Artículos de agosto de 2015

Financiación de la independencia de Cataluña

Seis preguntas a Artur Mas y su (futuro) ministro de Economía:

–¿Cuánto dinero puede necesitar Cataluña para montar y mantener (por ejemplo, durante un año) una Administración estatal propia?

–¿De dónde va a salir ese dinero o, en otras palabras, quién lo va a aportar?

–¿Con qué fondos cuenta el futuro erario público catalán para poner en marcha el proyecto?

–¿Se ha informado o se piensa informar previa y debidamente del coste de una Administración catalana propia a los ciudadanos de Cataluña por su condición de futuros contribuyentes?

–¿Son realmente honrados los políticos catalanes que hablan de la viabilidad de una Cataluña independiente, sabiendo como saben que la Administración de esta Comunidad Autónoma está hoy en situación de quiebra y es mantenida con vida por el Estado español?

–¿Qué piensa hacer el futuro Gobierno catalán con la comunidad de lengua española y sentimiento español de Cataluña, equivalente a más del sesenta y cinco por ciento de su población? En otras palabras: ¿qué estatus tendrán los miembros de esa comunidad, principal suministradora de mano de obra y sustentadora esencial e imprescindible de la actual economía productiva catalana?

Ensoñación (Para Margarita)

Razón rima con utopía, 

pero sólo en el futuro.

Futuro rima con razón y utopía,

pero sólo en el presente,

presente eterno.

Presente rima con vida,

pero presente eterno sólo rima con vida eterna.

De una Grecia en crisis a la utopía

Si alguien decide y consigue tomar altura con las alas de la imaginación para, acto seguido, contemplar a vista de pájaro el espacio geográfico de la Grecia actual, es posible que acierte a discernir en  él y más allá de él una estructura humana con tres agentes, tres escenarios y tres círculos concéntricos.

El primer agente, el primer escenario y el primer círculo concéntrico corresponden lógicamente a la propia Grecia, núcleo de la crisis actual y protagonista de la situación por activa y por pasiva o, si se prefiere, sujeto y objeto de este momento de su historia.

Grecia ni cumple ni está en condiciones de cumplir con sus obligaciones contractuales como miembro de la Unión  Europea (UE).

El segundo agente, el segundo escenario y el segundo círculo concéntrico corresponden a la UE, valedora de Grecia en un proyecto transnacional de naturaleza política y económica, y, en este caso concreto, acreedora y demandante.

La UE reclama ahora al país heleno las cantidades adeudadas hasta la fecha.

El tercer agente, el tercer escenario y el tercer círculo concéntrico corresponden a Estados Unidos en cuanto principal impulsor y sustentador de la OTAN, alianza militar (¿hoy de naturaleza prioritariamente disuasoria?) a la que Grecia pertenece, junto con otros veinte países de la UE.

EE.UU. apremia a la UE y a Grecia y les pide que traten de alcanzar cuanto antes un acuerdo político y económico por todos los medios disponibles, habida cuenta de que,  una vez más, está en juego no sólo la persistencia efectiva de la OTAN sino también y sobre todo la seguridad de Europa en su conjunto. Y mucho más.

A mi entender, el litigio griego es en esencia un litigio económico y como tal debería haber sido tratado desde un principio. Estrictamente. La politización de los litigios económicos responde por regla general, en lo privado y en lo público, en lo nacional y en lo supranacional, a maniobras con las que se pretende desnaturalizar y, en definitiva, eludir el compromiso contraído (léase, si se quiere, la deuda contraída).

El que paga no discute. El que discute, si puede, no paga; polemiza y politiza.

Considero que Grecia debería empezar por reconocer su deuda y, si realmente no puede pagarla, presentar propuestas serias y creíbles. Pero, por encima de todo, cumplirlas.

Tal vez convenga recordar aquí que, en los planos político, social y económico, los europeos somos causa y efecto de un sistema capitalista integrado por infinidad de subsistemas igualmente capitalistas basados esencialmente en la explotación del ser humano en su condición de fuerza de trabajo. Y, a día de hoy, sin alternativas a la vista.

Dado que eso es así, cabe imaginar que lo más inteligente para hacer frente a  la explotación en lo individual y lo colectivo es, al menos en determinadas circunstancias, empezar por dejarse explotar.

Y, sobre todo, aprender.

Entiendo que el ser humano que no aprende legitima la explotación y, lo que tal vez es aún más triste, la prolonga sine die, ya que, muy probablemente, no va a poder presentar alternativas válidas como cambios a mejor (en realidad, cambios a menos malo) en un futuro previsible.

De hecho, parece lícito afirmar que la actual corrupción de la clase política (izquierda incluida) refleja la corrupción de la sociedad civil (clase trabajadora incluida), de la misma manera que la corrupción de la sociedad civil (clase trabajadora incluida) refleja la corrupción de la clase política (izquierda incluida).

