¿Despido libre? (II): UPyD se despide de Ciudadanos
Miguel Ángel Fernández Ordónez, gobernador del Banco de España, ha intercedido en favor de los pobres empresarios (¿empresarios pobres?) y ha venido a predicar que para combatir la crisis y frenar la actual escalada del paro es poco menos que imprescindible abaratar el despido o, dicho en términos capciosamente neutros/neutrales, flexibilizar el mercado de trabajo.
Pájaro bobo entiende que, como hoy en día todo trabajo está o debe estar regulado mediante el correspondiente contrato suscrito por el patrono y el obrero con el Estado como garante, los derechos y las obligaciones de las partes están o deben estar (mínimamente) equilibrados. Ni el patrono puede disponer a su antojo de la fuerza de trabajo ni la fuerza de trabajo puede recurrir de buenas a primeras a medidas colectivas del tipo «ahora mismo vamos a romper la baraja».
En estos tiempos, la palabra mágica es pacto, a la vez clave y camino de la convivencia y el progreso. Hoy nadie puede imponer su ley a los demás sin contar con los demás, que son los más, pues no hay nadie que tenga todo el poder, como tampoco hay nadie que no tenga un mínimo de poder, sea sólo el poder de decidir sobre su persona como fuerza de trabajo y consumidor.
Y por eso, como se ha dicho tantas y tantas veces, las partes están obligadas a entenderse, a convivir y a colaborar. A las dos les va en ello el ser.
Quienes se han despedido, al parecer definitivamente, han sido UPyD y el partido catalán de los Ciudadanos. Como según ciertas fuentes la decisión ha partido de la capital del Reino de España, Pájaro bobo ha imaginado la siguiente escena de estación:
El ciudadano Rivera llega a Chamartín de la Rosa en el AVE procedente de la Barceloneta, a orillas del mar de la Sargantana, y, asomándose a la ventanilla, va y suelta: «Ave, Rosa de los Madriles». La aludida se vuelve, se revuelve y, mientras se aleja, replica con sorna a la remanguillé: «A mí con franquicias, no».
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es posible que la política de la puta i la Ramoneta tenga tantas recetas y tantos practicantes?