Artículos de enero de 2018

¿Se puede comprender a un separatista catalán? ¿Cómo?

Personalmente considero que un español medio puede llegar a comprender a un separatista catalán, en el bien entendido de que comprender a alguien no significa coincidir con él en la manera de ver y valorar las cosas.

De acuerdo con mi experiencia, hecha de muchas experiencias, una de las maneras de llegar a comprender a un separatista es meterse en su cabeza y  reproducir sus procesos mentales, teniendo en cuenta principios psicológicos básicos y prácticamente de valor absoluto para él, como son el rechazo de la violencia física a pecho descubierto y en campo abierto (no así de la violencia psicológica y la violencia física solapada y/o encubierta), junto con  el apego al encubrimiento en muchas de sus modalidades.

Frente a la violencia física, el separatista catalán prefiere el diálogo, que es la vía que lo llevará a su terreno predilecto, el de la intriga y el engaño.  Si es político, aquí se entregará a la práctica del juego sucio hasta que su rival reviente o se vuelva loco. De hecho, la actual situación socio-política de España, arrastrada al caos por los separatistas catalanes, puede entenderse como una prueba concluyente de que, en el ámbito de la guerra sucia, los separatistas catalanes son invencibles o, como mínimo, irreductibles.

El término república virtual puede ser en parte una invención del Insomne, pero su puesta en práctica será a buen seguro obra de nuestros queridos y odiosos separatistas.

Los separatistas catalanes con sus embrollos (suma y sigue)

Empezaron convirtiendo la política catalana en un embrollo y continuaron con España.  Ahora ya han puesto pie en la Unión Europea. Dicen que su  objetivo a medio plazo es arruinar el proyecto de la Gran Alemania como cabeza de Europa y potencia económica mundial.

El  embrollo en todas sus variantes parece ser el elemento y el alimento de los separatistas catalanes, pero ¿quién  o quiénes están detrás?

A mi entender, la Rusia de Putin, los Estados Unidos de Trump y el Israel de los mil tentáculos.

Una cosa tengo por cierta: el plan no es obra exclusiva de una banda de intrigantes, ya que lo que se pretende es en última instancia devolver el Viejo Continente a la Edad Media con sus taifas y sus principados.

Lo más sarcástico del caso es que, probablemente, los separatistas catalanes, instigadores de la hoguera, harán de Cataluña una de sus víctimas más dañadas.

Todo ello no es óbice para que nuestros angelitos estén convencidos de que  más pronto que tarde serán los reyes del mundo.

Así, pues, a seguir intrigando y soñando.

Ciudadanos, solución y peligro para España y Cataluña

A mi entender, Ciudadanos -alias de Albert Rivera- puede ser, a corto plazo, la solución a los gravísimos  problemas políticos que  España tiene en Cataluña y con Cataluña.

Después ya veremos.

Un Rivera inteligente,  bien instruido y bien asesorado lleva años mostrando y demostrando a los españoles de aquende y allende el Ebro que lo que es bueno y saludable para los de una orilla también puede serlo y de hecho lo es para los de la otra.

Todo lo  que hace falta es un mensaje idóneo con un mensajero idóneo y un equipo de subalternos idóneo.

De momento, en el conjunto de España tenemos como mandamás a un hombre con mentalidad de funcionario escandinavo. En un caso de peligro extremo para la Nación como el que estamos viendo y viviendo en Cataluña ordena que se aplique la Ley al pie de la letra y sólo la letra, sin hacer sangre en los devotos sediciosos,  convencido de que así ya  ha cumplido con su obligación  y ha resuelto el problemón catalán.

No obstante, Cataluña sigue siendo un problemón para todos: para el Gobierno de España, para los españoles en general y para los españoles de Cataluña en particular, incluso para los pobres separatistas con su obsesiva querencia por  el juego sucio y la traición.

Éstos, después de inventarse la República virtual de Cataluña y con ella la política virtual, se han entregado en cuerpo y alma   al juego sucio virtual y ahora dicen que no piensan dejarlo hasta que el Gobierno de España rectifique real, no virtualmente.

Albert Rivera tiene una solución para poner coto a ese problemón, tal vez incluso para acabar con él y conseguir la unión y la concordia de todos los españoles.

Lo creo y casi le creo.

Para mí, la incógnita consiste en saber qué ocurrirá cuando un Rivera mande  en Barcelona, futura capital de la República virtual federada de Cataluña-Tabarnia y otro Rivera, o el mismo, mande en los Madriles, capital de todas las EXPAÑAS virtuales y sus territorios autónomos o semiautónomos.

