Artículos de febrero de 2016

Tres consideraciones y un grito

Primera consideración

Considero que, en estos momentos, el Partido Popular está obligado a hacer una declaración pública de su situación actual y de los abusos económicos que lo han llevado a ella.

Los daños pueden ser inmensos para el partido y, sobre todo, para España y todos los españoles, pero considero que, aun así, debe hacerla. Cuanto antes.

Segunda consideración

Considero que, en estos momentos, el Partido Socialista Obrero Español está obligado a elegir como secretario general a una persona con conciencia patriótica y sentido de Estado.

Tercera consideración

Considero que, en estos momentos, los españoles debemos  prescindir de las ideologías y acudir en defensa de nuestra patria, amenazada por una coalición de sus fuerzas más desleales y destructivas.

¡Todo el poder al Rey!

¿La hora de los traidores?

Me temo lo peor, pero me resisto a aceptarlo y, una vez más, espero el milagro; el milagro de que España se salve, también ahora, de su ruina.

Ruina y traición. Traición y ruina.

De los cuatro subalternos –Rajoy el Ausente, Sánchez el Guapín, Iglesias el Descreído y Ribera el Catalán leal–,  este último es, para mí, el único que da la talla.

Debo reconocerlo; nobleza obliga.

Intento que mis prejuicios no me impidan ver y reconocer que este catalán está dando muestras –¿las únicas?, ¿las más sinceras?– de que es un español con sentido de Estado y visión patriótica.

Cabe la posibilidad de que Albert Ribera sea a un mismo tiempo la salvación de España y el antídoto de la felonía de los otros catalanes.

Me fío de él y, en no menor medida, de García Albiol, el gigante de Badalona.

Al menos estos dos no nos defraudarán. Yo así lo creo.

¿Qué elegir? ¿A quién elegir?

¿Qué elegir entre una derecha congénitamente corrupta y una izquierda intrínsecamente antipatriótica?

¿A quién elegir entre un funcionario subalterno, sin energía ni espíritu de lucha, sin temple ni coraje,  y un demagogo frustrado y anacrónico, tan ideologizado como traidor a la clase trabajadora, servidor  de una burguesía inicua y doblemente desleal?

¿Se puede seguir siendo español y no morir de pena  y vergüenza?

Poeta

Dejo que se extinga el rumor de las palabras, eso a lo que llaman significantes, y, tras tensa espera, percibo y aprehendo lo indecible, algo que, ajeno a significados y sentidos, puede definirse como estados del alma.

Hoy he descubierto que tengo un amigo poeta. Lo intuía.

Si es cierto que hay música sin sonido, también puede serlo que hay poesía más allá de la palabra.

El elemento de unión se llama harmonía.

El poeta crea poesía; su confidente la beneficia y, al beneficiarla, la recrea y, por eso mismo, la crea.

Siempre pensé que un hombre sólo podía tener amistad, amistad auténtica y auténticamente íntima, con una mujer; en mi caso, la mujer a la que quiero y en la que, mediante la unión, busco la perpetuación y la inmortalidad, pero ahora sé que tengo también un amigo y que ese amigo es poeta.

Mi amigo poeta me ha mostrado su hogar, el hogar y la morada de su ser, y he llegado al convencimiento de que, además de poeta y amigo, es un alma desvalida que, como tantas (también la mía), busca la belleza que se despliega más allá de la ficción de las palabras.

¿Es todo poeta prisionero de la palabra, morada de nuestro ser?

Problema y solución

Entiendo que, cuando se está ante un problema que se quiere o se debe solucionar, sólo son válidas aquellas aportaciones que coadyuvan a alcanzar ese fin: la solución.

Las aportaciones que complican y/o agravan el problema deben descartarse tan pronto como son detectadas e identificadas.

Si no se pueden hacer aportaciones positivas en orden a la solución del problema, parece que lo sensato es seguir el consejo de Wittgenstein y guardar silencio.

Resumen: o ayudas o no ayudas, pero no compliques.

