Fútbol y patriotismo

En Cataluña, el fútbol nos permite ahora no sólo gritar a pleno pulmón ¡viva España! sino también comprobar que los que nos sentimos españoles seguimos siendo mayoría, a pesar de todas las manipulaciones y todas las añagazas de los políticos separatistas. El fútbol une a los españoles con su selección y los eleva por encima de una superestructura dictatorial que niega su existencia: la existencia de una comunidad de hispanohablantes e hispanosintientes que supera los cuatro millones, lo que equivale al sesenta por ciento de la población total de una Cataluña ficticiamente monolítica en los ámbitos de la lengua y de la política.

A los ojos de Pájaro bobo, en esta Eurocopa España está jugando el mejor fútbol que le recuerda. Un equipo formado por jugadores hábiles y codiciosos individualmente y tan compenetrados que a veces parece que han jugado juntos toda la vida. Una maravilla técnica que en varias ocasiones ha alcanzado la perfección.

Rusia, como en general los países del este y el norte de Europa, presentó un equipo que imponía por su presencia física, A pesar de ello, los españoles acertaron a tejer su filigrana de pases cortos, cambios de juego, cambios de ritmo e incursiones verticales en el área. Habilidad y movilidad frente a fuerza muscular y control a distancia. Táctica frente a estrategia. Dos concepciones del fútbol, dos planos de una misma realidad, un ganador justo: España.

Pájaro bobo viene siguiendo a la selección española de fútbol desde los tiempos de Zarra y Gaínza, en nuestra larguísima doble posguerra. Años de hambre, de estraperlo y de pelotas de trapo. Y también, cómo no, de ensoñaciones. Él fue un niño triste, sensible y apasionado. Y algo de eso debió de quedarle para siempre; por ejemplo, la vena ensoñadora, que, a partir de entonces, fue enriqueciendo con las ilusiones que le regaló la vida junto con sus amarguras. Entre ellas, la ilusión de la patria. Pájaro bobo se ha tenido siempre por patriota de acuerdo con una línea que arranca de un Ganivet doliente y llega a la Mitteleuropa en el pecho de un emigrante de los oscuros años sesenta, presa de la nostalgia. Desde entonces padece el patriotismo del emigrante. ¿Alienación? Pues claro que sí, pero ¿qué es el ser humano sino una criatura necesariamente alienada? ¿Y es que acaso esa es la única o la peor de las alienaciones?

Dos preguntas ingenuas e intempestivas
¿No fue un legionario español el que, sin proponérselo, glorificó la irracionalidad patriótica cuando gritó ¡Viva la muerte!?
¿Por qué Nietzsche se empeñó en blasfemar y no acertó a anticipársele con Es lebe der Tod! (¡Viva la muerte!), siendo como es el grito nietzscheano por excelencia?

Lengua y derechos constitucionales

Dadas las constantes y graves infracciones de la legalidad vigente por parte de las autoridades de las Comunidades Autónomas con lengua cooficial y la no menos lesiva pasividad de las instancias estatales en un asunto fundamental como es el derecho de todos los españoles al libre uso de su lengua en todo el territorio de la nación, diversos colectivos surgidos en el seno de la sociedad civil llevan años, incluso lustros y décadas, lanzando mensajes en los que reclaman la intervención del Ejecutivo para cortar abusos y exigir el cumplimiento de la Constitución. En esa misma línea se inscribe el reciente  Manifiesto en defensa de la lengua española.

Aunque en el fondo todos esos proyectos apuntan a un objetivo común —defensa de la legalidad vigente y salvaguarda de los derechos constitucionales de todos los españoles en materia lingüística—, en ellos se advierte la presencia de un colectivo formado por intelectuales y otro, mucho más numeroso, que agrupa a asociaciones de carácter cultural vinculadas a su respectivo entorno social.

Si en un primer momento entre los intelectuales predominaban los vinculados a la enseñanza y a los medios de comunicación, hoy en sus filas pueden verse personas pertenecientes a los diversos campos de la cultura, incluida la vida pública. El nexo de unión es la preocupación por el español, lengua común que en este caso tiene la virtud de aunar esfuerzos y superar barreras ideológicas.

De hecho, los intelectuales firmantes del Manifiesto en defensa de la lengua española abarcan el espectro sociopolítico de un país que como el nuestro está marcado, en líneas generales, por la simetría bipolar.