Regreso con Margarita

Contigo cubriré mi última derrota

y libre al fin del caos y la nada

contigo regresaré  al Ser que lo es todo

y existe en cada una de las almas

De la investidura telemática al universo telemático de los separatistas catalanes

Imagino que, llevados de su obsesión por escapar de la justicia española, los separatistas catalanes intentarán por todos los medios disponibles pasar de la investidura telemática del prófugo Carles Puigdemont a la proclamación telemática de la República telemática de Cataluña para crear por último una realidad telemática y si la suerte los acompaña incluso un universo telemático.

En cualquier caso, creo que la idea del susodicho y sus acompañantes es situarse por tiempo indefinido fuera de la jurisdicción española y seguir intrigando desde allí hasta que pase la tormenta, como mínimo.

Me inclino a pensar que para ellos semejante situación es, más que un castigo, un premio a sus actos de deslealtad.

Por lo tanto, es muy probable que sigan exigiendo  una rectificación al Gobierno español.

La pregunta es: ¿crearán escuela y se producirá una cadena de proclamaciones de repúblicas y/o estados telemáticos?

De la investidura telemática al limbo jurídico pasando por la política telemática

Entiendo que la investidura telemática de Carles Pigdemont llevaría inmediatamente a un gobierno autonómico igualmente telemático. A partir de ahí, cabe imaginar que se pasaría a una política telemática y, llegada la hora, a una República catalana igualmente telemática que por su naturaleza se situaría en un limbo jurídico, esto es, fuera de la jurisdicción española. Todo ello sin solución de continuidad y, como es lógico, sine die. El calendario lo fijan ellos.

De ese modo los separatistas catalanes conseguirían uno de sus grandes sueños. Estar fuera del alcance de las leyes españolas y, al mismo tiempo, dirigir la política catalana e intervenir decisivamente en la política española, ya sea de manera directa o por persona interpuesta.

La investidura de Puigdemont es, en mi opinión, el primer fraude de una cadena de fraudes sin otro límite ni otro fin que la destrucción de España. Ese es el objetivo final.

Problemas para el PP, problemas para España

A mi entender, los problemas del PP han ido acumulándose y, por lo tanto, agravándose con el paso del tiempo, entre otras razones, por la pasividad de su actual máximo dirigente, Mariano Rajoy, hombre con mentalidad de funcionario escandinavo y daltónico político.

Como partido del Gobierno de España, el PP se enfrenta hoy a una situación diabólicamente complicada, ya que debe hacer frente simultáneamente a sus problemas internos y, de manera especial, a ese problemón terrorífico que es para España y los españoles una Cataluña con todas sus instituciones en situación de rebeldía y en pie de guerra.

En primer lugar, el Partido Popular debe afrontar y resolver las gravísimas acusaciones de corrupción que pesan sobre sus representantes en Valencia y que la dirección nacional ha venido encubriendo/eludiendo sistemáticamente durante décadas.

Entiendo que si esa corrupción pesa todavía hoy sobre el Partido Popular en su conjunto se debe esencialmente a la postura de su líder, Mariano Rajoy. Para mí, a él se debe asimismo la pérdida no sólo de apoyo social a los populares en todo el territorio español sino también, y simultáneamente, el ascenso y el auge de Albert Rivera y su partido tanto en Cataluña como en el conjunto de España.

Parece ser que Ciudadanos está a punto de convertirse, si es que no se ha convertido ya, en el gran partido del centro derecha  español, un partido -no lo olvidemos nunca- nacido en Cataluña y aún hoy vinculado primordialmente a Cataluña.

Como partido del Gobierno de España, el PP deberá afrontar y resolver igualmente el gravísimo problema catalán, pues me temo que para someter a los sediciosos no va a bastar con aplicar la letra del artículo 155 de la vigente Constitución,  sino que habrá que aplicar también y sobre todo su espíritu con decisión, energía y contundencia, que es lo que, a mi modo de ver, se exige del Legislativo cuando considera que una ley es violada con perfidia, deslealtad y contumacia.

¿Que Tabarnia es una broma? Pues para mí los problemas de España en estos momentos ni son una broma ni se resuelven con bromas.

El limbo jurídico de Puigdemont

Parece ser que Carles Puigdemont ha conseguido lo que pretendía: situarse fuera de la jurisdicción española y, desde ahí, reanudar su actividad política.

