De Borrell, hijo de Borrell, puedo y debo decir como español que es hoy uno de los valedores/impulsores de la tercera vía propiciada por los falsos socialistas catalanes (PSC) desde los tiempos de Maragall, Serra y Raventós hasta los días y las horas de Iceta y los icetianos.
Punto de apoyo y gozne giratorio a un mismo tiempo del separatismo catalán hard core.
Entre sus tareas más importantes han estado siempre las de apacentar a la grey de los charnegos de Cataluña y, sobre todo, capitalizar sus votos como votos separatistas, o sea, una vez despojados de todo componente español.
Así ha sido durante más de cuarenta años, y con éxito.
Ahora, en pleno siglo XXI y dado que la conjura para destruir a España sigue adelante con fuerza, el tal Borrell, hijo de Borrell, ha recibido -¡gustosamente!- el encargo de promover en el extranjero el status político y jurídico de Cataluña como Nación y, llegado el momento, como Estado soberano.
Una vez más, los separatistas catalanes, padres de la conjura, dirigirán las acciones fuera de nuestras fronteras (evidentemente, también dentro) y, una vez más, el Estado español correrá con los gastos, incluidos los de representación según confesión flagrante y ominosa de nuestro titular de Exteriores.
Por lo tanto, de momento la República de Cataluña no necesita ni necesitará ministerios de Economía y/o Hacienda. Seguirá viviendo e intrigando a expensas del Estado opresor.
Embajadas, sólo embajadas.
Borrell, una vez más catalán e hijo de catalán, está llamado a ser una pieza clave en la nueva -no última- versíón/edición de la gran envolvente catalana.
García Margallo lleva algún tiempo compareciendo en los medios de comunicación con mensajes muy estudiados y calculados, lo que permite vislumbrar algunas de sus intenciones, siempre con la debidas cautelas dada la personalidad del compareciente.
En sus últimas declaraciones he visto un hombre con sentido de Estado bastante por encima de la mayoría de los políticos españoles, pero también un hombre afectado por el virus del separatismo y, por su talante, poco fiable.
Yo me atrevería a decir que hay personas y grupos de personas interesados en su promoción política como líder de una derecha cada vez menos española y cada vez más catalana y más catalanizada.
García Margallo tiene cabeza, cabeza de fenicio.
Entiendo que la gran envolvente catalana, concebida y ejecutada como conjura, pretende sustituir a los dirigentes políticos españoles por catalanes y en definitiva a España por Cataluña para, acto seguido, vender esa sustitución de sustituciones a la Europa de Merkel como una operación de modernización y europeización de un país viejo y anticuado acoplándole una cabeza nueva y otorgándole un look nuevo, ¿incluso un nombre nuevo?
La Judicatura alemana ya ha empezado a actuar de acuerdo con esa consigna.
¿Y cómo se llamará España cuando deje de llamarse España?