Artículos de agosto de 2010

El poeta en la tanca de Orwell

El Insomne, en vena poética, piensa en Espriu, el de la piel de toro, y en Salvat-Papasseit, el de los muelles de la Barceloneta, y grita:

Jo sí que sé el que és guardar fusta al moll,

el moll de la fusta,

la fusta del moll.

Y yo sí que sé lo que es vivir como proscrito

en la tanca de Orwell,

en el Ponto de Ovidio.

Nota

El Insomne sabe dónde queda el Ponto Euxino, pero ¿dónde está la tanca de Orwell?

Edurne en la tanca catalana

El Insomne entiende que,  a veces, a veces, a la mujer le fallan la lengua, el lenguaje y, sobre todo, la   lógica del lenguaje.

Pero no cabe duda de que la mujer se esmera,  se esmerila  e incluso esbrina.

Ciertamente, moverse con tino y soltura  en la  tanca catalana no es tarea fácil para quien viene de fuera. Menos aún para quien  no viene y se limita a leer los periódicos y/o escuchar los informativos de la televisión.

Digamos a título orientativo que la tanca catalana se parece mucho, muchísimo, a la granja de Orwell.

Una diferencia básica: si en el imaginario universo orwelleano la clase dirigente está formada íntegramente por cerdos, en  la tanca catalana la clase dominante, con toda su constelación jerárquica, está formada por raposos del género Vulpes con sangre  de sabras y carné de identidad expedido por la Generalidad.

Evidentemente, Edurne puede/debe seguir escribiendo en el periódico de todos los españoles, pero en opinión del Insomne tal vez no haría mal en mejorar su conocimiento de la lengua española y, en especial, de la tanca catalana con sus moradores y moradoras (léase: raposos y raposas).

Español

De Salvat-Papasseit a Espriu


Jo sé el que és traginar runa i carbó,

l´esquena vençuda,

les mans balbes,

a les palpentes,

en una nit com gola de llop.

Jo sé el que és pagar,

fet i dit,

el preu maleït de l´angoixa

i, com brau ferit i traït,

bramular coram populo

entre glops de sang ancara  calenta:

¡Soy español, sólo español, siempre español!



La casa de los junquillos

Fachada este de la casa de los junquillos

El azar quiso que el hombre, ya en sus cuarenta, se hiciera cargo de una casa de vecindad. Por desgracia, la casa era vieja. Y, por desgracia, la casa era grande. En ella moraban y merodeaban  entre veinticinco y treinta  personas distribuidas en tres plantas y cinco viviendas. Un mundo en pequeño o, al menos, un arca de Noé.

De todo ello hace ahora unos treinta años.

Como la casa se encontraba en un deplorable estado de conservación, el hombre en funciones de casero decidió reparar  la mampostería, acaso toda  la fábrica, de acuerdo con sus conocimientos y disponibilidades. En otras palabras: consciente  de los tangibles e  intangibles de la empresa,  optó por su ejecución en etapas y, a ser posible, durante los meses de verano.

Siempre en verano.

Parece ser que  una de sus  primeras intervenciones  tuvo carácter de prueba o ensayo y consistió en sustituir una  ventana de madera carcomida por otra de aluminio blanco con entramado de junquillos. El resultado, tan positivo como esperanzador, le  llevó pronto a adoptar el modelo  en todas las ventanas de la planta baja del edificio. Ocho o diez.   Y, con las debidas adecuaciones, en sus puertas.  En total, algo así como veinte vanos.

El viejo y amorfo caserón nacido del agrupamiento de tres «casas salchicha» empezó a tomar aspecto de construcción unitaria, incluso modenna.

Con el paso de los años, el hombre fue  invadiendo, colonizando y reformando  una estancia tras otra,   incluidas sus  puertas y ventanas, hasta que a principios del año en curso decidió rematar el proyecto, o poco menos, con una obra de  envergadura.

Elaboró un organigrama, trazó un calendario  de trabajo a modo de hoja de ruta y contrató directamente a sus colaboradores/proveedores.  Él se reservó la tarea anónima e ingrata de utillero,  además de la aún más ingrata de pagador.

Intermediarios, fuera. ¿Formalidades burocráticas? Las que exige la ley. Estrictamente.

Falto de  conocimientos arquitectónicos convencionales,  el nuevo promotor recurrió, como tantas veces en su vida,  a la fórmula mágica «el orden y la conexión de las ideas son los mismos que el orden y la conexión de las cosas»,   que aprendió   en los libros de Benito (Baruch) Spinoza, nacido en el Amsterdam del siglo XVII en el seno de una  familia de marranos (judíos conversos)  oriunda de  Espinosa de los Monteros (Burgos).

