Propaganda (política) en espacios públicos de Cataluña

Aunque lego en el  asunto, me malicio que en España, y por lo tanto también en Cataluña,  para ocupar espacios públicos con propaganda (política) se debe contar siempre con la preceptiva autorización gubernamental.

Y, aunque lego en el asunto, me malicio asimismo  que, para ello,  la entidad beneficiaria debe solicitar siempre  esa preceptiva autorización gubernamental y que en ella deben constar datos como nombre del solicitante, objeto de la solicitud, coste de la autorización, período de la ocupación y obligación de retirar los elementos físicos ajenos al espacio público utilizado, al término del período de utilización concedido.

Y, precisamente porque soy lego en el asunto,  pregunto:  ¿se han cumplido esos requisitos en el caso de los lazos amarillos que  decoran los espacios públicos de Cataluña desde hace meses?

En cualquier caso, ¿cómo se llama la entidad responsable?

Plan de los separatistas catalanes para España

El hecho de que la Comunidad autónoma de Cataluña se declare ahora en rebeldía y plantee a España un conflicto de legitimidades  en condiciones de igualdad  pone de manifiesto, a mi modo de ver, la debilidad de nuestro  Estado de derecho y de la Constitución en la que éste se sustenta.

En cualquier caso,  los separatistas catalanes siguen adelante con su plan de crear, por la vía de los hechos consumados, una república independiente situada, según convenga, dentro y/o fuera de España, al tiempo que promueven con todos los medios a su alcance tanto la desintegración política de ésta  como la ocupación/usurpación de sus resortes de decisión y representación, empezando por los medios de comunicación.

Quien quiera puede  verlo y comprobarlo ya ahora.

El objetivo es conseguir que en un futuro no lejano lo que un día fue España quede reducido a una serie de territorios autónomos desprovistos de estructuras de Estado y, a la postre, sumidos en el caos y la impotencia.

De acuerdo con ese plan, España está llamada no sólo a ejecutar y pagar su propia destrucción cumpliendo  las órdenes de los separatistas sino incluso a financiar el empoderamiento de Cataluña,  que, en última instancia, no sólo se constituirá en una república independiente sino incluso en la nación hegemónica de la península Ibérica y, suplantando a Castilla según los nuevos imperialistas,  colonizará los territorios autónomos de lo que un día fue España.

Está por ver cuál será el estatus de Galicia y, sobre todo, de Vascongadas y Portugal en el nuevo ordenamiento territorial y político del Ruedo Ibérico. Ya ahora me inclino a pensar que Vascongadas, reforzada en su identidad y sus aspiraciones con la anexión de Navarra y territorios de las provincias de Santander y Logroño, no va a ser presa fácil de la ambición y la perfidia del pancatalanismo y su pequeño gran imperio integrado por Cataluña, el País Valenciano y las islas Baleares, mientras que parece probable que Portugal va a defender con éxito su identidad y su independencia histórica.

Entiendo que esa es la conjura que nos espera como españoles, aunque muchos hayan decidido no darse por enterados.

Soberanía nacional

En contra de lo que dice el Artículo 1 de la Constitución Española vigente, entiendo que la soberanía nacional no reside en el pueblo español sino en el conjunto de los ciudadanos españoles que ejercen sus derechos y sus deberes constitucionales y democráticos eligiendo a sus representantes mediante votación.

Pueblo es un concepto histórico y predemocrático, además de religioso. El pueblo no vota.

Votan los ciudadanos y, a mi entender, en el conjunto de los ciudadanos contemplado como comunidad nacional reside, por derecho y deber, la soberanía nacional.

Los separatistas catalanes y el derecho a votar

Entiendo que si queréis invocar el derecho a votar -sin decir nunca qué y para qué- lo primero que debéis hacer es cumplir fiel y lealmente  las leyes del Estado de derecho vigentes.

¿Imposible?

Pues mientras tanto seguiréis siendo para mí una pandilla de delincuentes y embaucadores.

¿Es ese vuestro destino fatal?

Yo a eso lo llamo irredentismo.

A ganaderos y cazadores

Por Dios, no abandonéis los campos de España. Os necesitamos. Un urbanita.

El irredentismo catalán

Me inclino a pensar que, cualesquiera que sean las penas que se impongan  a los líderes de la fallida intentona golpista escenificada  en el otoño de 2017, el movimiento separatista catalán seguirá vivo y, a su manera, activo.

Podemos imaginar que, perdida -¿para siempre?- su oportunidad histórica, ese movimiento ya no podrá aspirar a tener una república independiente, a la vez dentro y fuera de España para seguir intrigando y trajinando  a dos manos y en dos campos, pero me malicio  que conservará poder y perfidia más que suficientes, además de ganas, para sumergir a España y los españoles en el caos político, social y económico a la mínima oportunidad que se le presente.