Entre las entidades culturales que han respondido al llamamiento y se han declarado dispuestas ha apoyar el contenido del Manifiesto, en un texto único o en dos textos independientes, están Asociación por la Tolerancia, Convivencia Cívica, Asociación Cultural Miguel de Cervantes, Galicia Bilingüe, Círculo Balear y Plataforma por la Libertad Lingüística del País Vasco, todas ellas coordinadas por el Foro de Ermua.

En síntesis, estas entidades exigen que se cumpla la ley y, en el caso vasco, que se mantengan los tres modelos educativos A, B y C (enseñanza en castellano, mixta y en euskera). En principio, ese mismo modelo podría servir para todas las Comunidades Autónomas con dos lengua oficiales. Sólo falta que se cumpla la ley y se respete el espíritu de la Constitución.

En su Manifiesto, los intelectuales formulan una propuesta más ambiciosa, ya que propugnan que se introduzcan en la Constitución los cambios necesarios para garantizar los derechos lingüísticos de los españoles y la condición del español como única lengua oficial en todo el ámbito nacional.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es lícito, legal y democrático que una disposición emitida por una instancia autonómica prevalezca, por vía de los hechos consumados, sobre un artículo fundamental de la Constitución vigente y prive a millones de españoles de uno de sus derechos fundamentales como es el derecho al libre uso de su lengua en el ámbito institucional, social y geográfico de la soberanía nacional?

Ser español en Cataluña: ¿heroicidad o ignominia?

A Lluís Martínez Sistach, arzobispo y cardenal de la Tarraconense

Cabría pensar que, después de mantenerle/lo durante más de veinticinco años en condiciones de muerte civil, literalmente aislado de su entorno mediante un eficaz sistema de difamación preventiva y control social, agentes y valedores de la criptodictadura catalanista se darían por satisfechos y le dejarían vivir más o menos tranquilamente en su búnker de pladur, pero no ha sido así.

Tras arrebatarle todos y cada uno de sus contactos profesionales, se dedicaron a acosarlo concienzudamente en su entorno ciudadano con campañas de desprestigio y provocaciones donde quiera que el malparit hacía acto de presencia, hablara con quien hablara. Y, al final, lo han conseguido: Pájaro bobo es ahora una criatura casi sin realidad física. Se mueve todo el día por las mallas de la red, pero apenas si le está permitido pisar la calle. Agentes omnipresentes e invisibles están atentos a cada uno de sus pasos, a cada uno de sus encuentros, a cada uno de sus mensajes, a cada una de sus palabras, a cada una de sus ideas.

Esta mañana, nada más levantarse, ha visto en el poste de la luz situado delante de su ventana una pegatina con una de esas banderas que Terra Lliure utiliza como seña de identidad y marcador de objetivos en sus acciones nocturnas. Tonterías, ensoñaciones. «Está loco; tiene manía persecutoria».

Y, efectivamente, Pájaro bobo debe de estar loco cuando, prescindiendo de heroicidades e ignominias, ha decidido seguir siendo español en Cataluña y se resiste a caer víctima del odio que sus perseguidores —¿para justificar su acción?— tratan de inculcarle.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿no es verdad, señor cardenal y arzobispo, que la falsa mala conciencia del oprimido es el arma diabólica por excelencia de todos los opresores?

En defensa del español

El artículo 3 de la Constitución de 1978 dice: «1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla».

En opinión de Pájaro bobo, ese artículo debería decir por ejemplo:
«1. El idioma español es el idioma oficial del Estado español y, por lo tanto, también de todas sus instituciones, de todos sus ciudadanos y de todos sus territorios. Todos y cada uno de los ciudadanos españoles tienen el derecho y la obligación de aprenderlo y conocerlo de modo que puedan usarlo con la debida competencia lingüística y plenas garantías jurídicas como medio de expresión y comunicación en el ejercicio de sus actividades, dada su condición de miembros beneficiarios de un Estado de Derecho constituido en Monarquía parlamentaria. De acuerdo con la Constitución vigente, ningún ciudadano español deberá ser discriminado por el uso del idioma español y las Comunidades Autónomas no podrán imponer disposiciones, de la índole que fuere, que conculquen, menoscaben o invaliden ese derecho constitucional».

De las ideologías a los nacionalismos

A estas alturas de la historia parece lícito afirmar que las ideologías tradicionales de derechas e izquierdas pertenecen al pasado, pues o se han extinguido o están en fase de extinción, al menos en su condición de cosmovisiones laicas, vigentes y válidas para grandes masas sociales. En Estados Unidos, núcleo duro del capitalismo más como economía de mercado que como credo ideológico, el sector conservador se bate en retirada y, para salvar sus intereses, ha decidido aceptar el advenimiento/imposición, mañana o pasado mañana, de un presidente negro y un ejército nacional de mercenarios, puesto al servicio de la sociedad opulenta, sus business y su way of life mediante cadenas de subcontratas con olor a mafia y aguas negras (BlackWaters). La falsa buena conciencia y la doble moral siguen vivas pero menos.