Con esa fórmula, correctamente interpretada y utilizada,  el promotor y utillero  resolvió problemas aparentemente insolubles, dada su falta de formación académica en el ramo de la construcción.   Y, curiosamente, terminó siempre  las obras en el plazo estipulado,  de acuerdo con los presupuestos pactados y fijados previamente. Ni un día más ni una hora menos; euro arriba, euro abajo.

En la práctica, todo fue tan sencillo como lógico.

En su ultima intervención, acuciado por los inquilinos que le  amenazaban con dejar su vivienda por haber encontrado otra más económica, el hombre aumentó el número y la calidad de sus servicios y prestaciones,  en lugar de bajar el alquiler.

Además, aprovechando  la nueva disponibilidad de mano de obra, ejecutó reformas que mejoraron  el estado de conservación del  edificio y consiguientemente aumentaron su valor.

Ahora,  la casa con sus inquilinos estrena fachada de granito con ventanas de aluminio y junquillos cuadriculados, amén de rótulo conmemorativo.  Todo en blanco y negro.

La idea, en situaciones similares, tal vez sea de utilidad para algún propietario, constructor, economista o político.

Hispania illiterata

Hoy, aquí y ahora,  es costumbre llamar mentira a lo que en realidad es una falsedad. Curiosamente, eso –llamar mentira a lo que es una falsedad– no es una mentira; es una falsedad.

Naturalmente, salvo casos de mala fe.

Catalaunia aenigmatica

Según el Insomne, todos los separatistas catalanes son convergentes. Eso significa que primero  separan, después esbrinen y por último convergeixen.

A les palpentes?

Josep Maria Soler: ¿abad o político?

En opinión del Insomne, Josep Maria Soler, abad de Montserrat, tal vez  haría bien en someter a examen su buena conciencia  y preguntarse si es lícito que un clérigo forme parte de manera activa –¡por libérrima decisión personal!– de una superestructura política social y ¡religiosamente! opresora.

En opinión del Insomne, Josep Maria Soler, abad de Monteserrat, debe saber y sabe  que para un clérigo  formar parte de manera activa, por libre decisión personal, de una superestructura política social y religiosamente opresora es, además de un delito,  un pecado.

Delito contra la humanidad y, en este caso,   pecado contra el Espíritu Santo, dada la existencia de una  buena  conciencia tan falsa como irreductible.

Dime, alma en  pena: ¿acaso no hay hoy en Cataluña –¡con tu colaboración!– opresión social y lingüístico-religiosa?

Cataluña: soberanía o independencia. ¿Qué quieren realmente los separatistas catalanes?

A mi modo de ver, los separatistas catalanes persiguen  en esencia dos objetivos opuestos y en buena lógica irreconciliables y como tales imposibles de alcanzar, pero que para ellos no sólo son conciliables sino incluso complementarios y, por encima de todo, de obligado cumplimiento:

La independencia de Cataluña respecto de España y la dependencia de España respecto de Cataluña. Independencia más dependencia igual a suprasoberanía.

Para ello, los separatistas catalanes cuentan básicamente, de una parte, con una perfidia de estirpe fenicia acreditada en mil conjuras y, de otra, con la falta de interés de los españoles por la cosa pública, junto con la falta de patriotismo de su izquierda, una pseudoizquierda que siempre se mostró dispuesta a echarse en brazos de las burguesías separatistas antes que defender la unidad de España.

Continuaré otro día. Hoy me duele la cabezota. En cualquier caso, como queda dicho: todos los separatistas catalanes son convergentes.

Jordi Pujol visita y da instrucciones al abad de Montserrat

Benvingut,  molt honorable i benvolgut senyor Pujol.

–Hola, noi.

–¿Qué le trae a esta humilde casa de Dios? ¿Acaso desea entregarnos alguna limosnita, donativo o estipendio?

Molta cura con lo que dices, Josep Maria.  Hace tiempo que me pisan los talones.

–Que le pisan, ¿los  qué?

–Tú ya me entiendes.

–Entonces,  al molt honorable senyor tal vez le convenga confesarse. Puede estar seguro de que le daré la absolución.

–¿Incluso sin propósito de enmienda?

–Pues claro, para eso soy un abad obediente y con influencia. En el Vaticano y también en el reino de los cielos.

–La idea me agrada.  pero, bien pensado, esperaré a que tengamos la independencia de Cataluña. Así me confesarás y me perdonarás todas las trampas y todas las mentiras juntas, y me ahorraré unas cuantas.

–Sinceramente,  creo que más que trampas y mentiras son entremaliadures, nunca malifetes. En cualquier caso, el pecador manda.

–Y tú. ¿cuándo tienes audiencia con el papa?

–Dentro de un par de meses.

–Supongo que tendrás a punto el temario. No olvides lo de la nació catalana. Es lo más importante.

