Montilla, no dimitas
Parece ser que José Montilla, dignísimo presidente de una instancia autonómica caracterizada por su deslealtad a España, a la Constitución y a la democracia, ha decidido no acatar de facto la sentencia del Tribunal Supremo sobre la enseñanza del español en las escuelas públicas de Cataluña.
Normal. Normal es también, al menos a los ojos de Pájaro bobo, que ese mismo Montilla, con todos sus secuaces, implore, pida y/o exija, según las circunstancias, la aprobación literal y total del llamado Estatuto de Cataluña, la entrega inmediata (?) de los dineros que les corresponden y no corresponden en concepto de financiación de la Comunidad Autónoma y el reconocimiento oficial de una España plural, pluralísima y, a ser posible, desvencijada a la medida y el gusto de los separatistas.
José Montilla no tiene remedio. Su deslealtad sólo es comparable a su perfidia y su perfidia sólo es comparable a su deslealtad. Que se lo pregunten al mansísimo Maragall.
Pájaro bobo considera que, en estas circunstancias, lo correcto sería presentar una denuncia contra el tal José Montilla en su condición de máxima autoridad autonómica y obligarle a comparecer ante un tribunal. Y aunque es más que probable que no mantendría su actitud hasta el último momento, su comportamiento serviría para contrarrestar las demandas de él y los suyos acerca del Estatuto, la financiación de la Comunidad Autónoma y la España plural. Con la diferencia de que al final ese Montilla tendrá que acatar la ley, pues en razón de la experiencia todos sabemos que su actitud es puro farol, mientras que lo del Estauto, la financiación y la España plural soñada por los separatistas son cosas que están por ver.
Una de dos: o los españoles exigimos y conseguimos el cumplimiento de la ley o aprendemos a mentir e intrigar como los separatistas.
Mientras tanto, pregunta ingenua e intempestiva: ¿por qué han de ganar siempre los separatistas catalanes cuando hacen trampa por activa y por pasiva, por la izquierda y por la derecha, por arriba y por abajo?