Artículos de marzo de 2021

¿Última fase de la Envolvente catalana?

Entiendo que la Envolvente catalana es un plan para apoderarse de España, desnaturalizarla y, acto seguido, catalanizarla. El resultado final previsto y perseguido por sus padres intelectuales y sus promotores es la suplantación de España por Cataluña, una España que, tras ser despojada de su identidad con sus atributos nacionales y ser reducida a la impotencia,  cae víctima de una Cataluña desleal erigida en república  soberana.

De acuerdo con lo visto y lo vivido por los españoles en los últimos cincuenta años, la Envolvente catalana,  en  mi opinión obra suprema de la perfidia separatista, ha consistido en apoderarse furtiva y sigilosamente, una tras otra, de todas las instituciones de decisión y representación de esta región española y, acto seguido, instaurar en ella una dictadura en un primer momento encubierta y siempre rabiosamente catalanista, al margen de España en cuanto Estado de derecho, pero, de acuerdo con la fórmula fenicia,  a un mismo tiempo fuera y dentro de ella.

Dada su estructura modular, la Envolvente catalana puede verse también  como un  recurso táctico-estratégico  y  aplicarse en módulos temporales y/o espaciales. De hecho, los separatistas catalanes han venido practicándola e imponiéndola de manera escalonada y por vía de los hechos consumados en el ámbito geográfico, social y político de su región, desde hace más de cuatro décadas, aunque sus primeras actividades se remontan al tardofranquismo y entonces éstas aparecían disfrazadas de activismo religioso.

El hecho cierto es que Cataluña, dominada totalmente por lo separatistas, tiene hoy un gobierno propio (govern) con instituciones propias, competencias propias  actividades propias y, lo que es infinitamente más grave, jurisdicción propia.

Todo ello hace de Cataluña un espacio político que, por un lado,  escapa al control del Estado español y de forma progresiva queda vedado a los españoles, mientras que, por otro lado, permite que esos mismos  catalanes puedan seguir moviéndose libremente por toda España, acceder a sus instituciones y ocupar cargos de responsabilidad en ellas.

Eso es justamente lo que, a mi entender, nuestros desleales compatriotas  llevan décadas tramando y perpetrando. Ahora, dominada y controlada totalmente Cataluña, se dedican a crear e impulsar focos separatistas en todo el resto de España con el propósito deliberado  de desnaturalizarla, convertirla en tierra de nadie, ocuparla,  colonizarla y, en última instancia, suplantarla.

Nuestra izquierda colabora libre y gustosamente desde hace años en el  plan separatista y, por lo tanto, es también responsable de un delito de traición a la Patria, delito que, en mi opinión, los españoles no debemos consentir.

        Ignominia de ignominias,

                           la destrucción de España y su suplantación por Cataluña

                        dirigidas por españoles y financiadas con dinero español

 

 

 

 

 

Una vieja lección de la historia

Quiero ver y entender como una lección de la historia humana que, tan  pronto como los  elementos  antisistema del momento imponen  su ley, basada en la transgresión de la Ley,  las  personas de orden, esas que forman convencionalmente la ciudadanía, desaparecen de su ámbito normal y habitual para buscar refugio  fuera del alcance de los nuevos amos de la situación.

Considero que en los  momentos actuales  son muchas las personas que, dadas las condiciones de inseguridad imperantes, han optado por la huida o, cuando menos, por una especie de muerte civil deliberada: no se dejan  ver ni oír. Pero siguen vivas.

Hablo de Cataluña y pienso que, con salvedades, ocurre lo mismo o casi lo mismo en el resto de España.  En cualquier caso, entiendo que nuestra burguesía ha abandonado la escena pública -política, social y, en parte, económica- a la espera de mejores tiempos.

De momento, parece que el desorden social nos va a llevar al caos y éste, en su etapa final, a la guerra de todos contra todos.

La historia nos dice y enseña que la burguesía no reaparece hasta que se restablece totalmente el orden y nunca falta cuando se escenifica el nuevo reparto del poder.

Yo ya lo he vivido. Imagino que esta vez otros podrán vivirlo y contarlo.

 

Híbridos políticos

A mi modo de ver, el socialismo español de cuño histórico se extingue (¿definitivamente?) con los varones capitaneados por Felipe González que, al jubilarse, optan por una vida aburguesada tan plácida  como acomodaticia. Esa vida deja sin efecto la retórica combativa y populista del socialismo e incluso de toda nuestra izquierda, pues, para colmo, Pablo Iglesias ha seguido en su última etapa una deriva  que le ha dejado sin ideología confesada y conocida.