Yo he llamado a eso limbo jurídico.

La actividad política de Puigdemont es ahora esencialmente de carácter propagandístico y se basa en intervenciones personales seleccionadas con sumo esmero.

Puigdemont y Junqueras, víctimas de su propia traición

Desafiaron al Estado de derecho y escenificaron una conjura de estirpe fenicia o veneciana como si fuera la rebelión de todo un pueblo.

Embrollo y farol. Fullaraca. Detrás no había prácticamente nada o casi nada.

Ahora, dos de sus principales cabecillas, un tal Carles Puigdemont, antihéroe nacional huido de la justicia española, y un tal Oriol Junqueras, creyente practicante y delincuente contumaz y reincidente, imploran clemencia con la boca pequeña.

Varios comentaristas locales/regionales de la actualidad nacional, entre ellos Enric Juliana desde la retaguardia de La Vanguardia, han escrito necrológicas políticas de los interfectos.

Es posible que el separatismo catalán haya perdido su batalla más decisiva. Pero sigue vivo y, mientras siga vivo, lo normal es que siga intrigando. Eso es algo que, a mi modo de ver, los españoles deberían tener en cuenta para obrar en consecuencia.

¿Está dispuesto el Gobierno de España y están dispuestos los españoles a desmontar las estructuras creadas, levantadas y explotadas por los separatistas catalanes en cuarenta años de dictadura encubierta con sus incontables intrigas y traiciones?

Rendición de cuentas: chivos expiatorios, actores y agentes

Quiero pensar  que se acerca la hora en la que los sediciosos catalanes deberán rendir cuentas ante la justicia por sus actos delictivos. A mi entender, como mínimo, por deslealtad institucional, prevaricación, sedición,  malversación de fondos públicos, obstrucción a la acción de la justicia, fraude de ley y contumacia. El más grave de todos -traición a la patria- no figurará en la lista por la sencilla razón de que los sediciosos y sus conmilitones cuidaron en su momento de que no figurara en una Constitución concebida  y escrita en cierto modo a su medida. El Estado de las autonomías consagra la secesión como  práctica legítima, democrática y constitucional bajo la forma de autogobierno.

Aun así, los sediciosos catalanes deberán hacer frente a esas u otras acusaciones graves o muy graves.  No creo que los representantes de esa justicia vayan a ser muy severos con ellos. Hasta ahora no lo han sido.

En los acusados y posibles condenados yo veo agentes, actores o figurantes y chivos expiatorios.

Días pasados, un espía y confidente de La Vanguardia afincado temporalmente en los Madriles, capital del Reino de España y sus convergencias, señaló a Carles Puigdemont como uno de los primeros y más seguros chivos expiatorios de la fracasada intentona sediciosa. Creo que se lo merece por rango y actividad, lo mismo que su subalterno (es un decir) Oriol Junqueras. En realidad, los dos fueron a la par agentes y actores.

Por encima de ellos está sin duda Josep Lluís Trapero, jefe de la policía autonómica de Cataluña y maestro en actos de deslealtad a dos bandas, incluso a tres bandas y personificación de la indignidad en estas tierras.

Pero, evidentemente, los máximos responsables de la frustrada sedición no son ellos. Personalmente creo que, como ocurre en estos casos, habría que buscarlos fuera, incluso lejos de la escena pública. Una línea apunta a Artur Mas y, a partir  de él, al clan de los Pujol, con el patriarca y la matriarca a la cabeza.

Hemos llegado al núcleo duro del secesionismo catalán, que lo es también de su burguesía. Pero eso es ya harina de otro costal.

¿Dónde está la Iglesia catalana? ¿Dónde está la burguesía catalana?

Ante el sesgo que ha tomado en los últimos meses el secesionismo, me pregunto: ¿dónde está la Iglesia catalana?, ¿dónde está la burguesía catalana?

Si la Iglesia es una instancia moral, no entiendo muy bien cómo puede respaldar y apoyar, incluso de manera activa, el comportamiento de personas que infringen reiteradamente las leyes de un Estado de derecho, leyes por definición democráticas y que ellas mismas juraron cumplir.

De manera análoga, tampoco entiendo que la burguesía catalana, siempre atenta a defender sus intereses y, por lo tanto, el orden social y político, se deje arrastrar por personas que están llevando a la ruina al conjunto de la sociedad, incluidas ellas mismas, a través del caos.

Yo veo ahí irracionalidad, perfidia e ignorancia.