 por ciento de sabras y aborígenes.
Aun así, la comunidad de lengua y sentimiento españoles no tiene una presencia mínimamente aceptable en términos de representación democrática en las instituciones de Cataluña en cuanto Comunidad Autónoma integrada en el Estado español. De hecho, sus instituciones públicas, supuestamente democráticas, están dominadas, incluso monopolizadas, por los representantes de la comunidad de lengua catalana y sentimiento independentista. Prueba y demostración de lo que decimos es el llamado Parlamento de Cataluña, que ha redactado, elaborado y tramitado su propio Estatuto de Independencia. En él no hay la mínima alusión o referencia a la comunidad de lengua española y los derechos de sus miembros.
La misma situación puede observarse en el ámbito específicamente político, donde los partidos de ideología catalanoseparatista no sólo copan la totalidad del espacio social e ideológico sino que además se cuidan de dinamitar, bien directamente, bien a través de agentes y colaboradores/saboteadores, los focos rebeldes que, de manera a la vez aleatoria y recurrente, surgen aquí y allá en el seno de la comunidad de lengua y sentimiento españoles, a pesar de una opresión y una represión institucionales de cuño rotundamente dictatorial.
Eso es lo que han hecho con el Partido de los Ciudadanos, en estos momentos a punto de saltar por los aires reventado desde dentro por agentes de la burguesía local, y eso es también lo que sin duda desearían hacer o, mejor dicho, piensan hacer con UPyD, tan pronto como, de acuerdo con sus planes, llegue el momento.
Afortundamente, UPyD tiene una gran ventaja sobre el Partido de los Ciudadanos por ser una formación con una clarísima vocación nacional y española. En la práctica eso significa, a los ojos de Pájaro bobo, que UPyD ha obrado correctamente al distanciarse de Ciudadanos tan pronto como ha comprobado que este partido iba a ser engullido por la ciénaga del separatismo catalán.
De acuerdo con esa misma experiencia, Pájaro bobo considera que la dirección nacional de UPyD debe prestar su apoyo a la sección de Cataluña, pero para ello tiene que procurarse antes un sólido punto de anclaje y, sin soltarlo en ningún momento, tenderle la mano, incluso el brazo. No obstante, si se produjera un fracaso coyuntural o momentáneo, lo correcto sería soltarla y dejar que se hundiera ella sola en la ciénaga, no las dos: la sección de Cataluña y la dirección nacional.
Eso es al menos lo que Pájaro bobo haría. Lo aprendió leyendo a Ángel Ganivet, pionero del patriotismo español de izquierdas, y a Anselm Grün, teólogo alemán de nuestro tiempo descendiente de conversos españoles.
El Idióticon de Pájaro bobo
Sabras. Judíos puros, nacidos en Israel.
That thing. En inglés, esa cosa y también esa criatura. Con un poco de imaginación, incluso ese monstruo. En una reciente película de ficción aparece un ser extraño. En la versión española se alude a él como la cosa, cuando posiblemente lo correcto habría sido designarlo como la criatura o el monstruo.