Estatut: fotut, kaputt

Pasqual Maragall, miembro redivivo del Sanedrín o Consejo Asesor de Cataluña, ha lanzado un aviso-amenaza de envergadura: si no se aprueba el Estatuto, que no se aprobará (al menos como ellos pretenden),  habrá guerra. Naturalmente,  guerra a la fenicia, o sea, intrigas, intrigas y más intrigas.

Ahí, Zapatero tendrá una nueva oport, acaso la mejor y más difícil de su vida política hasta ahora, de lucir sus virtudes/vicios de trapisondista consumado, no consumido. Ya conocemos su modus operandi, dar largas al asunto, expresión que se puede traducir a la lengua y el estilo de Pujol ben Gurión como: «fer passar amb raons a algú». Por lo tanto: ¡traición a Catalunya y los catalanes!

Pregunta ingenua e intempestiva: evidentemente, el frente pro Estatut estará presidido por Pujol ben Gurión, Sumo Sacerdote del Sanedrín y sabra de mena, nunca por el charneguete y prosélito gentil  Montilla, pero ¿qué táctica y, sobre todo, qué armas empleará para rendir/engañar a Zapatero?

Solbes y Zapatero: dos caras duras de una misma falsa moneda

Pájaro bobo quiere recordar que, no hace mucho, Montoro se refirió a Solbes con estas o parecidas palabras: «Lo peor de todo es que está trabajando en la destrucción de España». La acusación se puede mejorar/empeorar e incluso completar diciendo, por ejemplo: «Lo peor de todo es que está al servicio de un delincuente empeñado en destruir España, y él lo sabe».

La figura de Solbes se ha venido abajo, arrastrada por la de nuestro indigno jefe de Gobierno. Es difícil entender que un ministro de Economía aceptara, como él  aceptó, el timo-fraude de los cuatrocientos euros, tratándose como se trataba y se trata de un asunto perteneciente al ámbito de su competencia. Más difícil aún es entender que aceptara, como él aceptó, ocultar deliberadamente, antes, durante y después de las elecciones,  la situación económica de España y su tendencia previsible a corto plazo y prevista. Más difícil aún es entender que, además de silenciar y negar la existencia de la crisis, no tomara ni una sola medida para prevenirla, atajarla o remediarla hasta que la realidad se impuso y  amenazó con arrollar al irresponsable jefe de Gobierno y su insolvente ministro de Economía. Miserables, miserables.

Es sabido que, en esencia,  el modus operandi de Zapatero se basa en quitarse de encima  los problemas con promesas y luego negar lo prometido con un cinismo que, por hermético y reiterativo, sobrecoge. Solbes debería saber que la táctica-fraude-timo de Zapatero no sirve en economía, pues en este campo la realidad termina por imponerse y no se la puede ni eludir ni negar ni torear con un par de capotazos mirando al tendido de los agradecidos beneficiarios de la política social.

Es sabido asimismo que lo que Zapatero presenta como política social, y Solbes acepta como tal, es en realidad un criadero de votos, en adelante llamado votofactoría.

Tres preguntas ingenuas e intempestivas
1) ¿Cómo se llama el delito de ocultar deliberadamente la realidad socioeconómica de un país  con fines electorales?
2) ¿Qué pena corresponde a quienes cometen ese delito?
3) Qué pena corresponde a Zapatero y a Solbes si se demuestra que han cometido ese delito?

Nota
La palabra votofactoría, con la que aquí se define una conocida añagaza de Zapatero, pertenece exclusivamente al idiolecto de Pájaro bobo. De momento. Si alguien se la «insurpa», por favor, que cite la fuente.

Montilla: empieza la cuenta atrás para el charneguete

Pájaro bobo se huele que el Sanedrín catalán, conocido oficialmente como Consejo Asesor de Cataluña, ha decidido que el charneguete Montilla ya ha realizado su trabajo –meter a dos subalternos suyos (exactamente: un subalterno y una subalterna) en el Consejo de Ministros y forzar la aprobación o, al menos, el no rechazo del Estatuto de Cataluña– y hay que prescindir de él, no vaya a ser que capitalice méritos y éxitos  y se atrinchere en la Generalidad, como hizo en el PSC,  y luego no haya manera de hacerle saltar. Se le dará una medalla de Sant Jordi como a todo quisque y va que arde. Si lo prefiere, con distintivo rojo, claro.