En estos momentos, Pedro Sánchez es un ejecutivo con poco o nada de socialista, ya que normalmente actúa por vía expeditiva con el inequívoco  y persistente propósito de mantener a raya tanto a sus aliados como a sus opositores.

De hecho,  Pedro Sánchez tiene agenda, no ideología, mientras que Pablo Iglesias, falto de agenda e ideología, tiene egolatría.

De acuerdo con mi visión e interpretación, en España la derecha llega hasta Fraga Iribarne, que personifica la anacrónica y vacua prepotencia del Régimen de Franco, por entonces ya extinguido.

José María Aznar me parece intelectualmente romo y carente de luces, como corresponde a  nuestra derecha más carpetovetónica, más clerical y menos ilustrada. Hablo de ilustración europea  y universal.

Para bien o para mal, a Pablo Casado lo veo como un subalterno en período de prueba.

¿O acaso será lo suyo un cursillo de aprendizaje acelerado?

Lo dicho, híbridos políticos sin descendencia natural conocida y reconocida.

En España se habla español

Entiendo que en España se habla español, que es la lengua común de los españoles y la lengua oficial del Estado Español.

Entiendo que afirmar  que en España se habla castellano y que el  castellano es la lengua oficial del Estado Español es incorrecto.

¿Querría explicarme alguien su opinión, cualquiera que esta sea, al respecto?

Se admiten añagazas y  subterfugios con valor de pruebas y argumentos, incluso aberraciones del tipo: En Hispanoamérica se habla español; en España, castellano.

España: núcleo semántico y universo semántico

De acuerdo con mi modo de percibir, ordenar  y racionalizar la realidad, la esencia de España constituye su núcleo semántico y, por esa razón, de ella parten y en ella convergen también todas y cada una de las vías/relaciones que integran su universo semántico.

Esencia percibida y, por lo tanto, idea y representación de un objeto contingente situado fuera de uno mismo, reproducido y en cierto modo recreado por uno mismo como imagen refleja a través del lenguaje humano formado por todos sus lenguajes.

Entiendo que, si la esencia de España constituye  para mí su núcleo semántico, también lo constituye, bien es verdad que por otras razones y con otros fines, para cuantos se han propuesto destruirla/suplantarla  y en estos precisos momentos trabajan afanosamente en la erradicación/desaparición de España como concepto, palabra y hecho histórico y actual, social y político, pero sobre todo cultural.

Para esas criaturas de Dios hace tiempo que la palabra España desapareció de los mensajes políticos, de las conversaciones con amigos, del lenguaje democrático y civilizado por anacrónica y malsonante.

Es cierto que sigue figurando en la Constitución vigente, pero como ellos ni la leen ni la respetan, ahí continúa.

Por lo que he podido probar y comprobar, la palabra España ha sido sustituida sistemáticamente por el término este país (nunca nuestro país), que ha hecho fortuna y se ha impuesto en toda  aplicación posible como solución única y obligada.

Con España ha desaparecido de la escena pública de este país y sus medios todo lo relacionado directa o indirectamente con su genealogía y/o su semántica.  De hecho, la iniciativa se ha consolidado y se ha ampliado hasta convertirse en trending word  de la actualidad.

Así, pues, estamos asistiendo atónitos e impotentes a la destrucción/suplantación de España palabra a palabra.

 

Límites de lo contingente, límites de la realidad lógica

Según Jorge Luis Borges, tan pronto como algo ha existido y/o acontecido, ni  Dios puede hacer que no haya existido/acontecido, pues su paso por la existencia y/o el acontecer deja una huella imposible de borrar en el espejo de la realidad lógica, contingente o no contingente.

Creo que  entiendo la declaración y el razonamiento de Jorge Luis Borges, pero tengo mis dudas sobre la validez de una y otro, pues considero que, posiblemente, determinadas formulaciones sobre anécdotas  del acontecer (contingente)  son sólo válidas en su contexto respectivo.

Puedo imaginar que existe algo así como la cosa en sí (das Ding an sich), pero estoy obligado a admitir que, tan pronto como la imagino, quedan inevitablemente adheridas a ella las excrecencias emitidas/proyectadas por mí, su imaginario observador.

En resumen, la cosa en sí existe, pero, probablemente, no se puede conocer sin alterarla/dañarla, mientras que el acontecer es repetible pero, más que probablemente, irreversible.

Jorge Luis Borges dixit!

España y español en la entrega de los «Goya»

He visto la entrega de los Premios «Goya» en televisión y he oído las palabras «España» y «español» tantas veces,  siempre pronunciadas con cariño y respeto, que me he sentido aliviado.

