Artículos de abril de 2018

Montoro, contable modélico

Cristóbal Montoro es un contable modélico, dicho sea cum grano salis.

Afirmaría  incluso que al hombre le gusta lo que hace y hace lo que le gusta. Se le nota cuando habla y, sobre todo, cuando comparece ante los medios para hacer alguna declaración. No sólo no rehúye el cuerpo a cuerpo y las preguntas en corto y en directo, sin red ni plasma, sino que además incita a sus interlocutores, entrevistadores o denunciantes a que le pregunten y le pongan a prueba.

«Pregunten, pregunten ustedes».

En ese mismo instante la cara se le ilumina, la sonrisa se le ensancha y el contable adopta una actitud entre paternal y pedagógica.

«Pero, hombre, ¿no ha leído usted los papeles que les he entregado antes de la entrevista? Pues allí, concretamente en el apartado 3 de la segunda página, está la respuesta detallada a lo que usted me pregunta ahora».

Llegado a ese punto, el maestro Montoro simula un recorte, apenas un atisbo,   utilizando los papeles que tiene en la diestra a modo de muleta y, después de mirar al tendido con expresión de vanidosa e ingenua superioridad, dice como para provocar:

«¿Alguna pregunta más?»

Está visto que los números no engañan y, además, hablan por sí solos.

Alemania dicta la sentencia de muerte de España

Considero que con su sentencia la justicia alemana ha dictado la muerte de España a manos de los separatistas catalanes en cuanto que ha legitimado y legalizado toda la actividad subversiva de estos desde la implantación de un régimen formalmente democrático en nuestra patria, 1978, hasta la declaración e imposición de una república catalana en los próximos años, tal vez incluso en los próximos meses. Esa república está llamada a desencadenar una reacción en cadena que acabe con España como realidad histórica, social y política.

Jiménez Losantos y los separatistas catalanes

Imagino que a estas horas los separatistas catalanes se estarán riendo de España y los españoles, incluido Jiménez Losantos, a mandíbula batiente.

Han conseguido no sólo esquivar a la justicia española y engañar a la justicia alemana sino incluso hacerse con el favor de ésta y del Gobierno alemán en peso.

Jugada maestra o golpe de suerte, la maniobra hace buenas todas las traiciones de nuestros desleales compatriotas y sitúa a España en una posición de suma debilidad.

Ahora, los españoles, heridos en su amor propio, se muestran dispuestos a enfrentarse a Alemania y los alemanes en bravatas suicidas.

Con reacciones y actitudes como las del honrado e irracional numantino radiofónico, los separatistas sólo tienen que esperar para luego  ir recogiendo las nueces que, a buen seguro, les  irán  cayendo a los pies (Arzallus dixit).

Incomprensible pero real.

Considero que para salir con vida de esta situación los españoles deberíamos tener un patriotismo y/o una inteligencia que, en mi opinión, ni tenemos ni hemos tenido nunca o, en su defecto,  ese profundo y oculto (¡secreto!) sentimiento de pertenencia y esa perfidia corrosiva y más vengativa  que memoriosa (J.L. Borges), siempre  irreductible, que a lo largo de mi vida sólo he apreciado y despreciado en  separatistas catalanes y  en judíos.

¿Y la voluntad de ser? Para un nietzscheano eso es algo que surge siempre y sólo de filosofar con el martillo.

El secesionismo catalán y su guerra sucia contra España

Vistos desde una perspectiva global y estratégica, los actos llevados a cabo por los separatistas catalanes en el otoño de 2017 y centrados en el referéndum de autodeterminación (1 de octubre) y la consiguiente proclamación de la República catalana (27 de octubre) constituyen, a mi entender, un golpe de Estado en forma de rebelión/sublevación/sedición/conjura  contra España, constituida en Estado democrático de derecho, con el propósito deliberado y manifiesto de subvertir en su totalidad y a todos los efectos legales y políticos el orden constitucional vigente en el espacio sujeto a su jurisdicción.

Me reafirmo en esa interpretación de los hechos, toda vez que, acto seguido, los sublevados declaran la guerra a España por la  vía de los hechos consumados para hacer valer la vigencia de una pretendida legalidad catalana no sólo al margen de la legalidad española sino incluso y sobre todo por encima de ella.

Se trata de una medida en cierto sentido  lógica y necesaria tras el golpe de Estado y la declaración de independencia. Ahora, como ellos mismos manifiestan, los separatistas catalanes están efectivamente en guerra con España.

Guerra sucia en la que un sector minoritario de la sociedad catalana -sí, sí, minoritario- actúa como aliado y soporte político de un gobierno autonómico formado básicamente por prófugos y exiliados, mientras su administración es controlada y dirigida por el Gobierno de la Nación.

