Contra la conjura de la izquierda populista con los separatistas, una alianza patriótica

Pienso que los españoles deberíamos tomarnos en serio la situación actual de España y muy concretamente la conjura de nuestra izquierda más demagógica con los separatistas catalanes y solucionar el problema de una vez por todas.

Para mí la solución está, al menos idealmente, en una alianza patriótica de los dos  grandes partidos de ámbito nacional, PSOE y PP, una alianza que reduzca las formaciones desintegradoras a la condición de  fuerzas residuales sin posibilidad de dirigir y marcar la política nacional,  de manera especial  en asuntos que tienen  que ver con la pervivencia de España como Nación y Estado.

Me temo que si no se adopta pronto esa medida u otra de valor práctico igual o superior, España seguirá languideciendo  y avanzando hacia su ruina definitiva e irreversible a manos de los separatistas catalanes, principales ejecutores  y beneficiarios de la traición y muerte de España.

Traición y muerte que llevo años sufriendo en sueños.

El ser o no ser de España

Desde hace tiempo vivo bajo la angustia de que España  se encamina inexorablemente  hacia un momento de su historia en el que tendrá que jugarse su futuro -ser o no ser- a una carta.

En cierto modo estoy preparado, ya que me veo dispuesto  a defender mis convicciones -una España única y unida- hasta  las últimas consecuencias,  pero la actitud de  muchos compatriotas, sobre todo de izquierdas, no me infunde ninguna confianza y sí mucha preocupación e incluso desconfianza, pues considero que la situación a la que hemos llegado es sencillamente el resultado  de una cadena de claudicaciones y traiciones, y, en el peor de los casos,  no quiero estar en el bando de los traidores.

Las declaraciones de Bárcenas y el bien de España

En este caso concreto y en estos momentos, mi prioridad es, por propia decisión, defender el interés de España.

Por otra parte, estoy convencido de que Bárcenas ha dicho y dice básicamente verdad, no toda la verdad o, si se prefiere, no todo lo que sabía y sabe, pero, a mi entender, no miente de manera directa y deliberada.

En cuanto a los dirigentes del PP, allá cada uno con su conciencia.

 

La desgracia de mi vida

Considero que la desgracia de mi vida consiste en haber nacido español y estar dispuesto a morir como un cobarde.

El gran golpe (o golpe definitivo) de los separatistas catalanes

Considero que el gran golpe (o golpe definitivo) de los separatistas catalanes va a consistir en prender fuego a España por los  cuatro puntos cardinales, sumirla en un caos sistémico, inexorable y  total, y, acto seguido, escapar con el botín, la  República independiente de Cataluña.

 

Autonomiología, autonomióloga, autonomiólogo

Considero que, dentro del programa de actualización del español –en mi opinión, impropiamente llamado castellano–, sería pertinente introducir, entre otros, los términos reseñados en el título de esta entrada.

Como padre intelectual de las criaturas me permito declarar que autonomiología tiene que ver con el alumbramiento y la crianza de la autonomía o las autonomías y sus leyes, mientras que autonomióloga y autonomiólogo son respectivamente la mujer y el hombre que se dedican a su estudio.

 

España

La situación actual de España me angustia, su futuro me sobrecoge. Hablo de su futuro inmediato y en cierto modo previsible.

Una nación es destruida por sus propios hijos; unos la abandonan y se desentienden de ella y sus problemas, otros traman abiertamente una conjura para aniquilarla  y llevan años, incluso décadas, trabajando en su aniquilación.

¿Qué hago yo por España?  ¿Estoy condenado a asistir, viejo e impotente,  a su muerte?

De la España invertebrada a la España desvertebrada

Entiendo que si España era una nación invertebrada según el lamento de  Ortega y Gasset, con el Estado de las autonomías ha pasado a ser un país desvertebrado.

Y ahí estamos, esperando cobardemente que los traidores consumen su traición.

Albert Rivera y el político catalán que lleva dentro

Me inclino a pensar que, dejando a un lado gestos y declaraciones del momento,  Albert Rivera nunca se desprendió por completo del político (catalán) que lleva dentro y desde hace algún tiempo éste  le viene recordando con creciente insistencia que quiere volver a la vida pública activa y oficial.

¿En Barcelona o en Madrid? ¿En el Estado de las autonomías o en la autonomía que  quiere ser más que una autonomía y cada vez es  menos España?

Cada uno puede formular su pronóstico, pero personalmente considero que lo menos arriesgado y más seguro es esperar acontecimientos y que sean los hechos los que nos guíen y  nos proporcionen  la respuesta.

Y, mientras tanto, estar atentos a los indicios, las  pruebas y la información política y no política que nos sirva  la  vida.

En cualquier caso considero que, a la postre, hará acto de presencia o, para ser exactos, volverá a hacer acto de presencia el político catalán que Albert Rivera lleva dentro y de hecho siempre llevó dentro.

Programas de Estado, Estados con programa

Imagino que todo partido político  tiene un programa con el que se presenta a las elecciones generales y que, cuando las gana, trata de llevar a la práctica en respuesta al compromiso contraído con todos sus conciudadanos y con el Estado al que aquel y estos pertenecen .

Así, el programa del partido se convierte en programa del Gobierno.

Eso es, al menos,  lo que ocurre en países con regímenes democráticos.

Pero, además de los programas de gobierno, existen los programas de Estado, programas que por sus características específicas, entre ellas su envergadura, no pueden llevarse a cabo en una sola legislatura o un solo mandato constitucional y pasan de un gobierno a otro como parte de una obra constituida en última instancia por el Estado con todas sus instituciones.

Mi pregunta es: ¿tiene el actual Gobierno de España un programa de Estado?

Los que sí tienen programa de Estado son los separatistas catalanes. En realidad, ellos tienen dos: un programa para destruir el Estado español  y otro programa de Estado para construir la República de Cataluña.

En ese proyecto bifronte, los separatistas catalanes cuentan desde hace tiempo con el apoyo y la colaboración activa de españoles indignos, en su mayoría adscritos a partidos de izquierda, que han decidido apostar por la destrucción de España y a los que, por ese motivo, compadezco sinceramente.