Cataluña: Independencia, no; suplantación, sí

Imagino que durante mucho tiempo la independencia de Cataluña se vio lastrada a los ojos de sus cabezas pensantes más realistas en términos económicos por el convencimiento de que ese status, de convertirse en realidad política, significaría el  empobrecimiento de un país pequeño incluso para Europa y no precisamente rico en recursos.

Era peor el remedio que la enfermedad. A no ser que a alguien se le ocurriera, por ejemplo, algo  parecido a lo que en ajedrez se llama mejorar la variante.

¡Eureka!

En lugar de independizarse separándose de España y,  como quien dice, por amputación,   suplantarla y quedarse con todas sus estructuras de Estado en exclusiva.

¿Cómo?

Mediante un proceso ejecutado en estas tres fases:

1ª, Del Estado centralizado y unitario al Estado de las autonomías.

2ª, Del estado de las autonomías a las autonomías sin Estado.

3ª, Proclamación de la República de Cataluña como único Estado soberano de la península Ibérica y con capacidad para representar y dirigir el nuevo país con rango de federación o confederación.

En esas están.

E se non è vero, è ben trovato.

 

 

Canet de Mar, 2021, como hito

Es fácil imaginar que, a causa de los últimos acontecimientos, esta pequeña localidad costera se va a convertir en un hito histórico del plan de los separatistas catalanes para destruir España y, acto seguido, suplantarla.

Creo que primero plantearán un pulso al Gobierno español no sólo para rechazar todas las acusaciones de deslealtad lanzadas contra ellos sino incluso para redoblar sus ataques a España como Estado opresor de la Nación catalana, nación sin Estado de gente amante de la paz y, por encima de todo, leal.

En esas estamos.

El orden como referente

Considero que uno de los grandes referentes de mi vida ha sido y es el orden, orden lógico, orden racional y orden funcional,  pero también orden estético e incluso  orden decorativo.  A partir de ahí, siempre he tenido presente la fórmula de Baruch Spinoza: «El orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas.»

Dada mi tendencia natural y mis condiciones de vida, he procurado tener orden –orden racional y orden funcional– en mis cosas y en mi parcela. Siempre que he podido, lo he practicado y lo he recomendado. ¿Lo he impuesto?

Para mí, el orden es, entre otras muchísimas cosas, una muestra de sinceridad y, por encima de todo, una prueba de la existencia de Dios, pues pienso –ingenuamente– que, al menos en términos humanos,  es más lógico imaginar que el orden de la naturaleza y, en definitiva, del cosmos es obra de un Ser autoconsciente y omnisciente que del puro azar.

El ser o no ser de España

¿Cuándo comprenderán y verán los españoles que lo que ahora está en juego no es la independencia de Cataluña sino el ser o no ser de España?

¿Reformar la Constitución?

Me malicio que de lo que se trata ahora es de acometer a fondo el desmantelamiento de España y sus restos como realidad política, unitaria e histórica. Para eso se creó en su momento el engendro/subterfugio llamado Estado de las autonomías, estadio intermedio entre el pasado histórico y un futuro sin historia. O con otra historia o, si se prefiere, con otro relato y otros actores.

Entiendo que el desmantelamiento de España hace tiempo que entró en su fase última y definitiva. Sin sangre, sólo con deslealtad, con una cadena de deslealtades, y me temo que así se consumará.

Según la hoja de ruta que manejan nuestros dirigentes más enterados y previsores, después del desmantelamiento de España vendrá su suplantación por la República de Catalunya, único Estado soberano de la península Iberica en un futuro próximo, si es que los españoles siguen sin enterarse de lo que ocurre y sin tomar cartas en el asunto.

¿Reformar la Constitución?

Europa: Ida y vuelta (1955-1967)

Ha salido el libro que recoge mi experiencia europea. Se puede leer en Amazon como texto electrónico. Estoy bastante satisfecho de él. Me considero autor de cada una de sus palabras, de cada una sus páginas, incluso de cada una de sus  erratas, que -quiero pensar– no serán muchas. He hecho mi parte.

De lo demás –las restantes partes del libro como obra completa  y producto acabado– se han cuidado y se cuidan otras personas con sus máquinas.

