Llamamiento a los intelectuales españoles

Mientras la izquierda española, ni izquierda ni española, sin identidad ni sustancia, se diluye en el caldo ponzoñoso cocinado durante décadas por los separatistas catalanes, subespecie de la especie humana, hijos de la traición, padres de la conjura alumbrada  para destruir nuestra Patria, Patria de todos los españoles…

Y la derecha española pugna por sobrevivir sin identidad ni fe en sí misma, sin programa de trabajo ni mensaje supraideológico, auténticamente patriótico, nacional, sólo nacional, dirigido a todos los españoles, sin mensaje de emergencia en una situación de emergencia suprema, acaso última, irrepetible, definitiva, no sólo para todas las derechas sino, lo que es infinitamente más grave, también y sobre todo para todas las Españas…

¿Dónde están los intelectuales españoles herederos de aquellos a los que en momentos tal vez menos amargos y menos decisivos que los actuales les dolía España en las entrañas, en el corazón, en el alma?

¿A qué esperan para levantar su voz?

 

Dos preguntas a todos los españoles

Si el español, ahora llamado maliciosamente castellano por algunos, es el idioma oficial de España, ¿puede alguien prohibir su uso libre y normal en una parte de su territorio o en una institución de su Administración Pública?

Si el español, ahora llamado maliciosamente castellano por algunos, es el idioma oficial de España, puede permitir el Gobierno de España que alguien prohíba su uso libre y normal en una parte de su territorio o en una institución de su Administración Pública?

Más allá de la destrucción de España

Si pensamos en lo inmediato nos encontramos con que Pedro Sánchez, el hombre de las soluciones elementales, ha decidido prescindir del partido de los Ciudadanos y echar mano de Bildu como socio preferente,  no a pesar sino precisamente por su  conocida filiación proetarra, para poner de nuevo en marcha la máquina del Gobierno de la Nación con la aprobación de los PGE.

Con esa ayuda, más la catalana de Esquerra, Pedro Sánchez  sale del embrollo, consigue que se aprueben los Presupuestos y encara el futuro siguiendo la tendencia que más le tira, esa que se basa en la alianza de la falsa izquierda española con los separatistas auténticos, vascos y catalanes.

Para mí, español sin otra ideología conocida y reconocida que el amor a España, lo más triste del plan/conjura del actual jefe de Gobierno es que conduce  inexorablemente a la desintegración de nuestra nación  a corto o medio plazo.

Siempre, claro está, que no se produzca una reacción de signo contrario, opuesta a la  tramada y puesta en marcha por nuestro indigno jefe de Gobierno. Y, afortunadamente, hace algún tiempo han empezado a aparecer indicios de que esa reacción está efectivamente en marcha.

Son indicios de carácter tanto político como social y recorrido horizontal o, si se prefiere, transversal por su voluntad  de constituirse en un movimiento nacional y por lo tanto integrador.

Entiendo que ese es el camino.

El idioma español, víctima y verdugo

Llevo casi cincuenta años denunciando, poco menos que en solitario, el plan urdido y maquinado  por los separatistas catalanes, mayoritariamente de  estirpe burguesa, en alianza con la falsa izquierda española dirigida por arribistas  y/o advenedizos como  Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ni socialistas ni obreros.

Como de costumbre, en este caso los separatistas dirigen y los demás obedecen.

A mi entender, el plan tiene como objetivo estratégico la desmembración y desintegración de España con la consiguiente suplantación del universo español – cultura, historia, geografía, política, etc.-  por una futura República independiente de Cataluña, erigida en el Estado dominante no sólo de la península Ibérica sino incluso de todo el espacio geográfico que se extiende desde la  costa atlántica de Portugal hasta la ribera cisalpina del río Ródano (Prat de la Riba dixit).

Mientras tanto, separatistas y falsos representantes de nuestra izquierda están ocupados en demoler el Estado español hasta convertirlo  en un anacrónico e inoperante conglomerado de taifas  medievales mediante la eliminación de todas las estructuras estatales y su inmediata sustitución por microestructuras municipales, comarcales  y regionales  con sus correspondientes representantes políticos.

Debo  confesar  que, a mi modo de ver,   la demolición del Estado español se está llevando a cabo, desde hace años, con lacerante eficiencia  y siempre de acuerdo con un programa distribuido  en plazos y parcelas, con el idioma español como uno de los puntos básicos ineludibles. Ahora se trata concretamente de  eliminarlo de todo el ámbito de la Enseñanza y la Administración pública  controlado por la Generalidad de Cataluña y sus entes asociados, tutelares y tutelados.

