El Estado acude en auxilio de la Generalidad para impedir una doble bancarrota

Entiendo que en estos últimos días el Estado español ha llevado a cabo una operación con valor de obra maestra para impedir una doble bancarrota: la bancarrota de la Generalidad como responsable de las finanzas de la comunidad autónoma de Cataluña y la bancarrota de las finanzas de España en su conjunto.

Nuestros queridos y siempre desleales compatriotas se han dado inmediatamente por aludidos y han cumplido sin rechistar  las órdenes que les han llegado desde Madrid, capital del Reino de España.

Una pista para el lector: Todas las instituciones autonómicas de Cataluña  son ilegales en su origen, en su funcionamiento y en sus fines.

Palabra de Ramón Ibero

Pilar Rahola

De oráculo del catalanismo más burgués, dogmático y autoritario a disidente ideológica sin voz, sin tribuna y sin audiencia.

¿De disidente sin voz, sin tribuna y sin audiencia a paria entre los parias de mi España irredenta, pasando por catalana errante y apátrida?

 

Dios y sus criaturas

Prefiero pensar, creer, imaginar, apostar que Dios es y existe, que es y existe en sí mismo y para sí mismo.

Dios es el ser necesario y, por necesario, eterno.

Entiendo que para ser necesario hay que ser eterno y para ser eterno hay que ser necesario.

Los seres humanos, criaturas suyas, pertenecemos al ámbito de lo contingente; al menos, a partir de un origen.

A mi entender, fin y finalidad nos son desconocidos.

 

Contra Madrid, capital de España, y contra la Monarquía, símbolo de su unidad

Hace tiempo que los separatistas catalanes vienen concentrando sus ataques en Madrid por ser la capital de España y en la Monarquía por ser el símbolo supremo de la unidad de España.

En definitiva se trata de decapitar a España.

A esa maniobra se unió en su momento la de que Barcelona compartiera con Madrid y en igualdad de condiciones la capitalidad de España. De ese modo, Cataluña tendrá en su momento una capital de la república catalana, con todas sus instituciones,  financiada  por España.

¿Se han enterado los españoles y, sobre todo, han tomado medidas para impedirlo?

Ermenéutica de las identidades del Impostor (Javier Cercas)

Dado el caos en el que nos sumerge, deliberadamente, el autor impostor nada más abrir el libro, se me ha ocurrido  que tal vez sería conveniente en un primer momento  prescindir del relato, desliteraturizar el  texto y limitarnos a  hacer un listado de sus personajes, cada uno de ellos con su ficha biográfica y documental, de modo que, en esta fase hermenéutica,  el fabulador Cercas quede reducido a la condición de  un escueto repertorio de fichas.

Todo con orden y por el orden.

Entiendo que, tras esta medida previa, se podrá proceder a reliteraturizar  el texto y recolocar a cada personaje o alter ego  del autor en su sitio, revestido de nuevo con todos sus atributos.

A partir de ahí,  el listado onomástico podrá servir como clave hermenéutica de las  ídentidades del impostor Javier Cercas.

Pregunto: ¿es el caos inherente al genio y sus creaciones?

Las identidades del interfecto

¿Cuántas identidades asume y/o usurpa Javier Cercas en su trabajo de impostor?

Por favor, que conteste, si quiere, el interfecto.

Separatismos y separatistas

Siempre he pensado que los separatistas catalanes forman un  partido único,  que, de acuerdo con las exigencias de cada momento, se pliega y/o despliega sobre el campo de operaciones –la sociedad civil– en un constante movimiento de acordeón.

Ese planteamiento les permite cubrir un espectro muy amplio, más amplio por lo común que el de sus rivales,  y  seleccionar en cada situación  los objetivos de acuerdo con prioridades táctico-estratégicas.

A mi modo de ver y pensar, ahí radica en esencia la superioridad de los separatistas  sobre los españoles y sus formaciones políticas, siempre torpes y lentas. Torpes en la fijación de los objetivos y lentas en la ejecución de los programas.

Uno, viejo estratega del tablero, sigue pensando: objetivo visto, objetivo destruido.

Una impostura de imposturas y un leal impostor

Entiendo que en esta ocasión  –o, por mejor decir,  en su última entrega y en su doble papel de leal impostor– Cercas combina básicamente dos  técnicas narrativas y establece una correspondencia isomórfica entre ellas o, si se prefiere, entre una vida vivida como impostura o suma de imposturas y el relato de esa vida presentado como un cúmulo, evidentemente deliberado, de imposturas.

Síntesis y conclusión: Narcisismo por pasiva y por activa bajo la advertencia de Ovidio con valor de condena:  Si se non nouerit.

Desde Cafarnaúm,

Dime, Dios injusto, ¿por qué has pecado?

¿Por qué  has hecho de mí, hijo de Cafarnaúm, pecado de tu pecado?

El tío Hermógenes, bolchevique territorial

El tío Hermógenes, mi abuelo materno, era hortelano. Tenía su predio en la Isla de Plasencia, cerca del molino de los Serranos, donde el canal  vertía y acaso aún vierte sus aguas en el humilde Jerte, río madre de mi infancia aterida.

Según me contó mi hermano Juan, allá por el año 1935 y por lo tanto en plena Segunda República llegó a la conocida cittadina de la alta Extremadura un político de los Madriles guiado por  la manifiesta y aviesa intención de hacer campaña con vistas a las elecciones nacionales que estaban a punto de celebrarse.

El caballero paseó su figura capitalina por la ciudad y sus alrededores, incluida la calleja que lindaba con las tierras del tío Hermógenes, quien una tarde, nada más verlo aparecer, dejó caer la azada y, tras levantar los ojos, se dirigió a él. El visitante hizo gala de sus modales y  de entrada se interesó por los problemas de la huerta y el hortelano para, acto seguido, entrar en materia, la campaña y las elecciones. Su interlocutor le escuchó un sí es no es distante o desdeñoso y, tan pronto como se cansó de la perorata, se echó de nuevo la azada al hombro y le soltó a su ilustre visitante: «¡Sepa usted, señor Menistro, que yo, un servidor de usted, soy bolchevique territorial!

De acuerdo con mis indagaciones, desde entonces, el tío Hermógenes fue conocido y reconocido en Plasencia, su Isla y sus alrededores como Bolchevique territorial. La única persona de la ciudad que no le llamaba así era su parienta, la tía Ramona, mujerona corpulenta y aparatosa, en apariencia adusta pero tierna y maternal, que le quería y, a su manera, le respetaba.

Pero lo cierto es que el tío Hermógenes nunca explicó qué significaban tan extrañas palabras ni de dónde las había sacado.