Desde hace tiempo no sólo sigo esta norma sino que además se la he enseñado a mi mujer y mis hijos con notable éxito.

La penúltima dimisión de Esperanza Aguirre

Pienso que, como a la buena mujer le van los plantes y desplantes, también las «espantás», lo de ayer domingo, 14 de febrero, pudo ser perfectamente una escenificación  por anticipado, nunca en diferido, en honor de san Valentín.

El eterno femenino.

Y como a mí las mujeres de buen ver y soñar siempre me levantaron el ánimo y me inspiraron ternura, no tengo reparo en prescindir de razones ocultas y contemplar su gesto como expresión sincera y real de lo que piensa y dice que piensa.

¿A qué hombre no le gusta  escuchar de vez en cuando las historias para no dormir de una mujer?

Con sus mohines de coquetería y sus insinuantes reclamos de sex appeal, la madrileña Esperanza no es, ni mucho menos, una fiera corrupia.

Esperanza Aguirre ha dimitido de su cargo como máxima autoridad  del PP de Madrid por razones que atañen a su responsabilidad política.

Parece que ahora lo pertinente  es estar atentos a los acontecimientos que, más que probablemente, van a ensombrecer el panorama de esta España envilecida en su camino hacia la destrucción.

El quid de la buena literatura según la académica Carme Riera

El pasado día 14 leí en La Vanguardia un artículo titulado Gracias, Rubén Darío y firmado por Carme Riera. En él encontré y admiré esta perla cultivada por la muy culta académica de la Lengua:

«Si el quid de la buena literatura consiste en unir dos palabras que nunca antes habían estado juntas, Darío escogió entre todas las que habrían de sonar mejor y con ellas hizo música».

Pregunta:  ¿cómo alguien que escribe algo así puede ser miembro de la Real Academia Española?

Por favor, que conteste el poeta Pere Gimferrer.

Pilar Rahola y Ada Colau, dos fieras corrupias y una misma meta

Parece ser que, días pasados, la tal Pilar Rahola dijo de sí misma que era «puta como las gallinas». Eso fue lo que apareció escrito en los papeles de usar y tirar, y eso fue lo que yo leí en uno de ellos sin pasmo ni sobresalto.

En este espacio virtual a Rahola  se la conocía y se la conoce por su condición de pregonera a sueldo del separatismo catalán constituido en dictadura burguesa. Ella practica y platica su actividad  casi a diario desde su columna avanzadilla de La Vanguardia, órgano ni oficial ni oficioso de esa sociedad bienpensante que sigue la política territorial con la distancia o proximidad que aconseja el buen juicio o seny a la hora de defender los intereses personales y/o corporativos.

Para Pilar Rahola lo que yo llamo dictadura burguesa catalana, porque la sufro, es un modelo casi perfecto de democracia avanzada, porque se beneficia de ella.

Lógico. La ideología, fruto de la posición económica, social y política del individuo, determina un estado de alienación;  la alienación, su visión del mundo.

Desde su tronera, Pilar Rahola canta las virtudes de un régimen político –la dictadura implantada en Cataluña  por su burguesía más desleal mediante una cadena de fraudes de ley– y, como es natural, cobra por ello.

A mi modo de ver, en ese punto coincide con la tal Ada Colau, empeñada en hacerse con el voto del lumpen urbano y suburbano de Cataluña, mayoritariamente de lengua española, para luego filtrar ese voto y, una vez filtrado, incorporarlo al proceso separatista burgués. Todo ello de acuerdo siempre con el modelo de la tercera vía ideado y puesto en práctica por Maragall y toda la recua de falsos socialistas catalanes, hace ya más de treinta años.

Consigna: hacerse con el voto del lumpen charnego, pero, al mismo tiempo,  cerrar el paso a este para que siga adelante y termine triunfando –¡democráticamente!– el proceso separatista catalán, siempre burgués y, por lo tanto, siempre minoritario.