Es cierto que Roger Torrent, presidente del Parlamento catalán, continúa en su sitio, pero también lo es que su actuación, siempre limitada, está bajo el control de la judicatura del Estado, mientras que el prófugo  Carles Puigdemont, presidente de la Generalidad,  pretende instalarse ahora en Berlín y ejercer las funciones de su cargo desde allí, mientras Oriol Junqueras permanece en prisión cautelar, al igual que otros dos destacados cabecillas del golpe de Estado. En Bruselas siguen  los que huyeron con Puigdemont, que, al parecer, quiere reforzar este enclave, aunque sea sin su presencia.

Parece ser que el plan de los sublevados consiste en crear una serie de puntos fuertes en ciudades estratégicas de Europa como Ginebra, Estrasburgo y Edimburgo, además de las mencionadas,  y llevar a cabo acciones individuales o conjuntas, siempre coordinadas y programadas. Sus dirigentes y estrategas  piensan en una guerra de desgaste por un período de cinco a diez años y cifran sus esperanzas de victoria en la invisibilidad y la movilidad de  sus agentes, así como en las acciones por sorpresa y las emboscadas, pero por encima de todo en su propia  capacidad de supervivencia y la creciente complicidad de grupos y movimientos afines.

Gobierno en el exilio, guerra sucia de desgaste dirigida desde el exilio. ¿Nuevo capítulo de un irredentismo catalán cada vez más autoflagelante?

Enric Juliana, ¿oráculo del irredentismo catalán?

Entiendo que Enric Juliana es un espía de vieja obediencia burguesa y pujoliana que, apostado, no instalado, en los Madriles desde hace décadas, pretende erigirse en oráculo de todas las Españas y todas las antiEspañas y así culminar su obra y su traición.

Pero yo me pregunto, ¿de qué le sirve a un espía su autoconsciencia de oráculo y  guía de un pueblo elegido si obra  y traición están condenadas al eterno retorno de un irredentismo autoflagelante?

Guerra furtiva sobre el tablero europeo

A estas alturas de la partida Cataluña-España, el bando separatista ha conseguido distribuir inteligentemente sus piezas sobre el tablero europeo basándose en el control y la activación de un conjunto de puntos fuertes o baluartes situados en ciudades con valor de centros neurálgicos de carácter político.

Los nombres de esas ciudades del Viejo Continente son hoy de dominio público.

Como es lógico, los nuevos puntos fuertes vendrán a sumarse a los ya existentes en España y, concretamente, en Cataluña, que en un principio actuarán en su conjunto como cerebro o, si se prefiere, como mando estratégico.

La idea básica es atacar simultánea o alternativamente, siempre de manera coordinada, objetivos situados no sólo dentro y fuera de Cataluña, dentro y fuera de España, dentro y fuera de la Unión Europea sino también dentro y fuera de las diferentes legalidades nacionales, preferentemente con  acciones por sorpresa bien planificadas y ejecutadas, como golpes tácticos y emboscadas.

Golpear y dormir.

Una variante moderna o postmoderna de la guerra de guerrillas con una tropa móvil,  a menudo invisible  e imprevisible.

Siempre ventajistas, los separatistas catalanes juegan ahora con la ventaja subjetiva y objetiva de que lo que han obtenido -¡usurpado!- no lo van a soltar ni por las buenas ni por las malas y, en consecuencia, todo lo que han conseguido y consigan en el futuro van a ser ganancias.

¿Se acuerdan ustedes de la inmersión lingüística  obligatoria y excluyente?

A esas ventajas se sumará  otra aún más convincente para sus seguidores, en especial para los miembros de su burguesía: en ningún caso habrá represalias a cargo del Estado español por la sencilla razón de que, concluidas las hostilidades,  no habrá Estado español.

La parte habrá devorado al todo.

Palabra de golafre.

El error de Montoro

Entiendo que las declaraciones de Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, sobre la financiación o, mejor dicho, la no financiación del proceso separatista catalán con caudales públicos constituyen un error grave, como mínimo, por estos motivos:

1º. No responden a la realidad de los hechos en su desarrollo temporal, algo ya demostrado con creces. El ministro podría haber hecho a lo sumo una declaración condicionada, esto es, limitada en el tiempo y referida al ámbito de sus competencias y siempre de acuerdo con sus conocimientos e informaciones.

2º. En mi opinión evidencian falta de sentido de Estado en el declarante, junto con falta de coordinación de los diferentes ministerios del Gobierno.

3º. Han causado a España y sus intereses un daño tan grave como gratuito en cuanto que podemos pensar que nada ni nadie le obligó  a hacer tales declaraciones.