La Ferrusola, doña Marta, lo ha dicho: «Eso es una vergüenza para Cataluña». Y Felip Puig, lacayo servidor de su señor marido, Pujol ben Gurión, se ha apresurado a cumplir el deseo de la ilustre dama. Efectivamente, el catalán del cordobés José Montilla dista mucho de ser el que debería (no debiera).

El pretexto, no causa, está bien buscado, pues, como ha apuntado oportunamente la distinguida ex florista de la Rambla, «eso no ocurre en ningún país del mundo».

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿sabe el cordobés Montilla que para ser «català de mena»  no basta con hablar una mena de catalán?

Nota

Después de observar el acento de Montilla en catalán, Pájaro bobo —toda una vida entregada al estudio de temas lingüísticos— se atrevería a afirmar que el cordobés tiene un oído musical de malo a muy malo.

Obama for President?

A Pájaro bobo le resulta difícil imaginar a  Barack Obama como presidente de los Estados Unidos de América. La imagen de John Fitzgerald Kennedy sigue viva en su memoria de emigrante. En el momento en el que Kennedy proclamaba enfática, teatralmente, Ich bin auch ein Berliner, él estaba a punto de cambiar de identidad, pues, en muchos momentos, muchas cosas las pensaba ya en alemán. A Kennedy lo mataron; a Pájaro bobo, la Providencia le depararía una segunda oportunidad; a decir verdad,  ni gloriosa ni heroica. Aquí está.

Con multilateralismo  y sin multilateralismo no hay que descartar ni un pucherazo a la  suramericana ni un hold-up a lo Bonnie and Clyde: all for the winner! (¡todo para el vencedor!). Tampoco debe descartarse  que Obama alcance la presidencia y consiga morir por causas naturales. Sería una victoria póstuma del católico norteamericano. Y una prueba de que su sacrificio no fue estéril. Sin esa experiencia histórica, evidentemente ahora todo sería distinto. Probablemente, mucho más difícil para un hombre de piel oscura y mucho más fácil para los maquinadores de crímenes de Estado y sus  mercenarios mafiosos. El asesinato de Kennedy no fue un crimen perfecto, pero,  como hasta ahora no se ha resuelto, podemos decir que fue un crimen perfeto y que como tal quedará en la historia.

No parece que con un Obama como President vayan a cambiar las relaciones de Estados Unidos con España, al menos mientras Zapatero sea Zapatero y Zapatero siga en el poder. A los ojos de Pájaro bobo, la visita de Hugo Chávez a España ha sido un acierto y un éxito. Ya lo ha dicho el venezolano: «Don Juan Carlos es muy travieso». Lo mejor de todo es que, al decirlo, le ha puesto un cariño que Pájaro bobo percibe como sincero. ¿Pretende Zapatero cultivar las relaciones con Suramérica para compensar el distanciamiento respecto del gigante del Norte o propiciar un acercamiento a éste por vía indirecta? Con Zapatero todo es posible y, cuando algo no es posible, siempre le queda el recurso de la trapisonda y/o la mentira. Anyhow, excelente jugada político- económica del subsodicho.

Cabe pensar que, con Obama o sin Obama, la política exterior de Estados Unidos seguirá marcada por su condición de juez y parte del juego mundial de intereses. Estados Unidos es hoy la única superpotencia, una superpotencia de corte militarista e  imperialista. Su economía se asienta en el Departamento de Defensa, en el que a su vez se asienta su inmensa máquina bélica. Tenemos Estados Unidos, o sea, superpotencia militarista-imperialista, para unos treinta o cuarenta años, dicen.

Con esas perspectivas, Obama, mensajero  de la negritud y el  mestizaje, podría constituir el anuncio del cambio que nos espera, que espera a quienes vivan entonces.

Dos preguntas ingenuas e intempestivas
1) ¿Sabremos algún día quiénes forman el Consejo Asesor del Estado en países como, por ejemplo, España y Estados Unidos?
2) Cambian los miembros del Consejo Asesor del Estado cuando cambia el Gobierno?

Israel, ¿portaaviones o submarino?