Para vergüenza de todos, el socialismo en sus diversas formas murió en las postrimentarías del siglo XX a manos del sano/insano egoísmo humano. Fin de la utopía como redención colectiva. 1989, año crucial: hundimiento de la Unión Soviética y con ella del irreal socialismo real, fin de la guerra fría y, por lo tanto, de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, pero también punto de partida de una nueva y acaso última oleada de nacionalismos, nacionalismos secesionistas y desintegradores condenados, previsiblemente, al irredentismo. Los grandes nacionalismos, los nacionalismos imperialistas, firmemente enraizados en la historia de los pueblos, conservan su poder y su vigencia. ¿Hasta cuándo? Cuántos? ¿Cuáles?

PP: nueva estampa para la nueva etapa

Una vez repartidas las entradas para el banquete inaugural, vemos que han quedado fuera un Pizarro ya sin gloria ni tierras que conquistar y una desesperanzada Aguirre que terminó cayendo en la trampa que había preparado al gallardo gato maula. Tal vez ahora la subsodicha y redicha dama se entere de que efectivamente los gatos tienen siete vidas. ¿Cuántas le quedan a ella?

Mariano Rajoy, que oficiaba como jefe de ceremonias, ha mencionado nombres y ha asignado cargos para la nueva etapa del partido, etapa que, dominada por caras nuevas y relativamente jóvenes, responde a una estampa más acorde con el espíritu de los tiempos y con el propósito menos noble de un partido político: ganar las elecciones generales a cualquier precio. En este caso, la medida supone entrar en contradicción con la historia e incluso con la identidad de la formación. Claro que ellos, Mariano y sus compañeros de viaje, dirán que se trata únicamente de una maniobra táctica, de una adecuación a las condiciones impuestas por el tiempo y el espacio: estamos en la España de las Autonomías, a la que algunos llaman ya la España Autonómica o el Estado Autonómico.

Parece que uno de los hombres fuertes, y por lo tanto menos visibles, será Francisco Camps, que para Pájaro bobo es un hombre enigma, pues aún no le conoce suficientemente, aunque es cierto que el muchacho apunta maneras. Listo, discreto, ¿con retranca?

A los ojos y oídos de Pájaro bobo, que toma como referencia el organigrama dado a conocer, Esteban González-Pons será la gran novedad y la gran apuesta del PP, pues este acaramelado y hábil negociador está llamado a encarnar la voz (the voice), la cara y la sonrisa de la formación en su futuro régimen. Falta ver si en él se impone el González o el Pons que lleva dentro.

Mientras tanto parece que el gallardo gato maula se deja acariciar sin dar señales ni de hambre ni de codicia depredadora.

¿Pregunta ingenua e intempestiva: ¿se le despertará el instinto de felino cuando llegue su hora?

Mariano Rajoy: ¿Señor de la Tierra Media?

Haya o no haya leído la Historia de la Tierra Media, de J.R.R. Tolkien y Christopher Tolkien, sepa o no sepa lo que es el espíritu de los tiempos (Zeitgeist) y cuál es el espíritu imperante en la actualidad, Mariano Rajoy ha recibido de su amo, el Señor de los Anillos, el encargo de ocupar y colonizar –pacíficamente– la Tierra Media. Y en esas está.
Después de repartir cargos y mandobles a troche y moche, el hobbit Bilbo Marianín se dispone ahora a emprender viaje con su tropa de subalternos y subalternas hacia las planicies del Centro, también conocido como la Tierra Media, donde, después de aposentarse cómodamente, tiene previsto y programado reunirse con el gran cacique del Meridión y los reyezuelos de las taifas Fenicia de Poniente y Euskalerría, situadas en uno y otro extremo de la cordillera pirenaica y apuntando al Septentrión. El hobbit Bilbo Marianín lleva un mensaje de paz, no de guerra.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿quién es el Señor de los Anillos en esta historia de hobbits, reyezuelos, taifas y alianzas?

Rosa, ¿es ése tu sitio?

Pájaro bobo descubre a Rosa Díez en una fiesta mundana y se siente tan contrariado que casi le da un soponcio. Diría incluso que la menuda mujer (escuchimizada según un comentarista de ABC) se ha disfrazado para la ocasión y tiene pinta de cupletista, dicho sea con cariño, pues la palabrita pertenece al vocabulario familiar del infraescrito.

