Separatistas y españoles

Entiendo que los separatistas catalanes mienten,

los españoles sabemos que mienten,

ellos saben que nosotros sabemos que mienten

y, aun así, los separatistas mienten

y, probablemente, seguirán mintiendo.

De hecho, los separatistas catalanes mienten  incluso cuando dicen la verdad.

¿Por qué? He aquí dos razones.

Primera razón, porque –siempre en mi opinión–  su autoconciencia de pueblo perseguido y pueblo elegido les dicta y enseña que, por regla general, las influencias y los mensajes que les llegan de fuera constituyen y/o contienen  agresiones a su identidad.

Segunda razón. Por su idiosincrasia o tarannà, nuestros separatistas prefieren siempre la negociación en cualquiera de sus modalidades a la violencia en  cualquiera de sus formas.

En realidad, esa es la vía preferida por los más fuertes en lo intelectual y más débiles en lo físico.

Además, para ellos, la negociación responde a una actitud civilizada, democrática y en definitiva moral, frente a la violencia, que es por definición salvaje, destructiva, en este caso autodestructiva y en definitiva inmoral. Y como es sabido y comúnmente aceptado, engañar al interlocutor de palabra o de hecho pertenece a la esencia de toda buena negociación.

El idiolecto de los separatistas catalanes como comunidad lingüística contiene incontables y elocuentes  ejemplos de su filias y sus fobias en el ámbito socio-político.  De hecho, el discurso de sus representantes gira indefectiblemente en torno a términos como diálogo, pacto y negociación, mientras que en ese mismo discurso se aprecia una clamorosa y, para mí, insultante por deliberada ausencia de términos como España, Constitución y Estado de derecho, a los que se pueden añadir  innumerables términos de cuño socio-histórico, empezando por los pares lealtad/deslealtad, traición/traidor, cobardía/cobarde.

España, doble víctima de la doble envolvente catalana

Imagino que a estas alturas de la película no son pocos los españoles que han comprendido la jugada de nuestros odiosos, nunca odiados, separatistas.

1º. Éstos dirigen el desmantelamiento y la desintegración del Estado español, al tiempo que fuerzan el empoderamiento de Cataluña.

2º. El objetivo final no es una Cataluña independiente por amputación sino la suplantación de una España debilitada hasta la desintegración y en la práctica inexistente por una Cataluña erigida en el único Estado soberano de la vieja piel de toro.

3º. En resumen, España ha financiado su propia destrucción y su suplantación por  Cataluña, pero ha sido Cataluña la que no sólo ha concebido y  ha dirigido la operación sino también, y sobre todo,  la que se ha beneficiado en exclusiva de ella.

4º.  Fórmula magistral. Política de la puta i la Ramoneta como táctica y la envolvente catalana como estrategia.

El separatismo catalán se debilita

Diversos síntomas indican que el separatismo catalán ha empezado a debilitarse en los ámbitos de la política, la economía y la sociedad.

Espero que el Estado español aproveche la coyuntura para fortalecer su posición con una acción conjunta y persistente de sus organismos y recuperar el control de la situación de una vez y para siempre.

No podemos consentir que una nación milenaria como España caiga víctima de una banda de desaprensivos.

¿Una España más fuerte y unida?

Como estamos en Navidad, quiero pensar que España no sólo resistirá el embate del separatismo sino  incluso que lo superará  e iniciará una  etapa histórica como una nación más fuerte y unida.

Y en aras de ese pensamiento, ahora me gustaría estrechar la mano a todos aquellos españoles que, al margen de las ideologías, comparten el  mismo deseo.

La contabilidad separatista o cómo la parte llega a ser más que el todo

A mi leal y español  entender, la contabilidad de los separatistas catalanes se basa en un postulado doble; un postulado para ellos irrenunciable y para nosotros inasumible.

De acuerdo con mi formulación, ese postulado predica y enseña:  lo nuestro es nuestro y sólo nuestro,  pero lo vuestro  es de todos y debe repartirse democráticamente entre todos.

En la práctica el postulado se convierte en una añagaza y la añagaza en la Envolvente catalana, de la que me considero autor intelectual, aunque sea sólo en este predio virtual.

¿Me meterán en la cárcel?

El «procés»: agentes separatistas en la estructura política de España

El infame Pedro Sánchez sigue colocando descaradamente  agentes separatistas en la estructura político-administrativa de España e incluso en su Gobierno.

¿Hasta dónde llegará la infamia del infame Pedro Sánchez? ¿Hasta dónde llegará la infamia de los españoles? ¿Hasta dónde llegará mi propia infamia?

Aunque no puedo contestar, puesto que evidentemente no lo sé, una cosa tengo por cierta. De acuerdo con el procés en marcha,  la República soberana de Catalunya suplantará al Reino de España más pronto que tarde.

¿Orden o memoria?

Como últimamente he perdido la memoria vivo una situación desconocida para mí. Mientras trato de acomodarme en ella, me pregunto: ¿qué es preferible, orden sin memoria o memoria sin orden? La pregunta me parece estúpida por la sencilla razón de que no tengo posibilidad de elegir.

España ante su destino

Considero que, en estos momentos, los separatistas catalanes tienen capacidad y voluntad de destruir España.

¿Tenemos los  españoles capacidad y voluntad de defenderla e impedirlo?

Pregunta a todos los españoles

¿Seguirá la España de Franco la estela de la Yugoslavia de Tito hasta el fin? De momento así parece.

Después del Estado de las autonomías

Imagino que un día u otro los españoles tendremos que preguntarnos: ¿qué nos espera después del Estado de las autonomías o, si se prefiere, qué será de nuestras autonomías cuando nos quedemos (en realidad, nos dejen)  sin Estado?

A mi entender, la respuesta es muy sencilla, pues la historia ya está escrita y algunos incluso la recuerdan.

Tengo 87 años, ¿volveré a vivirla?