Ramón Ibero

Puede decirse que durante los últimos sesenta años Israel ha actuado como un portaaviones anclado/apostado frente a los desiertos de Oriente Medio y sus riquísimas reservas de petróleo. Portaaviones al servicio de los Estados Unidos de América, garantes, a su vez, de la seguridad de Israel y la supervivencia de sus ciudadanos. Siete millones de seres humanos instalados en una estrecha y otrora estéril franja de tierra arrebatada, en menos de tres generaciones, al fatalismo y una desidia crónica por atávica. Israel, milagro de la inteligencia y el trabajo colectivo, existe. Pero los árabes no quieren a los judíos como vecinos y, por supuesto, mucho menos como modelos. Si algo une a los árabes es el deseo de aniquilar a sus parientes de raza, incluso de religión.

Inicialmente, la inmensa inferioridad numérica de Israel frente a los países árabes le obligó a recabar la ayuda e incluso la presencia permanente del Ejército de Estados Unidos en la zona. Relación simbiótica: seguridad a cambio de control de los tesoros de combustibles fósiles. En los últimos años, los vaivenes de la geopolítica han aconsejado a los estrategas de los dos países transformar, al menos aparentemente, el portaaviones en un submarino, aunque, evidentemente, apostado siempre en el mismo sitio y siempre en calidad de cabeza de puente, de modo que, llegado el momento, permita el rápido desembarco de las fuerzas estadounidenses y su despliegue en cualquier punto de la región, desde el Mediterráneo oriental hasta Afganistán, núcleo pétreo de Asia central.

Esto no quita que la invasión de Irak por parte de Norteamérica haya sido un gravísimo fiasco político-militar. Al menos de acuerdo con lo que sabemos y entendemos. Aun así, cabe pensar que el Departamento de Defensa lo ha convertido en un lucrativo negocio (en el que en un principio estaba llamada a participar España). En cambio, para Israel ha sido y es, como mínimo, una maniobra con la que debilitar al enemigo, azuzando los enfrentamientos fratricidas a fin de que se destruyan unos a otros y los judíos puedan vivir en paz, al menos, una temporada.

Pero detrás de Irak, reducido a escombros de acuerdo con lo previsto, se levanta Irán, dispuesto no sólo a hacerse con armas nucleares sino también y, esto es lo realmente decisivo, a asumir el liderazgo político-militar del mundo árabe que, con sus casi mil trescientos millones de seres humanos, está llamado a ser uno de los ocho bloques que, probablemente, controlarán la política mundial de los próximos treinta o cuarenta años. Grosso modo, los bloques son y serán: Europa, Rusia y países del Este europeo, Estados Unidos y Canadá, China, Japón, India, mundo árabe-musulmán, Suramérica con Brasil y Argentina.

No parece que Israel desee figurar ahora en todos los planteamientos geopolíticos como un portaaviones al servicio de Estados Unidos. Más bien hay que pensar que,  en aras de la seguridad, intentará sumergirse y  permanecer en un segundo plano, aunque siga contando con el apoyo incondicional de Estados Unidos y mantenga su decisión de atacar con todos los medios necesarios a Irán, tan pronto como pase a ser un peligro real e inminente para su supervivencia. Muchos comentaristas y observadores de política internacional están convencidos de que, llegado el caso, Israel prescindirá incluso del plácet estadounidense. Así fue en el pasado.

Con la decisión de abandonar Irak a su suerte y concentrarse en Afganistán, tomada, según parece, por Estados Unidos en los últimos meses, este país trataría de conciliar una vez más la salvaguarda de sus intereses geopolíticos con la defensa de la seguridad de Israel. Afganistán, sin sociedad civil ni estructura de Estado a la manera de Occidente, está situado en el centro geográfico de Asia. Al Norte tiene Siberia y algo así como media docena de repúblicas islámicas inmensamente ricas en combustibles fósiles. Al Sur, India y Pakistán, potencias nucleares sumamente peligrosas, sobre todo Pakistán, país con una cuantiosa población musulmana y, por lo tanto, siempre dispuesto a apoyar y ayudar a Irán,  en estos momentos el gran peligro, como elemento desequilibrador, para Israel y Estados Unidos. Al Este de Afganistán se extienden las gélidas y desérticas extensiones de Tibet y Mongolia, países/territorios que Estados Unidos desearía sustraer al dominio de China, llamada a ser la gran  amenaza/esperanza  mundial a partir de los años veinte del siglo XXI.

