Es un hombre joven, activo y con ese tipo de inteligencia que combina la visión lúcida —radiográfica— de las cosas y las situaciones con la acción directa, ad rem. Ha triunfado como empresario de la construcción en Suiza y Alemania, mercados sumamente crueles y competitivos, máxime para alguien que viene del Sur. Pero el hecho es que él, mitad gallego, mitad vasco, ha triunfado gracias a esas dotes naturales y sobre todo a una asombrosa capacidad de trabajo.
Me dice que, por sistema, todos sus empleados tienen contratos en regla. Nada de subcontratación. Según este avispado Geschäftsman, con la subcontratación el empresario se libera de la pesada carga que supone mantener de manera permanente una nómina y, por eso mismo, gana en libertad de acción, pero siempre al precio de enajenar todos esos activos que, junto con el know-how de sus cuadros y sus operarios, constituyen el patrimonio de una empresa.
En definitiva, el hecho es que, de ese modo, el empresario deja de serlo para convertirse en intermediario o, lo que es igual, en un nuevo practicante-beneficiario de la economía especulativa.
Pregunta ingenua e intempestiva: ¿si, como piensa Pájaro bobo, la subcontratación es un fraude en cuanto práctica dolosa en beneficio propio y en perjuicio de terceras personas, por qué en España la han adoptado incluso entidades y organismos estatales, mientras que en los países más avanzados de Europa es perseguida por vía legal como una refinada forma de economía sumergida o semisumergida?
Artículo sobre
economía escrito por el 18 de febrero de 2009 y
sin comentarios de momento.
Pájaro bobo considera que, habida cuenta que UPyD Cataluña es una formación esencialmente democrática, debe seguir desarrollándose y creciendo, ante todo y sobre todo, de abajo arriba y de dentro afuera.
Fiel a esos principios germinales, él ha defendido siempre la estructuración del cuerpo social de UPyD en secciones de acción coordinada bajo una dirección colegiada a cargo del Coordinador General, el responsable de Medios de Comunicación y el responsable de Organización y Expansión.
Evidentemente, la dirección colegiada es más democrática que la unipersonal y también más sólida y más resistente a las agresiones internas y externas, mientras que la organización del cuerpo social en secciones permite aprovechar íntegramente los esfuerzos de los afiliados al canalizarlos de acuerdo con directrices fijadas de antemano con criterios de racionalidad y pragmatismo, a la vez que facilita el control de paseantes y merodeadores.
El objetivo es tener una formación dinámica y «competitiva», capaz de aventajar en eficacia a formaciones infinitamente superiores en número de afiliados. Y, a juzgar por toda una serie de indicios de carácter social, UPyD Cataluña está a punto de recibir una auténtica oleada de nuevos afiliados, lo que, de una parte, equivaldrá a su consagración definitiva como formación de amplitud nacional y, de otra, pondrá a prueba su capacidad de integración y organización.
¿Pregunta ingenua e intempestiva: ¿estará UPyD Cataluña a la altura de las circunstanciass y resistirá ese salto cualitativo, conservando su identidad fundacional y sin iniciar la deriva que lleva a la desnaturalización?
Artículo sobre
política escrito por el 18 de febrero de 2009 y
sin comentarios de momento.