De nuevo, dos palabras clave: voto y veto.

En definitiva,  dos fieras corrupias, dos maneras de actuar y una misma meta.

Cataluña: perjurio colectivo e institucionalizado

Entiendo que, desde que hay democracia en España, las autoridades políticas de Cataluña han venido jurando/prometiendo la Constitución con la intención decidida, en un principio inconfesa pero siempre dolosa, de no cumplirla

Y no la han cumplido.

Con el tiempo, además de no cumplirla, esas mismas autoridades han exigido al Gobierno de España no sólo que no la cumpla sino incluso que se avenga a sus exigencias políticas.

Todo ello, evidentemente, desde la ilegalidad o, más exactamente, desde una situación y un estado de delincuencia.

Tanto es así que, después de acusar al Gobierno de España de inmovilismo, las autoridades de Cataluña lo conminan ahora a que reforme la Constitución.

Y, a estas alturas de la contrahistoria  de España,   todos sabemos qué significa reformar la Constitución para un separatista.

Todos, menos, al parecer, esos políticos que, como Pablo Iglesias, viven aquejados de lo que nuestro viejo catecismo definía como ignorancia contumaz o ignorancia invencible.

En el caso de los separatistas, deslealtad contumaz o deslealtad invencible.

Resumen: primero, perjurio colectivo e institucionalizado; después, sedición y, por último, destrucción de España desde dentro de la Constitución, con la Constitución y contra la Constitución.

Pregunta: ¿alguien se atreve a presentar una denuncia contra la Generalidad de Cataluña y el Gobierno de España por perjurio, sedición y deslealtad a la Constitución vigente?

Lo que Pablo Iglesias no sabe de Cataluña

Que Cataluña está sometida actualmente a una dictadura burguesa  es algo que, a juzgar por sus declaraciones y actuaciones, Pablo Iglesias no sabe.

Al parecer, el doctorado líder de Podemos tampoco sabe que esa dictadura burguesa y anacrónica se ha fraguado mediante una cadena de fraudes de ley perpetrada a partir de 1978 y, por lo tanto, a lo largo de todo el  período democrático.

Podemos afirmar, pues, que Pablo Iglesias, líder de nuestra izquierda teóricamente más radical, ignora que los beneficiarios de esa dictadura  son en realidad integrantes de un sector de la burguesía catalana, siempre desleal y oportunista, mientras que las  víctimas deben buscarse entre los miembros de su comunidad de lengua española y sentimiento español.

Sí, doctor Pablo Iglesias, en Cataluña hay hoy dos comunidades político-lingüísticas: una comunidad  minoritaria y opresora que monopoliza todas las instancias de representación democrática y todos los resortes de poder, y una comunidad mayoritaria y oprimida que, además de ser marginada y discriminada de manera sistemática, cuando conviene –por ejemplo, en tiempo de elecciones y referendums– es instrumentalizada para escenificar una pantomima democrática y, con ella, el falso juego de los partidos políticos.

La experiencia nos enseña y nos confirma que tanto lo que el tal Pablo Iglesias  sabe como lo que ignora sobre Cataluña y los ciudadanos de Cataluña –catalanes y no catalanes– se lo debe a sus confidentes del PSC, Partido de los Falsos Socialistas de Cataluña, heredero  de la doctrina y la praxis de Pasqual Maragall, padre de la tercera vía y todas sus variantes.

En este contexto me permito poner en conocimiento del doctor Pablo Iglesias que en Cataluña el núcleo más duro e insolidario del separatismo burgués está integrado, en gran parte, por docentes y otros intelectuales de una izquierda  tan ideologizada como socialmente insolidaria, en maridaje tácito, lógicamente civil, con elementos del clero.

Todo ello significa en definitiva que cuando el doctor Pablo Iglesias apoya la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña –referéndum necesariamente manipulado– está apoyando y reforzando la presión y la  opresión de su  burguesía sobre las clases populares más necesitadas de esa sociedad.

Ahora ya lo sabe.