Domingo de Ramos.
M. Martín Ferrand, pluma sazonada de ABC, diario de la derecha ideológica más rancia y, curiosamente, también de buena parte de los españoles sin ideología pero con bandera, ha valorado negativamente la abstención de UPyD en la votación para elegir a la lindakara vasca y ha aprovechado la ocasión para decir o, al menos, dar a entender que, a su juicio, el colectivo de Rosa Díez ha empezado a perder terreno en su pretensión de erigirse en la tercera fuerza política de España y así cerrar definitivamente el paso a periféricos y centrífugos empeñados en controlar y dirigir la política nacional desde las bandas.
El Insomne, por su parte, considera que la abstención de UPyD en la votación para elegir a la presidenta del Parlamento vasco es plenamente coherente con la línea ideológica de esta formación siempre y cuando dicha decisión responda a razones propias, no a maniobras tácticas basadas en la equidistancia o el rechazo preventivo de una eventual asimilación o fagocitación. Eso significa que, a los ojos de este observador, UPyD debería explicar las razones de su postura en ese punto y en el contexto de una estrategia general, no coyuntural.
Lo realmente grave en este caso es que UPyD no consiga erigirse en la tercera columna de la arquitectura constitucional de España, como parece insinuar o desear el colaborador de ABC, pues entonces deberíamos empezar a pensar, una vez más, que los separatistas son más influyentes de lo que veníamos temiendo y sospechando.
La sospecha/temor adquiere tanta más fuerza cuanto que ese mismo día, casi a la misma hora, Toni Soler, escriba a sueldo del Sanedrín catalán, arremetía en La Vanguardia contra Juan Perán, portavoz de UPyD en Cataluña, que había osado utilizar el término nazi para calificar la inmersión lingüística practicada en estas tierras y el comportamiento de los líderes del PSC.
En su calidad de amanuense del Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña, el tal Toni Soler tiene carta blanca y patente de corso. Su tarea consiste en denunciar, a cara de bulldog, todos y cada uno de los conatos de rebelión contra la dictadura de inspiración israelí, no nazi, implantada en Cataluña.
Repito: dictadura de inspiración israelí, no nazi. La primera actúa de manera encubierta, siempre encubierta; la segunda, por militarista, busca siempre el choque frontal, el alarde de fuerza, la ostentación. Ese no es el caso ni de la Cataluña del Senedrín ni del Sanedrín de la Cataluña que padecemos.
A Juan Perán se le ocurrió sacar la cabeza y el susodicho escriba se apresuró a cepillarle la coronilla. Primer aviso. Precisamente la idea de dotar a UPyD Cataluña de una dirección colegiada tenía, entre otras finalidades, la de dificultar en la medida de lo posible la localización y la identificación del cerebro de la formación en estos tiempos en los que tal vez es más válido que en cualesquiera otros el viejo principio de estrategia militar: objetivo visto, objetivo destruido.
De todos modos, Juan Perán posiblemente haría bien en recordar, o aprender, la advertencia que figuraba en los viejos trenes de viajeros de nuestra querida Renfe: «Es peligroso asomarse al exterior».
En opinión del Insomne, lo más conveniente sería que UPyD Cataluña tuviera en cuenta la lección de las formaciones que en estas tierras han pretendido seguir una línea ajena o contraria al separatismo. Todas ellas —desde el primer PSOE-PSC hasta el partido de los Ciudadanos pasando por el último PPC— han sido colonizadas y fagocitadas o reventadas por agentes catalanistas infiltrados e instalados en su interior.
La colonización de UPyD Cataluña ya ha empezado, y hoy en sus filas hay agentes y topos, además de feligreses y bona gent, que afirman que Cataluña es un democracia cuasi perfecta con una enseñanza pública en catalán y español al cincuenta por ciento. Aquí no hay, pues, ni dictadura de cuño israelí, mucho menos fascista, mediante la monopolización dolosa y subrepticia de las instancias de representación democrática, así como de los resortes de poder, por parte de los catalanistas y tampoco persecución de la lengua de Cervantes, pues cada ciudadano puede optar libremente, en condiciones de igualdad, al cargo que desee en cualquiera de las innumerables dependencias de la Generalidad y elegir a voluntad la lengua en la que quiere escolarizar a sus hijos.
Eso es lo que el Insomne pudo oír y tuvo que escuchar días pasados de los labios y los ojos —sí, los ojos— de un presunto afiliado de UPyD. Y si entonces el Insomne montó en cólera, hoy, transcurridos diez días, vive todavía en ese estado de confusión que provocan en su corazón de viejo luchador las acciones de la perfidia cuando se alía con el cinismo.
A decir verdad, buena parte de la responsabilidad de su salvaje comportamiento corresponde al maestro Hegel, que le enseñó: «Esclavo es aquel que lo supedita todo a la supervivencia».
Pregunta a la cuatro vientos: ¿correrá UPyD Cataluña la suerte que han corrido hasta ahora cuantos colectivos han intentado rebelarse contra la dictadura catalanista?