Si en otras ocasiones he manifestado mi aprobación a la gestión contable de Montoro, ahora quiero hacer constar mi desaprobación, aunque he llegado a pensar incluso que el error pudo deberse a un exceso de celo de origen  exhibicionista. Ejemplo:  quiero que todos sepan que los separatistas catalanes no nos han metido ni nos van a meter ningún gol. De eso me encargo yo.

Lo dicho, error grave.

¿Por qué los separatistas catalanes no quieren otras elecciones?

En mi opinión, los separatistas catalanes no quieren otras elecciones porque, descubierto el fraude y perdido el control dictatorial del conjunto de la población de Cataluña y en especial de la comunidad de lengua y sentimiento españoles, saben de sobra que están en franca  minoría, como saben que su plan, basado en la división de la sociedad en dos bandos irreconciliables, sólo se puede defender y vender mediante trampas y engaños que oculten tanto la meta final como el camino para llegar hasta ella.

El camino es el enfrentamiento, seguido del caos social y la ruina económica, mientras que el resultado final sólo puede ser la cosecha de esa siembra.

Eso es, al menos, lo que nos dicen la experiencia y el sentido común.

Yo pregunto

Yo pregunto:

¿Cuándo se enterarán los españoles de que los separatistas catalanes tienen un plan para apoderarse de España y llevan más de cincuenta años trabajando en él?

¿Cuándo reaccionarán los españoles y empezarán a tomar medidas reales y eficaces para impedirlo y acabar con el separatismo catalán, origen y punta de lanza  de todos los separatismos peninsulares y, por eso mismo,  peligro gravísimo para la supervivencia de España?

¿Cuándo decidirán los españoles volver a ser españoles, sólo españoles y siempre españoles?

El Partido Popular y sus corrupciones

Siento y entiendo que el Partido Popular sufre una corrupción congénita de origen hereditario y alcance sistémico.

Corrupción que, por un lado, precedió  a su nacimiento como formación política y, por otro lado, alcanzó a todo su sistema orgánico, al menos hasta cierto momento de su historia.

Corrupción económica y, por lo tanto, también ideológica.

Hasta ahora, el Partido Popular ni ha querido ni ha sabido liberarse de su corrupción porque, en muchos casos, los encargados de llevar a cabo esa limpieza-liberación eran personas corruptas con cargos decisivos en el organigrama de la formación.

Limpieza sí, pero siempre por debajo de mí y nunca con efecto retroactivo.

Hasta ahí podíamos llegar…

En estos momentos, además de tener bajo su responsabilidad el  Gobierno de la Nación, el Partido Popular constituye el principal baluarte de España y su unidad  frente a las fuerzas desintegradoras formadas por una izquierda anarcoide y un separatismo burgués, siempre insolidario y  desleal.

En cualquier caso, considero que España necesita con toda urgencia un partido sólido y honrado de derechas y un partido igualmente sólido y solidario de izquierdas en línea con las dos grandes tendencias que vienen marcando  el progreso de Europa y su proyecto común en los últimos tiempos.

La atomización de los estados y las naciones lleva a la destrucción de la sociedad pasando por el caos y la miseria.

¿Tendremos que vivirlo otra vez para aprenderlo?

La gran coalición del catalán Valls

Parece ser que Manuel Valls, catalán transpirenaico,  ha vuelto ahora a España con el encargo de relanzar la gran coalición nacional contra el separatismo regional  en el que, como otros muchos políticos, ve la punta de lanza de todos los movimientos disgregadores de nuestra maltrecha piel de toro.

En un principio, la idea no me parece del todo mal, aunque siga albergando mis dudas sobre la intención última de su propuesta y, en especial, sobre la intención última de varios de sus futuros compañeros de viaje.

Entiendo que esa propuesta puede terminar convertida en un acuerdo entre catalanes, sólo catalanes, sobre España y los españoles en un futuro más o menos próximo, sobre todo si tiene un éxito mínimamente comercializable y exportable.

O sea,  en una variante de la tercera vía, concretamente de  la que nace con el burgués Pasqual Maragall y, a través de subalternos anónimos para la historia, llega a esa personificación de la perfidia humana llamada Miquel Iceta, puerta de entrada/no entrada  de los españoles en la República de Catalunya.

Considero que, en cierto modo,  el españolismo de Albert Rivera es sincero. El muchacho representa su papel con convicción y se cree lo que dice, pero ¿y si esa sinceridad suya fuera en realidad el envoltorio que ha de facilitar la venta de una mercancía siempre fraudulenta?

¿Trato entre catalanes? No me gusta la propuesta.

Nota

García-Albiol es el único catalán con el que a mis 84 años estaría dispuesto a ir a la guerra para defender la unidad de España. Si ningún reparo, sin la mínima reserva.