Él prefiere ver a Rosa Díez en el Parlamento, en la calle, en la orilla izquierda del Nervión, levantando la voz por encima de su frágil figura para defender el derecho de los españoles a ser y vivir como españoles en su patria y especialmente en las parcelas enajenadas a la soberanía nacional.

Es cierto que en la misma fiestecita está/estaba/estuvo César Alonso de los Ríos, pero el hombre aparece protegido por una distancia hecha de bien ganado respeto, mientras que Valentí Puig tiene todo el aspecto de un golafre, que es como se dice glotón y gourmant en la lengua de Pájaro bobo.

Pregunta ingenua e intempestiva: ¿sabe el misacantano Juan Manuel de Prada, cronista de la mundana velada, que hacer alarde de castidad puede ser una obscenidad?

PP: ¿viaje a ninguna parte pasando por el centro?

Lo racional habría sido esperar a que se produjeran los acontecimientos y enjuiciarlos a balón pasado y parado, pero, como todo bicho viviente, Pájaro bobo tiene sus prejuicios (Vorurteile), que son, ni más ni menos, juicios previos a los hechos. Y, en estos momentos, el hecho es que Pájaro bobo ha perdido toda y casi toda la confianza que tenía en el PP y sus hombres, empezando por Mariano Rajoy. Las declaraciones que vienen haciendo últimamente unos y otros, la línea que está tomando el partido y las personas elegidas para ejecutarla le han llevado a una postura marcada por un escepticismo teñido de pesimismo. Ojalá se equivoque.

Mientras tanto Pájaro bobo se queda con María San Gil, Vidal-Quadras y algunos peones negros, contrarios al viaje emprendido por el grueso del Partido Popular en busca de nuevos y mejores pastos. No parece probable que Rajoy, que ha dado la señal para que la comitiva se ponga en marcha, llegue a pisar la tierra prometida. A la luz de las historias de la historia reciente, más bien hay que apostar por un viaje en dos etapas o, de acuerdo con el vocabulario de la señora Lucía, en dos estampas. En la primera, el partido se despoja del lastre ideológico más gravoso e improductivo y, en la segunda, se despoja de las personas ligadas histórica y conceptualmente a ese lastre ideológico. Mutación en dos tiempos. Y, por lo tanto, desnaturalización y tocomocho. Eso es lo que ve y teme Pájaro bobo.
En realidad, a él le gustaría equivocarse y ver que el Partido Popular era dirigido por personas como Vidal-Quadras, Mayor Oreja y María San Gil, de modo que fuera no sólo el partido de la derecha sino también y sobre todo el partido de todos los que queremos una España unida y plenamente soberana, sin mutaciones ni amputaciones. En su opinión, ahí está la mayoría natural del Partido Popular y ahí debería buscarla.
Preguntas ingenuas e intempestivas
¿Ignorantes? ¿Ignorantes y malvados? ¿Ignorantes, malvados y vivillos al estilo de Zapatero?

Soberanía nacional: pueblo e idioma

A los ojos de Pájaro bobo la situación existente hoy en Cataluña y Vascongadas es tan manifiesta como lamentable y tan lamentable como insostenible, toda vez que viene determinada por la pérdida de la soberanía nacional. Los separatistas han hecho su trabajo con probada eficacia: usurpar sendas parcelas de suelo nacional con los derechos que corresponden a sus habitantes en cuanto parte del pueblo español. Los que no han realizado su trabajo y se encuentran en permanente estado delictivo son los tres poderes del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. A ellos corresponde por derecho y obligación defender la Constitución vigente, expresión razonada y documentada de la soberanía nacional y marco legal de la España democrática constituida en Estado de derecho.

Evidentemente, las grandes víctimas de ese gravísimo delito de abandono/usurpación de la soberanía nacional son las comunidades de sentimiento español de Cataluña y Vascongadas, que ahora se ven privadas de su identidad e incluso de su lengua, erradicada del ámbito geográfico y social dominado por los separatistas ante la pasividad del Gobierno y los partidos políticos sedicentes democráticos. Al menos, que sepan todos ellos que eso es un delito. Su primera y más importante obligación es defender los derechos del pueblo español, sujeto de la soberanía nacional, con los medios, por definición eficientes y suficientes, que el Estado de derecho ha puesto en sus manos.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿qué se esconde detrás de tanta deslealtad y tanta traición?