He aquí una pequeña referencia de plena actualidad. «El acuerdo entre PSOE, Unidas Podemos y ERC elimina la consideración de que el castellano sea lengua vehicular en  todo el Estado que introdujo como novedad el PP  en el 2013 en su reforma educativa» (1).

En la cita observo, a bote pronto, una trampa semántica que, con sus derivadas, constituye todo un pólipo digno de los reputados lingüistas de la  República de la puta y la Ramoneta. La trampa consiste esencialmente en el empleo del término «el castellano» en sustitución de «el español» y su condición de idioma oficial  del Estado Español. A estos españoles indignos la añagaza les va a servir en el futuro para desterrar de todo el ámbito de su acción no sólo el uso del idioma español sino incluso la mención de su nombre.

Ojo, pues, al detalle de ahora en adelante.

Pero eso no es ni mucho menos lo más vergonzoso. Para mí como ciudadano español lo más  vergonzoso e indignante es que,  no satisfechos  con demoler el Estado de derecho  como realidad  que identifica a España y los españoles, esos mismos separatistas utilizan a diario espacios privilegiados en los medios de comunicación estatales y/o tutelados por ellos para lanzar sus mensajes contra España y los españoles en idioma español.

¿Alguien se atreve a poner nombre a tamaña perfidia e indignidad?

(1) «El PP rescata la ofensiva contra la inmersión…» La Vanguardia, pág. 12, 7 de noviembre de 2020.

La conexión rusa del independentismo catalán y sus fantasmas

En La Vanguardia de hoy se habla con cierto orden y  detalle de la conexión rusa del lobby arracimado en torno a Carles Puigdemont y residente (de manera más bien oficiosa) en la muy flamenca ciudad de Waterloo.

Parece ser que los contactos vienen de años atrás y aspiran a convertirse, más pronto que tarde, en relaciones bilaterales entre Rusia, potencia mundial, y la futura República de Cataluña, aconductada mientras tanto por los mandatarios del Kremlin en su  singladura de Estado nonato.

He escrito «aconductada», pero quería decir tutelada. ¿Será que también yo veo fantasmas, estando como estoy en la retaguardia?

El error más grave del independentismo catalán

A mi entender, hablar de guerra en Cataluña, aunque sea de manera velada y con subterfugios,   entre ejércitos extranjeros, con los catalanes como sujeto pasivo de la contienda, es el error más grave que se podía cometer en este momento -error táctico- y en el  futuro, en cuanto que hace pensar necesariamente en un enfrentamiento bélico de resultado incierto para alcanzar el objetivo final -error estratégico-, la independencia de Cataluña (1).

Me atrevo a afirmar que tanto el anuncio de la medida como, y sobre todo,  su ejecución van contra la historia de una sociedad esencialmente burguesa y, por burguesa, pacífica y formalmente democrática, con el diálogo y el acuerdo como medios propios para alcanzar sus objetivos, grandes y pequeños, actuales y futuros.

Considero que a partir de esa declaración, el plan  independentista debería perder gran parte del apoyo de una sociedad que siempre se caracterízó por su aversión a la guerra declarada y en definitiva a todas las formas de violencia.

Supongo que ahora los ideólogos del Proceso a la independencia tratarán de quitar hierro al asunto con estratagemas basadas en el doble juego -política de la  puta y la Ramoneta-, pero habrá que ver si el catalán bienhabiente y bienpensante rompe con su historia y actúa en contra de su idiosincrasia o, más exactamente, en contra de lo que aquí y en vernáculo se llama tarannà.

(1) En este contexto, ese puede ser el objetivo final. En otro escenario, con otra perspectiva y con otro plan estratégico, la meta final definitiva puede ser también otra. Pensemos por un momento en Prat de la Riba y su mensaje «De Lisboa al Ródano».

Puigdemont, su gobierno y los diez mil mercenarios de Putin

Siempre he sostenido por mi cuenta y riesgo que la guerra sucia es  el elemento y el alimento natural del separatista catalán más auténtico y burgués. Y, sensu contrario, que esa pacífica y muy democrática  criatura de Dios siempre ha sentido y ha manifestado una irrefrenable aversión a  las armas de fuego y la guerra a pecho descubierto.