Al instalarse ahora, de manera permanente, en Afganistán, Estados Unidos  pretende atenazar a Irán con ayuda de Israel,  pero sobre todo  tener un enclave central, sólido y estable, desde el que observar y, a ser posible, controlar un espacio geográfico de más de treinta millones de kilómetros cuadrados, núcleo de la vieja Eurasia.

En cualquier caso, como, curiosamente, aquí el accidente es ley, una de las grandes preguntas sigue siendo:  ¿qué posibilidades de sobrevivir a medio y largo plazo tienen los siete millones escasos de israelíes, cercados y acosados como  están, ya ahora,  por millones y millones de árabes que han jurado regar las arenas del desierto con la sangre de sus parientes de raza y religión?

Zapatero y el Barón de Münchhausen

El Barón de Münchausen se pasó la vida guerreando. Sus hazañas le hicieron famoso allá por el siglo XVIII y le envolvieron en una aureola de leyenda, sobre todo cuando Rudolf Erich Raspe le eligió como protagonista de uno de sus libros de aventuras. Las gestas de este barón están relacionadas mayormente con la actividad militar, pero también las hay que hablan de su peculiar ingenio. Así, se cuenta de él que, tras caer en una ciénaga, consiguió salir de ella asiéndose con las dos manos a su coleta y tirando de ella hacia arriba con todas sus fuerzas.

Pájaro bobo se ha acordado del ingenioso barón alemán al ver que ahora Zapatero intenta salir de la crisis/ciénaga económica en la que ha caído no sólo manteniendo su política social sino incluso sirviéndose de ella como fuerza impulsora/propulsora/elevadora/salvadora.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿sabe el ingenioso Zapatero en qué consiste el síndrome de Münchhausen?

Zapatero, homo oeconomicus?

A juicio de Pájaro bobo, entre los muchos y variados problemas que tiene el gobierno de Zapatero en estos momentos, el económico es con diferencia el más grave, el más apremiante y el más peligroso. El pobre aún no se ha enterado de que la economía es la base de sustentación de toda organización humana digna de tal nombre. Por eso sueña y, mientras sueña, se ríe de los peces de colores.

Afortunadamente —¿afortunadamente?–, en los últimos días ha llegado a un acuerdo, o principio de acuerdo, con Rajoy, líder de la oposición, en asuntos vitales  para la nación como son, de una parte, la renovación del CGPJ y del Tribunal Constitucional y, de otra, la lucha contra el terrorismo.

En opinión de Pájaro bobo, el terrorismo de Eta es un problema artificial, pues, a su entender, el Estado de derecho posee, por definición, medios suficientes y suficientemente eficaces para hacerle frente y acabar con él. Esos medios están contenidos en la Constitución y todo lo que hay que hacer es cumplirla. Evidentemente, entre esos medios no figura pactar y dialogar con Eta, que, precisamente  por no  ser necesario, constituye un delito, sí, un delito. Con plácet y sin plácet del Congreso, al menos a los ojos de Pájaro bobo.

Pedir la colaboración del PP para renovar el CGPJ y el Tribunal Constitucional y renovar estos dos organismos para fortalecer el sistema judicial debería tener una lectura clara y unívoca si Rajoy siguiera siendo Rajoy y Zapatero hubiera dejado de ser Zapatero aunque sólo fuera por unas horas. En cualquier caso, Pájaro bobo quiere ver esa renovación/reforzamiento de la Justicia como una medida contra el Estatuto de Cataluña, una vez los separatistas catalanes han puesto de manifiesto que su aprobación es de todo punto inadmisible. Por muy insensato que sea Zapatero, no parece que esté dispuesto a abrir otra vía de agua, habida cuenta de la que ha empezado a caerle encima.

Le queda la economía, materia en la que, llevado de su aversión, no quiere entrar; ni entrar ni oír hablar de ella. De eso se cuidará  a la vuelta de las vacaciones, cuando las hipotecas les recuerden a los españoles que si ellos vendieron su futuro, Zapatero, nuestro ignorante e irresponsable jefe de Gobierno, ha dilapidado buena parte del patrimonio nacional.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿y si alguien, tomando por los pelos el asunto de los cuatrocientos euros, decidiera llevar a Zapatero ante los tribunales por malversación de fondos públicos?

¿La crisis económica va de vacaciones?

