La Vanguardia: periódico escrito en español por separatistas

«Eta regresa a Mallorca, asesina y golpea al turismo»

La Vanguardia, viernes, 31 de julio de 2009.

El Insomne pregunta: ¿quién es más vil,  el asesino o su mensajero?
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Quien quiera entender los trajines o, para ser más exactos, las intrigas de los separatistas catalanes y sus añagazas por mor de la independencia  probablemente  hará bien en tener delante de los ojos en toda su pesquisa el escrito del Insomne «La soberanía compartida explicada a los españoles  (a propósito de una tercera del diario ABC)», pues contiene el marco en el que actúan  esos sedicentes nacionalistas,  así como  sus procedimientos y su fin último o, si se quiere, sus tácticas y su estrategia.

Siempre  por vía  subrepticia.

Una vez seleccionada una parcela  —partido político,  medio de comunicación (periódico escrito, periódico digital,  emisora de radio), espacio social, competencia autonómica,   etc.—,  los  supradichos  proceden  a su colonización intensiva  con sujetos adictos, previamente instruidos y adiestrados,  y, simultáneamente,  eliminan, escupen y/o vomitan  a malparits e indeseables utilizando procedimientos que van desde la expulsión por decreto del mercado laboral y el ámbito intelectual hasta la difamación,  pasando por provocaciones  y disensiones trampa en el seno de la familia.

El secreto está en actuar siempre en la sombra, sin dar la cara, y utilizando en todo momento, además de sus agentes,  trepas, oportunistas y  tontos útiles, desde niños de pecho hasta espíritus ingenuos con pocas luces y mucha ambición.

Una vez colonizada y catalanizada la parcela,  esos mismos agentes,  u otros de su subespecie,  cambian  el mensaje político-social y, si procede, la lengua, pero siempre con cautela para evitar  reacciones de rechazo y también que alguien descubra la jugada y la airee.

Después de veinticinco años de dictadura separatista,  los españoles de la Meseta siguen sin saber lo que ocurre en Cataluña. Y, aún más grave, sin saberlo ni creerlo.

La Vanguardia barcelonesa es desde hace décadas  el órgano oficial y oficioso del catalanismo político. Aunque sigue estando escrito en español,  en su nómina de colaboradores fijos hoy prácticamente sólo figuran separatistas con carné y obra conocida y  reconocida.

Desde la nota diaria del director, una piltrafilla  dictada por el Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña con carácter de consigna,  hasta La Contra, en sus páginas sólo se percibe y se respira  separatismo burgués.

Aparte de las columnas acaparadas por esa nómina de colaboradores selectos,  hay una parcela,  equivalente al cinco por ciento del espacio total,  a disposición de  huéspedes e invitados  de la Meseta, por motivos de imagen y a guisa de coartada,   así como de  personalidades  extranjeras  —verbigracia, políticos de renombre y ganadores del premio  Nobel— para terminar de  dorar la píldora.

Por lo tanto, en el órgano del Sanedrín  el   español  sirve para hacer política antiespañola y, de paso,   demostrar que aquí se respeta  ese idioma  y todos somos bilingües.

Así las cosas y atendiendo siempre al curso de los acontecimientos, podemos  pensar que, antes de decretar/imponer  la   catalanización total  de La Vanguardia, el Sanedrín decretará/impondrá/instaurará  la catalanización progresiva y por progresiva  total de  los periódicos comarcales y las emisoras   de radio de su jurisdicción.

Antes o después, La Vanguardia también deberá resolver  el problemilla,  minúsculo pero sintomático, del suplemento Culturas. Al Sanedrín le gustaría que fuera en un noventa por ciento catalán y en catalán, pero la actividad literaria autóctona  no da para tanto. Eso sin contar con que gran parte de la industria editorial se ha trasladado a Madrid, cuando hace apenas veinticinco años en Barcelona tenía su sede algo así como el noventa-noventa y cinco por ciento de las casas editoras de España.

En definitiva, el catalán actúa como lecho de Procusto y los políticos catalanes, una vez conseguido el dinero de la financiación, se rigen por criterios procústeos, no ergonómicos.

Es posible que no lo sepan o, más probablemente, no quieran saberlo, pero escrito está: «No lo saben, pero lo hacen».

Pregunta a los cuatro vientos: ¿sabe el consejero de Incultura catalán qué es un criterio procústeo y a qué conduce?

Para darle una pista le diremos que el resultado de los criterios procústeos es  siempre, indefectiblemente,   la mutilación intelectual del ser humano, incluidos Procusto y sus hijos.

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