Por eso y en definitiva por mi conocimiento del percal,  ahora me inclino a pensar que la propuesta del máximo mandatario del Kremlin de contribuir a la causa del separatismo catalán con 10.000 (diez mil) mercenarios y su correspondiente armamento responde -¡necesariamente!- a una negativa inicial del cliente y beneficiario a formar un ejército propio.

Cada uno, a lo suyo.  Putin, en mi opinión bolchevique críptico pero irredento,  a montar guerras en lo que para él será siempre el mundo capitalista y  Puigdemont, desde Waterloo, a dirigir su gobierno catalán en el exilio para derrocar lo que para él seguirá siendo durante algún tiempo el Estado opresor, con Julian  Assange como mediador y hombre bueno.

 

¿Eterno retorno?

Para mí, Ramón Ibero, centro de un universo acaso único y total, la actual aparición del coronavirus no es mera anécdota de un acontecer casual, es aquí y ahora accidente de un relato humano y como tal anuncio de un salto cualitativo y presagio de un posible cambio de paradigma.

Persiste la energía, siempre igual a sí misma, persiste su dinámica e, inherente a ellas, persiste la economía, economía que es equilibrio, equilibrio que es movimiento cíclico y, además de cíclico, recurrente.

¿Es recurrente predicable de lo eterno?

Mi propuesta contra el coronavirus

Propongo que se nombre un RESPONSABLE ÚNICO de la campaña médico-sanitaria contra el coronavirus  para el conjunto de  España, asistido por un Equipo asesor de carácter multidisciplinar  que cubra el espectro de la pandemia en sus diferentes campos y niveles hasta donde sea humanamente posible.

Entiendo que el Responsable único debe ser necesariamente una persona perteneciente al  ámbito de la medicina y/o la sanidad, y por eso mismo tanto él como su Comité asesor estarán  adscritos al Ministerio de  Sanidad  y dependerán directamente de su titular.

Entiendo asimismo que tanto las Comunidades Autónomas como las restantes instituciones  del Estado y los miembros de la sociedad civil española deben respetar y cumplir las directrices emitidas por el Ministerio de Sanidad y en este caso concreto por su representante legalmente autorizado durante todo el tiempo que dure su actividad para combatir la pandemia y sus secuelas.

Por último entiendo que sería conveniente que el Responsable único de la campaña médico-sanitaria contra el coronavirus compareciera periódicamente (por ejemplo, cada semana) ante los españoles y les explicara la situación sanitaria de nuestra sociedad en ese momento: medidas adoptadas, resultados y  perspectivas.

Nota

Una vez más me malicio  que la Generalidad de Cataluña no tardará en confiar la dirección de su particular campaña contra el coronavirus a un equipo técnico necesariamente separatista y burgués.

 

Barcelona 1 Madrid 3

En la tarde de hoy sábado, 24 de octubre de 2020, el Barcelona  y el Real Madrid han disputado un excelente partido de fútbol. Alto nivel técnico en los dos  equipos, fuerzas equilibradas y  leve pero suficiente superioridad de los madridistas, sobre todo en su planteamiento del choque con un dominio, en ciertos momentos manifiesto, del centro del campo y, a partir de ahí, del juego,   su desarrollo y su desenlace.

Siempre se ha dicho que, tanto en ajedrez como en fútbol, quien domina el centro domina el juego y, en consecuencia, puede hacer lo que le dé la gana. Personalmente considero que, aunque con salvedades, la fórmula sigue siendo válida, sobre todo como planteamiento táctico-estratégico no sólo en el  ajedrez y el fútbol sino también en la política y en otros muchos campos.

En este caso considero que la superioridad del Barcelona está en la delantera, por más que  Messi ya no sea tan determinante como en etapas anteriores,  pues si es cierto que él continúa haciendo o intentando hacer el mismo juego de siempre, parece ser que muchos de sus rivales han terminado por encontrar la manera de contrarrestar sus ataques y sus fintas. En cualquier caso, antes sus aciertos superaban con creces a sus fracasos; ahora es al revés.

A la vista de su rendimiento en el día de hoy, entiendo que el Real Madrid tiene un equipo potente y equilibrado, unido a un centro en el que destacan hombres como Modric y Kroos, con Sergio Ramos como poderoso elemento de enlace y apoyo.

¿Está llamado el hábil y discreto Ansu Fati  a ser el heredero y continuador de  Messi en la Masía y en el campo de juego?