Joan Ridao: la última llamada de alerta

A estas alturas, todos o casi todos los españoles que sobrevivimos en el extremo nodroriental de la piel de toro sabemos que los separatistas catalanes —desde el carallot y descreído Carod hasta el nada ecuménico y católico (universal)  abad de Montserrat— son intercambiables.  La lengua sirve para cerrar puertas y montar conjuras inconfesables  con sigilo.

Días pasados, el Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña dio a conocer  su última consigna:  «A Zapatero, primero le vamos a poner de rodillas y, cuando nos haya dado lo que queremos en concepto de financiación autonómica, le ordenaremos que se ponga de nuevo en pie, pero sólo para que siga cumpliendo nuestras órdenes».

Quien así habla no es el jefe militar del campo de concentración de Guantánamo sino un subalterno del Sanedrín catalán llamado Joan Ridao, que lleva años moviéndose y removiéndose entre las bambalinas de la escena catalana.

El mensaje, malicioso como todos los de su mismo origen, tiene,  entre otros,  el valor de  una llamada de alerta.  El Insomne está convencido de que Zapatero, que lleva tiempo  con la mosca de Montilla  detrás de la oreja, no lo echará en saco roto. Lo más probable es que el subalterno Ridao y todos los miembros del Sanedrín catalán  se lleven una  sorpresa.

Claro que a los conjurados  siempre les quedará  el recurso de cantar la palinodia,  para luego, superado el trance, volver a empezar.

Pregunta a los cuatro vientos: ¿es posible que, por ese procedimiento, los separatistas  consigan no sólo la independencia de Cataluña sino incluso la destrucción de España como nación?

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