¿Volveré a caer víctima del odio  cuando regrese mentalmente a este país?

Bárcenas, el «mandao»

En mi opinión, el Caso Bárcenas, o como quiera llamárselo, es asunto complicado y, a estas alturas de la historia, difícil, acaso imposible de dilucidar y resolver.

¿Corrupción? Todo parece indicar que la hubo, y grande y prolongada. Y, lo peor de todo a mi entender,  estuvo organizada e institucionalizada. En cualquier caso pienso que si encubrirla es malo, pues probablemente va a pesar por tiempo indefinido sobre sus responsables y sobre el partido en su conjunto, proporcionar munición a los que quieren destruir a España no es una alternativa menos mala.

Personalmente propondría como fórmula para liquidar el asunto que cada uno de los implicados asumiera a título personal la parte de responsabilidad y culpa que le corresponde.

En ese supuesto imagino que Bárcenas, como «mandao», no sería ni el único ni el primero de la lista.

¿Hay alguna otra solución? Parto de la base de que dejarlo todo en manos de quienes quieren destruir España sirviéndose de un  delito de corrupción cometido por  su partido más representativo es la peor de todas.

Barcenas, el ladrón «honrao»

Creo que Bárcenas dice la verdad. ¿Toda la verdad? ¿Nada más que la verdad? Creo que sí.

Creo incluso que Bárcenas está dispuesto a decir todo lo que sabe con sus nombres propios, empezando por Luis Barcenas y terminando por el primero de la trama, su eminencia gris.

¿O sus eminencias grises?

Y creo también  que los implicados, todos y cada uno de  ellos, terminarán confesando sus delitos por la sencilla razón de que ahora ya se conoce el organigrama de la trama con su sistema operativo, sus cargos y sus beneficiarios.  Y negarlo por más tiempo agrava el castigo y aumenta el oprobio.

Creo en definitiva que Bárcenas ha sido consecuente consigo mismo y con su cargo.

A mi modo de ver, Bárcenas, tesorero competente y responsable, ha terminado dando cuenta de su delito y de todos los delitos contenidos en él.

Figura evangélica: el ladrón «honrao» se confiesa y confiesa  públicamente.

 

Las tres Españas en guerra

De acuerdo con ciertas  apariencias,  en la España actual, nacida de lo que ya ahora se llama  el Régimen del 78, hay un bloque político de derechas y un bloque político de izquierdas, cada uno con su partido hegemónico y representativo, cada uno con su ideología y, en cierto modo, con su programa.

El bloque de derechas está arracimado en torno  al Partido Popular, heredero y beneficiario del franquismo, mientras el bloque de izquierdas tiene su origen en los movimientos obreros nacidos, bien es verdad que con evidente retraso,  a raíz de la Revolución industrial.

Dos bloques sociales con su correspondencia política en una España  unida y unitaria de acuerdo con el modelo europeo. Al menos, eso parece.

En realidad, los bloques en pugna son tres, pues hay un tercero que, sin ser ni de derechas ni de izquierdas y no  participar directamente en la contienda, está pendiente de su desarrollo y sobre todo de su desenlace. Me refiero a los separatistas catalanes.

Para mayor desgracia nuestra, esos especuladores de los enfrentamientos han creado escuela  y ahora son muchos los colectivos e individuos que, dentro de nuestras fronteras, defienden el modelo catalán: no participar en la contienda pero estar atentos  a su desenlace para, llegado el momento, quedarse con el botín y escapar con él.

En resumen, los españoles destruirán España y los separatistas catalanes la suplantarán.

 

Tres amigos, tres ideologías, una amistad

Tengo dos amigos: uno de derechas y otro de izquierdas. En medio estoy yo, que me considero un patriota español y me empeño en creer que, pese a mi biografía, esa división no va conmigo.

Imagino que Antonio, mi amigo de izquierdas, accedió al socialismo en su juventud, desde la ilustración laica, como persona movida por preocupaciones   sociales  centradas en la lucha contra la injusticia. Antonio es andaluz y fue un niño pobre.

Persona sumamente equilibrada y sensata, Antonio predica y practica un socialismo humano, solidario y real, siempre atento al entorno próximo y siempre ajeno a los autoritarismos.

Yo le respeto, le admiro y trato de aprender de él, sobre todo actitudes prácticas que tienen que ver con la sensatez y la mesura.

Para mí,  Antonio es, sin saberlo ni admitirlo,  un hombre de Dios o, si se prefiere, un santo agnóstico.

Andrés, mi amigo de derechas, es sumamente culto y leído, y, aunque cabe suponer que fue educado en un ambiente religioso y clerical, procura ser y mostrarse como persona intelectualmente abierta y  alejada de los dogmatismos cismundanos.

