De la economía de guerra a la economía de la investigación y la innovación
Es muy probable que el capitalismo o, si se prefiere, el modo de producción europeo/occidental supere la crisis actual y se salve una vez más. Como no podía ser por menos, la salvación empezaría en Estados Unidos, que es la punta de lanza del capitalismo actual y, por lo tanto, la nación que abre brecha y marca el indirizzo. Pájaro bobo dice, por su cuenta y riesgo, que sin Estados Unidos no habría capitalismo y sin capitalismo no habría Estados Unidos.
Como potencia imperialista que es, Estados Unidos mantiene desde la Primera Guerra mundial una economía de guerra. Según Jerry Engel, una economía dedicada a fabricar «herramientas de destrucción». Herramientas que necesitan mercados, mercados que son guerras: guerras constantes, guerras locales, localizadas, programadas y controladas. Naturalmente, con sus pausas y momentos de alivio y/o recuperación de máquinas y maquinistas.
Ahora, por ejemplo, Israel no puede pensar, y queremos suponer no piensa, en un golpe por sorpresa (Blitzkrieg) a las instalaciones nucleares de Irán y se ve obligado a buscar y poner en práctica una estrategia infinitamente menos arriesgada: eliminar, uno a uno, a todos los técnicos que colaboran en el proyecto nuclear del país de Ciro el Grande.
No es fácil que lo consiga, pero algo hará y algo conseguirá.
Mientras tanto, Estados Unidos está pensando en modificar su modelo económico para pasar de la economía de guerra a la economía de la investigación y la innovación. Un modelo económico centrado en:
Nuevas tecnologías, medio ambiente, ciencias de la salud, energía, biología, ciencia de los materiales y tecnología de la información globalizada.
Si hasta ahora en todas las transacciones mercantiles —desde las guerras civiles hasta las ayudas a países del tercer mundo, pasando por los programas de intercambio—, había una parte que ganaba, siempre la misma, y una parte que perdía, siempre la misma, ahora se ha llegado a la conclusión de que, para que haya negocio, las dos partes pueden y deben ganar. Hay que pensar, pues, en otro tipo de business.
Ese sería el nuevo capitalismo, un capitalismo basado no en la explotación sino en la racionalidad. Cuando eso ocurra podremos y deberemos decir: sólo lo racional es real, sólo lo real es racional.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿es ese modelo económico una posibilidad o una necesidad histórica?
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