Así, pues, probablemente vamos a ver cómo, extinguido el fuego fatuo  de la posverdad, el movimiento separatista catalán queda preso definitivamente en su atávico irredentismo, hecho de frustración y masoquismo,  y la burguesía condal, una vez más fiel a sus intereses,  invoca el principio de realidad de acuerdo con la elemental y españolísima fórmula «lo que no deja se deja».

Tricksters, Embaucadores

En su teoría de los arquetipos, Gustav Jung presenta al Trickster(s)  como el embaucador por antonomasia, al que distingue, por un lado, del Narr (Loco) y, por otro, del Schelm  (Pícaro), y cabe pensar que lo hace para aislarlo y despojar su figura de posibles rasgos favorecedores e interpretaciones indulgentes.

En mi opinión, esa figura arquetípica cuadra perfectamente, sin indulgencia alguna, a dirigentes políticos del proceso independentista catalán como Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y, de manera especial, Quim Torra.

Embaucadores puros y duros, sin atisbo alguno de esa locura que yo reservo siempre a los que están dispuestos a morir a pecho descubierto por una idea.

Embaucadores con alma de esclavos, porque, como si quisieran dar la razón al mismísimo George Wilhelm Friedrich Hegel, se muestran irreductiblemente dispuestos a sacrificarlo todo en aras de la supervivencia.

Alma de esclavo, existencia de esclavo.

Pederastia: a mi también me tocó

Que recuerde ahora, sufrí abusos de diversa índole y gravedad, primero en un internado regentado por Hermanos Maristas y, después, en un seminario diocesano a cargo de clérigos.

En el internado sufrí abusos de considerable gravedad por parte de un hermano cuando yo tenía entre diez y doce años. Además pude observar en varias ocasiones que algunos hermanos realizaban tocamientos ilícitos a los niños. Solían ser hermanos que habían vivido mucho tiempo en Hispanoamérica y parecían actuar de acuerdo con un ritual que todos respetaban. Siempre los hacían cuando los niños dormían en sus camas y siempre a primera hora de la mañana, cuando algunos de ellos se destapaban y un hermano acudía a taparlos y tocarlos. Después supe que un hermano había iniciado a grupos de niños en la actividad sexual, lo que hizo que varias madres presentaran una queja a la dirección del centro, con el consiguiente escándalo en la pequeña y provinciana ciudad. Algún tiempo después, el internado cerró sus puertas y los Hermanos Maristas tuvieron que abandonar el colegio y la ciudad.

En el seminario sufrí abusos menores bajo la apariencia de muestras de afecto por parte de un sacerdote, y entre los niños se comentaba que este mismo sacerdote sentía una especial predilección o afecto por determinados niños y adolescentes. Años después un compañero de estudios me informó que dos clérigos habían sido expedientados y apartados de la actividad docente por prácticas ilícitas graves.

La experiencia, en forma de trauma, marcó mi infancia, mi adolescencia y buena parte de mi vida de adulto.

Mandato de Quim Torra al Jefe del Gobierno de España

Pedro, sé valiente y continúa con la destrucción de España hasta que no quede piedra sobre piedra.

La conjura catalana a juicio

Entiendo que los hechos programados y ejecutados por los dirigentes políticos de Cataluña en cuanto Comunidad autónoma española desde septiembre-octubre de 2017 hasta febrero de 2019 constituyen en su conjunto una conjura, ya que responden a un plan elaborado durante décadas y tienen por objeto último y capital subvertir por medios ilícitos el orden constitucional vigente en el Reino de España en cuanto Estado social y democrático de derecho.

Hitos determinantes de esa conjura son el referéndum de autodeterminación convocado por la Generalidad de Cataluña para el 1 de octubre de 2017 y la subsiguiente proclamación por esta instancia autonómica de la República de Cataluña.

En esa misma línea de subversión del orden establecido e infracción gravísima y deliberada de la Constitución española se inscriben las negociaciones llevadas a cabo en diciembre de 2018 entre Pedro Sánchez, jefe del Gobierno de España, y Quim Torra, presidente de la Generalidad, sobre el derecho de autodeterminación, negociaciones que por su contenido provocaron la caída del Gobierno de Pedro Sánchez y obligaron a éste a disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.

Después de más de cuatro décadas de continuas intrigas, maniobras indignas y guerra sucia, España, abducida e inducida por los separatistas catalanes, se encuentra ante un panorama infernal.

Aun así, espero que al final se imponga el instinto de supervivencia, cuando no el sentimiento patriótico, y los españoles abandonen su pulsión suicida y opten por una convivencia basada en la lealtad y la defensa del Estado de derecho.

Predicar la paz y hacer la guerra no es el camino.