De ahora en adelante tienen la palabra los lectores, lectores invisibles, ¿también irreales?

 

¿Reaccionará el pueblo español a tiempo y con suficiente energía?

Considero que a estas alturas de la conjura separatista los españoles en su mayoría sabemos que nuestros desleales compatriotas no quieren sólo la amputación de una región española en forma de república independiente, sino algo infinitamente más grave y absolutamente inadmisible como es la destrucción de España por disgregación programada de sus elementos constitutivos.

Por eso mi pregunta es: ¿Reaccionará el pueblo español a tiempo y con suficiente energía para impedir tamaña monstruosidad?

¿Vamos a esperar hasta que ya no haya remedio?

¿Próximo pulso de los separatistas catalanes al Estado Español?

Me inclino a pensar que, tal como están las cosas aquende y allende el Ebro, los separatistas catalanes simularán próximamente un pulso con el Estado Español y a partir de ahí irán desplegando su amplísimo y bien conocido repertorio de añagazas, subterfugios y estratagemas con la idea de preparar el asalto a su objetivo capital: la destrucción de España y su suplantación por una República de Catalunya erigida, llegado el momento, en el único Estado soberano de la península Ibérica.

Política de la puta i la Ramoneta como táctica polivalente y Envolvente catalana  como concepto estratégico de estructura modular y desarrollo secuenciado.

Perfidia y cinismo en cantidades astronómicas.

Lo veis y lo sabéis, pero no podréis evitarlo.

Las tres fuerzas políticas de España y la Envolvente catalana (versión corregida y ampliada)

Entiendo que en España hay, desde hace bastante tiempo, tres grandes fuerzas políticas: el PP a la derecha, el PSOE a la izquierda y la burguesía catalana, que no es un partido pero sí una fuerza política ubicua y, en la práctica, determinante.

Tan ubicua y  determinante es la burguesía catalana, que cuando el PSOE quiere gobernar y necesita apoyo en forma de votos corre a pedírselos a ella, en vez de dirigirse al PP y proponerle –¡¿exigirle?!– un pacto de Estado como, en mi opinión,  podría y debería.

Así, esa burguesía que se ha propuesto no sólo amputar una de sus regiones a  España sino incluso destruirla y suplantarla como único Estado soberano en toda la piel de toro es de hecho, ya ahora,  un elemento imprescindible para su gobernabilidad.

¿Y también para su existencia?

Considero que una de las personas idóneas para contestar adecuadamente  a esta pregunta es Enric Juliana, polímata de estirpe púnica con aspiraciones de ministro plenipotenciario de la República de Cataluña ante la Unión Europea y conocedor profundo del plan táctico-estratégico bautizado en este predio virtual con el nombre de Envolvente catalana.

Para mí, en esa fórmula está contenido el futuro de España, pero, lamentablemente, cuando un gobernante español la conozca y la entienda será ya demasiado tarde.

Por lo que sé, la Envolvente catalana no tiene vuelta atrás. Una vez ejecutada no habrá ni un solo documento a nombre de España.

Palabra de Ramón Ibero.

 

¿Federalismo cultural?

Miquel Iceta, personificación de la perfidia y la deslealtad del separatismo catalán, ha puesto en circulación  recientemente el término federalismo cultural.

Un hallazgo o troballa que, con un poco de infortunio o mala suerte,  podría  marcar toda una época, concretamente la que, según algunos,  presenciará la desintegración de España desde dentro y nos dejará a las puertas de su destrucción definitiva y su consiguiente desaparición.

La forma en la que se ha anunciado y ha empezado a actuar este extraño federalismo cultural –siempre y sólo de  dentro afuera– me dice que se ha preparado con tiempo y minuciosidad.

Se trata sencillamente de desmantelar los museos nacionales y repartir sus piezas más valiosas y representativas entre varios locales y localidades. Digamos que para empezar no está nada mal, pues nos hallamos ante el desmantelamiento del Estado Español y ésta es sólo la primera medida de un plan global o estratégico.

¿Asistiremos los españoles a la desintegración-destrucción de nuestra Patria sin que se nos conmueva el alma?