¿Políticos o vendedores?
En los debates televisados, Zapatero cuenta de entrada con una ventaja manifiesta sobre la inmensa mayoría de sus contrincantes: su planta, su sonrisa y, en especial, una dicción que confiere crédito a sus palabras y, sorprendentemente, dota de claridad a sus exposiciones. Zapatero habla claro y, entre sonrisa y sonrisa, con los brazos extendidos como aspas, va desgranando sus falsedades —esas a las que Rajoy llama mentiras— como un actor seguro de sí mismo. Rara vez pierde la compostura y se aparta del guión. Cinismo y sangre fría a prueba de provocaciones y provocadores. Aprende, Sarkozy, aprende.
Es cierto que, falto de una formación democrática, utiliza sistemáticamente un modus loquendi propio de los púlpitos o del patio de armas de los cuarteles, pero eso les ocurre a la inmensa mayoría de los españoles por la misma razón. No obstante, ahora ya dice cositas como «en mi opinión», «a mi modo de ver», etc. Cabe esperar, pues, que, siguiendo esa línea, aprenda también a utilizar construcciones modales y a eludir las afirmaciones dogmáticas y las tentaciones de enseñar/dictar a los demás lo que deben hacer y lo que no deben hacer, lo que es democrático y lo que no es democrático.
Más grave es el empeño de Rajoy en hablar de las «mentiras» de Zapatero, pues mentir es un concepto subjetivo perteneciente al campo de la ética. El Insomne entiende que en política y en general en el ámbito social debe hablarse de «falsedades» y en casos concretos acaso pueda y deba decirse que alguien falta o ha faltado a la verdad. Ética, lógica, lengua y democracia.
Rajoy tiene el aspecto de un hombre corpulento y poco refinado. En televisión, esa figura no le favorece. Tampoco le favorece una dicción que, al ser poco clara, hace que las ideas expuestas sean igualmente poco claras. Evidentemente lo dicho responde a la visión e interpretación del Insomne. A él le gustaría que las cosas no fueran así o, al menos, que él no las viera así. En cualquier caso, es una opinión.
El Insomne considera que Rajoy y sus asesores han desperdiciado una ocasión de oro: una crisis económica que pesa sobre Zapatero como una losa sepulcral y para la que aún no ha sido capaz de elaborar una respuesta mínimamente válida en términos operativos.
Podemos pensar que lo correcto en ese caso habría sido que el líder de la oposición presentara un proyecto económico desglosado sucesivamente en sectores y en etapas y formulado como una receta no sólo para salir de la crisis sino incluso para convertir esa crisis en el punto de partida y en el impulso dinámico de una nueva etapa histórica. Proyecto y lección magistral. De palabra y por escrito.
Lástima, Mariano, no has nacido para vendedor. Enhorabuena, Zapatero, lo tuyo son las ventas y las teleofertas.
Pregunta a los cuatro vientos: ¿si Zapatero resiste esta crisis, quién podrá con él?