–Lo sé, molt honorable mestre. Nuestra comunidad ha elaborado un memorándum a modo de  pack  que mi humilde persona presentará al Santo Padre por escrito y, si es posible, de palabra. Todo en catalán,  sólo  en catalán y nada más que en catalán. Se titula «La Província Eclesiástica Catalana«. En él se habla de la provincia eclesiástica catalana, de la nación catalana, de la soberanía de la nación catalana y de la representación del Vaticano en la nación catalana.

–Entonces, ¿tendremos embajador del Vaticano?

–Sí, pero, como el  molt honorable senyor Pujol debe saber y sabe, los embajadores del Vaticano se llaman nuncios apostólicos.

–Y eso, ¿para cuándo?

–Calcule que para el 2012 o el  2013.

–Muy bien. La Marta dice que para  entonces nuestro  Oriol ya será presidente del Estat Català. Y tú, Josep Maria, empieza a escribirme el sermón o discurso de bienvenida al nuncio. Será un acontecimiento histórico.

–¿En  qué idiomas?

–En catalán, por supuesto. Y, a lo mejor, a lo mejor, también en latín.

–¿Y en español?

–¡Jamás!

–¿Invitará al Rey?

–¡No!

–¿Y al jefe del Gobierno español?

–¡Menos aún!

–Entonces…

–Mira, noi, si invitamos a alguien de ese país será a la  ministra de Indefensa, la Chacona o como se llame. Esa sí que ha trajinado por y para  la independencia de Cataluña.

Claves del proyecto separatista catalán

Uno de los primeros y prioritarios  objetivos  de los separatistas catalanes en la llamada etapa democrática fue  controlar el ejército español  para, acto seguido, desnaturalizarlo, desmantelarlo y aniquilarlo.

A los ojos de los separatistas en general y de  los separatistas catalanes en particular,  ese objetivo fue  siempre la condición necesaria, acaso incluso suficiente, para llevar a cabo su proyecto con la seguridad de que ya  nada ni nadie podría impedirlo y, sobre todo, nunca más  habría una reacción contundente de signo contrario.

Se acabaron los levantamientos militares y las represalias con gritos de Vae victis!. También los juramentos de fidelidad/infidelidad y los actos de sumisión/insumisión y lealtad/deslealtad.

Por fin había triunfado la conjura de la burguesía comercial e industrial de la periferia peninsular.

Primero, Narcis Serra, separatista con carné, y, ahora, Carmen Chacón, andaluza del Bajo Llobregat al servicio de los señores del residencial barrio barcelonés de   San Gervasio,  han llevado a cabo esa tarea con malsina entrega.

A los dos, la  Medalla de Sant Jordi a la Traición por encargo.

En opinión del Insomne,  ahí está la clave de que el separatismo catalán, siempre burgués y, por eso mismo, siempre cobarde y especulador, haya pasado de una  actitud de  sumisión y  victimismo a una actitud de arrogancia y cinismo con desplantes que constituyen otras tantas provocaciones al Estado español y sus instituciones.

Insólito.

Pero, como no podía ser por menos, ahí también hay trampa, pues si un día esa burguesía, integrada formalmente en el régimen franquista,  utilizó a  los obreros del cinturón industrial de Barcelona como carne de cañón y fuerza de choque contra la dictadura, ahora esa misma burguesía pretende utilizar a la sociedad civil catalana para debilitar y, si es posible, desmantelar el Estado español con todas y cada una de sus instituciones.

Si le sale bien la jugada –desmantelar el Estado e instaurar un orden nuevo–, ya habrá tiempo para comparecer en público, cantar victoria y hacerse con los resortes de poder.

Eso es lo que nos enseña la moderna  historia europea y  eso es  lo que nos enseña también la historia reciente  de esta pequeña comunidad llamada Cataluña, ni nación ni naciúncula.

Una vez se ha consumado la aniquilación/desnaturalización del ejército español y sus mandos han pasado a ser  funcionarios de una ONG que opera en el extranjero, España y los españoles    han quedado a merced de la burguesía separatista a través del  espantapájaros que figura al frente del ministerio de Indefensa.

Afortunadamente  aún nos queda una bala en la recámara. Lo ha dicho Jordi Pujol, brujo de oficio y vocación:  «¡Nos enviarán la Guardia Civil!»

Hijos de la madre política

Todo politiquillo

quiere su propio equipillo.

Todo politicastro

quiere además su camastro.

Todo zorro temporero

quiere gallo y gallinero.

Todo friki  catalán

lleva dentro un talibán

y si es un tal  Puigcercós

no   uno sino dos.

Moraleja

El que es político en España

roba, intriga y engaña,

hasta que a los españoles

se les hinchen los bemoles.