Artículos del día 13 de febrero de 2009

Lenguaje democrático

En términos químicamente hegelianos podríamos decir que el espíritu  democrático exige un sistema   democrático y un sistema   democrático exige, como  expresión y síntesis, un lenguaje   democrático.  Espíritu, sistema, palabra.

A los españoles nos falta en gran medida una tradición democrática digna de un país europeo. Por eso, a juicio de Pájaro bobo,  nos falta también un lenguaje democrático. Tenemos palabras, recursos idiomáticos,  pero no los utilizamos o los utilizamos mal. Y de quien no tiene o no utiliza debidamente   un lenguaje democrático puede afirmarse con un mínimo peligro de error  que no tiene un discurso democrático. Por ejemplo,  de nuestros políticos. Por ejemplo, sus declaraciones. Claro que con ello uno se expone a que en el momento menos pensado  aparezca un Tourino cualquiera, de la capital del Reino o una de sus Autonomías, y te suelte: «¡No me den ustedes  la lata!»

En democracia, lo que uno dice es una opinión,  nada más que una opinión.

Eso significa que, cuando hablamos,  no tiene mucho sentido  empeñarse en decir lo que son las cosas. Simplemente   hay que procurar expresar cómo las vemos, cómo las entendemos, incluso cómo nos gustaría que fueran, pero siempre  a título personal.  Lógica modal, lenguaje modal. Y, por consiguiente, recursos lingüísticos modales. Al menos, en mi opinión.  Al menos, así lo veo yo.

Tres preguntas  ingenuas e intempestivas:

¿Por qué en España incluso los representantes de la izquierda secreyente y sedicente ilustrada siguen utilizando de manera sistemática el lenguaje dogmático/imperativo de los púlpitos y los cuarteles?
¿Será que no saben lo  que son?
¿Será que no son  lo que son?

Contesta, Felipe,  contesta.