Después de celebrar triunfalmente sus napoleónicos cien días de gobierno y recoger el mensaje-bomba de los seudosocialistas de Montilla y sus charnegos, parece lícito pensar que Zapatero se irá de vacaciones a descansar y a maquinar una nueva tanda de trampas, embustes y trapacerías. Mientras tanto, la crisis económica seguirá creciendo y arrasando campos y ciudades  para que, cuando los españoles vuelvan de la montaña y la playa, comprueben con horror que España ya no es España. La crisis económica los devolverá a la realidad, una realidad tanto más amarga cuanto que quienes van a pagarla no son los que la provocaron.Y viceversa.  Una vez más y de otra forma: el muerto al hoyo y el vivo al bollo.

Como es improbable que el tal Zapatero conciba otro remedio contra la crisis económica que no sea insurparse (el verbo insurparse pertenece al vocabulario de la señora Lucía) los cuatrocientos euros de su victoriosa campaña electoral, habrá que ver qué explicación da de ella, habida cuenta que la economía no es precisamente su fuerte y las medidas preventivas no tienen cabida en su pobre y torpe cacumen; lo suyo es improvisar/repentizar sobre la marcha, deshaciendo todo lo hecho y negando todo lo prometido y comprometido, pues su amoralidad lo mantiene perpetuamente  a salvo de desestabilizadores escrúpulos de conciencia. En Zapatero el cinismo contumaz se confunde con la ignorancia invencible, de modo que hay ocasiones en las que no es posible saber si miente o si  la ignorancia habla por su boca. Un caso para el pisquiatra.

Pájaro bobo no irá de vacaciones, a pesar de que en las Batuecas, tierra de Ultratumba, le espera su maestro y amigo Zaratustra, que ha escrito recientemente un Discurso al Creador. Pájaro bobo está tan intrigado que por la noche no consigue dormir, y eso que no tiene problemas económicos.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿consigue dormir Zapatero con la que está a punto de caerle encima?

Montilla-Zapatero: duelo de truhanes

Pájaro bobo considera que estamos obligados a pensar que el bolchevique y charnego converso del Baix Llobregat le tenía preparada la plasta al leonino leonés de Trebisonda y que, llegado el momento, se la ha endosado tal como tenía previsto y estudiado. Otras cosa es lo que haga después su huésped y patrón. Zapatero traga siempre o casi siempre, pero después vomita. Y vomita incluso más de lo que ha tragado. Así, pues, todos a esperar, y Montilla a esperar como todos y además con la mosca detrás de la oreja, que es lo suyo. Un congreso de pseudosocialistas catalanes, con invitados del país vecino,  tiene más de aquelarre que de congreso con encendidos discursos y patrióticas declaraciones de principios. Montilla posee sello y estampa de bolchevique y lo suyo es la trampa, la intriga y el juego subterráneo. Le pueden dar clases de catalán, pero de perfidia…, ni Beria redivivo.

Intrigas aparte, podemos pensar que el resultado del duelo se conocerá cuando se haga público el dictamen del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña y entre en vigor el nuevo sistema de financiación. Entonces probablemente sabremos quién se ha impuesto y con qué ventaja sobre su oponente. A Pájaro bobo le intriga el resultado porque, en su opinión, puede significar el fin político de uno o de otro, pero también de los dos.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿podemos imaginar qué haría Montilla con Zapatero si Zapatero estuviera en el lugar de  Montilla y Montilla estuviera en el lugar de Zapatero?

¿Diálogo de lenguas?

Parece lícito afirmar que el español es el idioma oficial de España en cuanto sociedad o comunidad humana,  en cuanto nación soberana y en cuanto  Estado de derecho. Esto hace de él  un atributo específico de su identidad sociohistórica, de su soberanía o independencia política  y de su actual orden constitucional.

El catalán, el vasco y el gallego son lenguas cooficiales  —¡¡¡y complementarias!!!— en las respectivas Comunidades Autónomas. Su rango es el que corresponde a cada uno de estos entes en el ordenamiento constitucional del Estado español.

De acuerdo con esta premisa, no parece correcto hablar de diálogo de lenguas en el ámbito de la política, pues el español se sitúa a un nivel y las lenguas autonómicas a otro. Evidentemente, en el ámbito de la lingüística se puede hablar perfectamente de diálogo de lenguas, pues todas ellas se sitúan en el mismo nivel.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es o no es lícito afirmar que una lengua autonómica es al español lo que un ente autonómico al Estado?