Quiero recordar que cuando el muchacho hizo su aparición en la escena política, a finales de la primera década del presente siglo, se situó claramente a la izquierda de la izquierda ideológica española. Por ese motivo, entonces eché mano de un término del idiolecto familiar y en honor a mi abuelo materno lo identifiqué con el sobrenombre de bolchevique territorial.
A decir verdad, sólo por algún tiempo.
Pablo Iglesias Turrión, que así se llamaba y se llama el muchacho, vivió una primera etapa fulgurante en la que se erigió en líder indiscutible y siempre discutido de una izquierda más teórica que real, más demagógica que obrera, más intelectualoide que social.
Pero pienso que en su biografía hay un momento en el que Iglesias olvida, pierde o simplemente abandona sus referentes ideológicos de cuño marxista y los sustituye por los que le imponen su ambición y su narcisismo.
Yo soy yo y mis atributos.
Entiendo que a partir de ese momento Iglesias se hunde en un caos de ideas mal digeridas -¡sí, mal digeridas!- y ambiciones nunca controladas que le llevan tendencialmente al fracaso personal y al fracaso de la formación política que ha pretendido liderar.
A eso se suman contradicciones que, en mi opinión, marcan su deriva ideológica y biográfica. He aquí las dos que considero más flagrantes y ofensivas.
Empieza viviendo en un pisito de 60 metros cuadrados en el humilde barrio madrileño de Vallecas y termina instalado en un casoplón de 268 metros cuadrados perteneciente al señorial municipio, también madrileño, de Galapagar. Esta auténtica machine à habiter, según el término empleado por los pintores surrealistas y el arquitecto Le Corbusier, consta de vivienda principal, dependencias, zona ajardinada y huerto y ocupa una superficie total de 2.000 metros cuadrados.
Empieza como marxista (en el lenguaje de mi familia, bolchevique territorial) y termina sumido en un caos ideológico, sin programa definido, pero apoyando a la burguesía catalana más antiespañola y más antiobrera (doble alianza contra natura).
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Sin categoría escrito por el 28 de mayo de 2019 y
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