Siempre le agradeceré su compañía y de manera especial su condición de interlocutor documentado y solvente en nuestros debates sobre asuntos relacionados con el pensamiento y la fe.

En definitiva, Andrés es una persona con  principios y valores religiosos y, por esa misma razón, también morales.

A mi entender,  una  buena conciencia de manifiesto cuño religioso (¿falsa buena conciencia?) le lleva a pensar que, básicamente, está del lado de la verdad, la justicia e incluso  la razón en las cosas de este mundo y sobre todo del otro. En cualquier caso, entiendo que mi querido amigo  Andrés ha  organizado su vida en términos de un pietismo religioso que, vivido con plena convicción y entrega,  le proporciona seguridad y certeza.

La seguridad y la certeza que dan la fe en Dios y el cumplimiento de sus preceptos, junto con un sentido concienzudo del trabajo no como castigo bíblico sino como deber y autorrealización.

Seguridad y certeza de las que, a pesar de todos los pesares,  yo participo en buena medida, pues, después de toda una vida hecha de incontables pruebas de ensayo y error, parece que estoy a punto de llegar a una conclusión o, al menos, a un punto de reposo.

Como todo filósofo que se precia, yo también he elaborado mi prueba de la existencia de Dios, una prueba que parte del principio de la razón suficiente y, a través del axioma y la tautología, remite de vuelta a aquel que puede proclamar y proclama Yo soy el que soy, aunque, en mi caso, hasta ahora he sido siempre el que no soy y así lo he proclamado.

Pero eso queda ya para otro día.

 

Pablo Iglesias: el productor ninguneado y autodespedido

Confieso que no tengo, ni de lejos, los conocimientos necesarios para hacer una valoración global de la decisión de abandonar su cargo en el  Gobierno de Pedro Sánchez tomada por Pablo Iglesias Turrión y aparecida en los periódicos nacionales en los últimos días.

Tengo, sí, una idea o, si se quiere, una teoría sobre el comportamiento de Pedro Sánchez con el ahora dimisionario, basada en precedentes históricos y más concretamente en lo que sé o creo saber sobre  el carácter de uno y otro, aquí y ahora sobre Pedro Sánchez como jefe y superior y sobre Pablo Iglesias como subalterno y subordinado.

Rivalidades personales aparte, considero  que Pedro Sánchez ha procurado estar  en su sitio y mantener en todo momento la debida distancia con su ambicioso y en cierto modo incontrolable  compañero de gabinete para que no se le echara encima e invirtiera las posiciones y  funciones  respectivas.

A mi modo de ver, el jefe ha sido siempre  jefe y ha defendido su autoridad con autoridad, de modo que el subordinado ha terminado por aburrirse, según sus propias palabras,  y ha tomado la decisión de dejar el cargo.

Lo que no ha dicho hasta ahora Pablo Iglesias, quizás porque siga sin saberlo, es que posiblemente  la actitud de su jefe haya respondido en este caso a la conocida táctica de hacerle el vacío hasta que se ha cansado y, mientras tanto, no tuviera a nadie en quien descargar su frustración.

Creo incluso  que muy probablemente Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno y ministro de Derechos Sociales, ha dejado su cargo  porque en verdad se aburría, pero ¿cómo es que no ha reclamado antes sus competencias -derechos y obligaciones- y así fundamentar su decisión en un trato injusto por discriminatorio?

Bajo el régimen de Franco, como la legislación laboral protegía sistemáticamente al trabajador (llamado entonces productor), al menos en ciertos aspectos, cuando un empresario quería despedir a alguno le amargaba la vida hasta que saltaba y dejaba el puesto de trabajo por decisión propia, pues así no tenía que indemnizarle.

Moraleja

Con Franco y sin Franco, la ambición y la vanidad siempre fueron malas consejeras para la andorga y la  faldriquera (por faltriquera).

Los separatistas catalanes y su conciencia de pueblo oprimido

Son varios los colectivos humanos –pueblos, naciones, etnias, minorías étnicas, etc.– que a lo largo de la historia han desarrollado y han hecho suya una conciencia de pueblo oprimido  y en algunos casos la han conservado y la han defendido incluso cuando han pasado de oprimidos a opresores.

Para nosotros en cuanto españoles y miembros de la civilización occidental el caso más conocido es en cierto modo el de  Israel,  pero el más cercano es el de los separatistas catalanes.