Por todo ello pienso que los líderes de izquierdas harían bien en proclamar y defender no sólo los derechos de la clase trabajadora sino también y de manera especial sus obligaciones, pues así  esas izquierdas podrían poner en valor su superioridad moral y propugnar abierta y lealmente cambios a mejor para el conjunto de la sociedad.

Hablo en concreto de la superioridad moral de los principios que defienden, empezando y terminando por la igualdad de todos los seres humanos, y asimismo de la superioridad moral del comportamiento de quienes los defienden, que en la práctica debería estar guiado por el altruismo y la solidaridad.

Una izquierda tan corrompida como la derecha es, a mi entender, peor que la derecha, aunque sólo sea porque con ello habrá enajenado su pretendida superioridad moral y, como mínimo, habrá ralentizado el curso de la historia y, simultáneamente,  el progreso de la humanidad.

Así, pues, si quieres luchar contra la explotación déjate explotar, pero no te dejes corromper.

En definitiva, una sociedad justa es una utopía concebida y construida como reino de la razón. Hace tiempo, alguien proclamó  proféticamente que en ese momento, aún por llegar, todo lo real se hará racional y, a partir de él, sólo lo racional será real.

Mientras tanto, tal vez sea bueno seguir la norma de la Ilustración: Atrévete a aprender (Sapere aude!)

Y –repito– aprende.

A UPyD, in memoriam

Considero que UPyD tuvo su oportunidad y la aprovechó/desaprovechó. A mi entender, UPyD fue un partido  sui generis: un grupo de vascos españoles, supervivientes de los crímenes de ETA, con su figura icónica y taumatúrgica, también vasca, también superviviente, también española.

Vascos españoles de izquierdas.

Históricamente somos un pueblo –antes tribus y jarcas– de caudillos y caudillajes.

En las sociedades  con poca o ninguna conciencia cívica y democrática, los líderes y las líderes son determinantes a la hora de crear y organizar colectivos socialmente activos y constructivos.

Creo que los vascos de Rosa Díez fueron uno de esos colectivos. Con sus pros y sus contras, y, a la postre, con sus limitaciones.

El ciudadano Rivera –en mi opinión, ciudadano con alma de catalán– les ganó la partida.

En realidad, no sólo a ellos sino a todos los españoles.

Veremos qué nos reserva el futuro.

Yo sigo pensando en la tenaza táctico-estratégica con el Ebro, río que fue de los iberos, como línea divisoria y ¿campo de batalla?

Para mí, aquella esperanza llamada UPyD ha muerto.

Más acá y más allá de las utopías, Margarita

Razón rima con utopía,

pero sólo en  futuro.

Futuro rima con razón y utopía,

pero sólo en presente,

presente eterno.

Presente rima con vida,

pero presente eterno sólo rima con vida eterna.

Dime, Margarita,

¿con qué alma rima tu alma si no es con la mía?

Reforma de la Constitución y defensa de la Patria

Considero que en la próxima reforma de nuestra Constitución deberían reforzarse el concepto de Patria y su defensa.

Si ahora se dice textualmente en ella que «España es patria común e indivisible de todos los españoles», parece necesario añadirle uno o varios artículos que definan clara y taxativamente el delito de traición a la Patria y fijen la pena que corresponde a ese delito.

De los toros al dolor del mundo

De España me gusta todo, incluido lo que no me gusta.

Con ella me ocurre como con las mujeres. O, al menos, algo parecido.

Considero que el destino de España deben fijarlo los españoles; nunca los no españoles y, aún menos, los antiespañoles.

Pero fijar el destino de España significa ante todo, al menos para mí, construirlo y defenderlo.

Veo en la belleza un antídoto para combatir el dolor del mundo (Weltschmerz), pero me niego a ver belleza en el acto de matar a un animal y convertirlo en espectáculo público y fiesta nacional.

¿Por qué los españoles matamos al animal que constituye  nuestro símbolo?

El hecho es que durante toda mi vida vengo arrastrando y sufriendo como propias las contradicciones de España y los españoles. En especial su instinto autodestructivo.

 

Diogenitas y usureros

Veo con cierta frecuencia  programas de TV sobre casos, más bien patológicos, de personas con síndrome de Diógenes y la actividad de casas de empeño.

Estados Unidos, metrópoli del capitalismo más agresivo y hogar de un Lumpenproletariat irredento.

Me interesa sobre todo conocer la manera de pensar, vivir y comportarse de las personas; también sus problemas concretos, que aquí y ahora suelen girar en torno a la economía de subsistencia y sus derivados.

En inglés se los conoce con el nombre de hoarders, que significa literalmente acumuladores o acaparadores, mientras que en español se los define como personas con síndrome Diógenes.

Como el segundo término es excesivamente largo, he decidido llamarlos diogenitas, palabra que espero sea aceptada sin mayores problemas.

Por lo que he podido comprobar, estos diogenitas son personas mayores que viven solas y que poco a poco han ido convirtiendo su vivienda, por lo común una planta baja o una casa, en una especie de vertedero con pretensiones de búnker o fortaleza.

