La soberanía compartida, modelo Maragall, explicada a los españoles (a propósito de una tercera del diario ABC)

El Insomne lee dos veces seguidas una tercera del diario ABC.  Se titula  Cataluña, a vista de catalejo. Está firmada por Álvaro Delgado-Gal.

En opinión del Insomne, Álvaro Delgado-Gal escribe mal;  no respeta ni las normas de la gramática ni las leyes de la lógica del lenguaje, esa lógica elemental y profunda que nos permite ordenar, en términos humanamente racionales,  todo lo que pensamos, soñamos y/o percibimos para que, una vez ordenado, podamos regurgitarlo  en forma de discurso o papilla verbal.

Lo suyo es un batiburrillo seudoliterario, seudofilosófico, seudosociológico y, naturalmente, seudopolítico.

Algunas de sus comas son auténticas blasfemias o, si se prefiere,  delitos flagrantes de lletra ferida.

Así ni se hace periodismo ni se defiende la patria.

Y, a propósito, ¿para qué sirven las comas?

Por unos momentos podemos imaginar que estamos en los Madriles de mediados del siglo XX. La capital de España es una tertulia hecha de innumerables e interminables tertulias. Sus participantes —ilustrados y no ilustrados— siguen viendo Cataluña como otra España, la España de los separatistas.

Pero el caso es que estamos en el siglo XXI.

Y ayer, 23 de julio de 2009, Álvaro Delgado-Gal regurgitaba en ABC:

«No se entiende que una región que apunta a la independencia, apunte simultáneamente  a la hegemonía sobre la nación de la que se quiere independizar».

Al parecer, el ingenuo escribano  aún no se ha enterado de que, si en otro tiempo la rama separatista de  la burguesía catalana, siempre temerosa,  impulsaba furtivamente la independencia de su feudo, actualmente, después de mucho intrigar y trajinar de cintura para arriba,  esa misma burguesía,  apoyada ahora  por toda una legión de oportunistas y advenedizos,  ha ideado y ha desarrollado una variante infinitamente más refinada, más lucrativa y, por qué no, más catalana del quimérico sueño independentista.

Y, a més a més,  más segura. Totalmente segura. A salvo de batacazos económicos y represalias cuartelarias gracias al desmantelamiento del Ejército español  llevado a cabo, con carácter preventivo,  por Narcis Serra, primer ministro de Indefensa de la actual democracia.

Estamos hablando de lo que Pasqual Maragall, defensor de la traición como principio ético,  llamó  soberanía compartida.

De acuerdo con la teoría  maragalliana, antes de 2015 Cataluña será independiente de España. Utilizando la lengua y disposiones ad hoc como frontera y filtro unidireccional, a los españoles les estará vedado,  y de hecho  también prohibido,   entrar y salir libremente del nuevo Estado y, con mucha más razón,  ocupar cargos de cierta responsabilidad en él.

Pero,  como simultáneamente ese nuevo Estado seguirá formando parte de España a ciertos efectos (que los legisladores catalanes irán dándonos a conocer tras la imposición del Estatuto), sus ciudadanos tendrán derecho a circular libremente por la península y, claro está,  a elegir y cubrir  los cargos que deseen en la Administración pública española y en la empresa privada, sin olvidar la banca.

La banca, sobre todo la banca.

Ya lo dijo Pujol, líder político y guía espiritual del Sanedrín, sus cien familias y sus dos Sumos Sacerdotes:  «Sin dinero no hay independencia».

El objetivo final, ahora ya al alcance de la mano,  es combinar la independencia unilateral de Cataluña con la colonización e inmediata subyugación de España mediante el control personal, directo y total de su Administración y sus centros de poder y  decisión.

En esas están.

Mientras tanto,  los españoles,  sin enterarse. Algunos, sin querer creérselo.  Otros, como Álvaro Delgado-Gal,  con la mosca detrás de la oreja pero sin la mínima idea de lo que realmente  pasa.  Y, por lo tanto, sin saber qué hacer.

Para el Insomne es muy sencillo ¡TOCAR A REBATO!

Pregunta a los cuatro vientos: si los separatistas catalanes consiguen imponer su Estatuto y además blindarlo,  de modo que quede fuera de la jurisdicción de la Constitución española e incluso  por encima de ella, ¿podrán impedir después los españoles que esos mismos separatistas colonicen y sojuzguen a España mediante el control de su Administración y sus resortes de poder y decisión?

Repito,  en esas están.