Parece ser que la idea dominante de su morador es protegerse y prevenir posibles carencias. Al menos, eso es lo que suele decir cuando le preguntan por su estilo de vida.

No obstante, yo veo más bien en su conducta una búsqueda deliberada de aislamiento y una vuelta a un extraño paraíso ancestral o, al menos, infantil.

En cualquier caso, conviene oír y escuchar la película de cada uno de los diogenitas. Se puede aprender mucho tanto de lo que son esas personas como de lo que es y no es cada uno de nosotros.

Los de las casas de empeño también acumulan cachivaches, pero sólo temporalmente y sólo si tienen valor.

Valor de cambio, se entiende.

Los de la casa de empeño que yo veo en TV son judíos (la chica ha dicho alguna vez que habla yiddish). Si los llamo usureros es porque, en mi opinión, se comportan como tales.

Ejemplo

 Llega un negrito joven con un artilugio electrónico. El dueño y jefe del establecimiento le pregunta si lo quiere empeñar o vender.

–Vender.

–De acuerdo. ¿Cuánto quieres?

–Tres mil pavos.

–Cómo se te ha ocurrido esa cantidad?

–Es lo que vale . En internet lo venden por cinco mil.

–Pero no ese modelo. Ese modelo, exactamente el mismo que tú tienes, se vende por trescientos dólares.

–Entonces, ¿cuánto me das?

–Mira, como me caes bien, te ofrezco cien. Cien pavos al contado y en billetes de diez dólares.

–Venga, dame la pasta.

–Aquí tienes. Cuenta.

¿Tengo o no tengo derecho a afirmar que el prestamista/comprador es un usurero?

Constitución: lealtad y control

Ahora, cuando se ve claramente que todo el actual sistema político de España amenaza ruina, se alzan voces, en general espontáneas e inconexas, que claman, algunas  a voz en grito, por una reforma de nuestra Constitución.

En mi opinión, la Constitución –de hecho, todo ordenamiento legal– se basa en dos principios fundamentales e imprescindibles: lealtad control.

Resulta evidente que hasta ahora en España han faltado los dos y no parece que en el futuro la situación vaya a mejorar, pues es sabido que nadie puede dar lo que no tiene.

¿Se puede exigir a los separatistas lealtad a la Constitución y acaso están dispuestos los españoles a mantener un control real y eficiente de las actividades de los separatistas?

Para mí, todo ello es motivo de una inmensa e incurable tristeza.

Las razones del ministro de Interior y más allá

En alusión al encuentro del ministro de Interior, Fernández Díaz, con Rodrigo Rato, opino que el argumento que los dos han aducido a última hora –amenazas a miembros de la familia del exministro– es una patraña. Cabe pensar que,  si el argumento de las amenazas hubiera sido cierto, lo habrían puesto sobre la mesa en el primer momento y luego se habrían atenido a él como causa legítima y suficiente del encuentro. Imagino que lo presentaron cuando se les ocurrió, pero ya tarde y sin avalarlo con  una sola prueba documental, hasta ahora.

Entonces, ¿de qué hablaron los dos interfectos?

Con toda probabilidad intercambiaron informaciones y trataron de elaborar una estrategia conjunta y coordinada. El ministro sabe cosas y el exministro, también. Los dos tienen mucho que perder. Y el PP, aún más. Todavía no ha explotado la bomba Bárcenas, bomba de racimo.

Todo lo dicho es, evidentemente, una opinión personal.

Aun así, quiero hacer constar  que votaré al PP y lo seguiré haciendo mientras considere que está en peligro la unidad de España, que lo está.

Economía e independencia de Cataluña

Considero que la independencia de Cataluña comenzará a ser un proyecto mínimamente serio cuando los separatistas dispongan de unas reservas, en dinero contante y sonante, de 500.00 mil millones de euros (500.000.000.000), como mínimo.

Eso para empezar.

Mientras tanto, todo se puede reducir a un montón de hojarasca sembrado de añagazas para distraer al personal e intimidar (¡?) al Gobierno de la Nación.

Desmontar el pobre tinglado separatista debería ser algo así como desmontar un juego de niños para un Gobierno realmente español, realmente responsable y realmente competente.

Adiós

Vuelo a Castilla en el AVE,

a ras del suelo.

Pongo el pie en Fuente de Santa Cruz.

Estoy en una casona,

rodeado de artilugios de varia e imprecisa genealogía,

desde la prehistoria carpetovetónica hasta la era más tecnológica.

¿Quincalla y andróminas?

Aquí los relojes no dan la hora,

ningún reloj,

ninguna hora.

Sólo los pájaros a la hora de madrugar,

que es la hora de cantar.

Quiero despedirme de España,

una vez más,

¿la última?

Castilla es eterna e inmóvil,

¿como eterna e inamovible la lealtad de un patriota?