Para mí lo más llamativo por falso y ofensivo del caso catalán  es que se aferren a su conciencia (falsa buena conciencia) de pueblo oprimido cuando ni son pueblo ni, mucho menos, oprimido. En realidad, ellos son opresores,  toda vez que monopolizan la posesión y el control de las instancias de decisión y representación de la comunidad autónoma de Cataluña, perteneciente al Reino de España, cuando representan menos del 30% de su población total, según datos dados a conocer en las últimas elecciones autonómicas.

¿Seguirá Pablo Iglesias al servicio de los separatistas catalanes?

Imagino que, en su nueva etapa política y profesional,  Pablo Iglesias, probablemente en sus horas más bajas,  terminará por aceptar lo que le ofrezcan sus odiosos y admirados valedores, los separatistas catalanes, si es que le ofrecen algo, pues la alternativa –el silencio en el descrédito– sería siempre infinitamente peor para él y su irreductible soberbia.

Por lo tanto, vengo en suponer y supongo que el departamento de Servicios especiales de la Generalidad le buscará y encontrará acomodo y quehacer acordes con sus saberes y aspiraciones en una  agencia o  negociado de segundo rango y, por supuesto, lejos del núcleo puro y duro de la catalanidad, pues es sabido, por una parte,  que el hombre, con cerebro de estratega, soporta mal tanto la inactividad como la inactividad sin intriga y, por otra parte, él nunca será un dels nostres.

En definitiva, me inclino a pensar que nuestro genio de la política y sus artes aplicadas no aceptará ninguna propuesta a la baja sino que,  por el contrario, hará valer sus muchos saberes, sobre todo a la hora de figurar, pasar por caja y firmar.

 

Programas de Estado, Estados con programa

Imagino que todo partido político  tiene un programa con el que se presenta a las elecciones generales y que, cuando las gana, trata de llevar a la práctica en respuesta al compromiso contraído con todos sus conciudadanos y con el Estado al que aquel y estos pertenecen .

Así, el programa del partido se convierte en programa del Gobierno.

Eso es, al menos,  lo que ocurre en países con regímenes democráticos.

Pero, además de los programas de gobierno, existen los programas de Estado, programas que por sus características específicas, entre ellas su envergadura, no pueden llevarse a cabo en una sola legislatura o un solo mandato constitucional y pasan de un gobierno a otro como parte de una obra constituida en última instancia por el Estado con todas sus instituciones.

Mi pregunta es: ¿tiene el actual Gobierno de España un programa de Estado?

Los que sí tienen programa de Estado son los separatistas catalanes. En realidad, ellos tienen dos: un programa para destruir el Estado español  y otro programa de Estado para construir la República de Cataluña.

En ese proyecto bifronte, los separatistas catalanes cuentan desde hace tiempo con el apoyo y la colaboración activa de españoles indignos, en su mayoría adscritos a partidos de izquierda, que han decidido apostar por la destrucción de España y a los que, por ese motivo, compadezco sinceramente.

 

Albert Rivera y el político catalán que lleva dentro

Me inclino a pensar que, dejando a un lado gestos y declaraciones del momento,  Albert Rivera nunca se desprendió por completo del político (catalán) que lleva dentro y desde hace algún tiempo éste  le viene recordando con creciente insistencia que quiere volver a la vida pública activa y oficial.

¿En Barcelona o en Madrid? ¿En el Estado de las autonomías o en la autonomía que  quiere ser más que una autonomía y cada vez es  menos España?

Cada uno puede formular su pronóstico, pero personalmente considero que lo menos arriesgado y más seguro es esperar acontecimientos y que sean los hechos los que nos guíen y  nos proporcionen  la respuesta.

Y, mientras tanto, estar atentos a los indicios, las  pruebas y la información política y no política que nos sirva  la  vida.

En cualquier caso considero que, a la postre, hará acto de presencia o, para ser exactos, volverá a hacer acto de presencia el político catalán que Albert Rivera lleva dentro y de hecho siempre llevó dentro.

De la España invertebrada a la España desvertebrada

Entiendo que si España era una nación invertebrada según el lamento de  Ortega y Gasset, con el Estado de las autonomías ha pasado a ser un país desvertebrado.

Y ahí estamos, esperando cobardemente que los traidores consumen su traición.

España

La situación actual de España me angustia, su futuro me sobrecoge. Hablo de su futuro inmediato y en cierto modo previsible.

Una nación es destruida por sus propios hijos; unos la abandonan y se desentienden de ella y sus problemas, otros traman abiertamente una conjura para aniquilarla  y llevan años, incluso décadas, trabajando en su aniquilación.

¿Qué hago yo por España?  ¿Estoy condenado a asistir, viejo e impotente,  a su muerte?

Autonomiología, autonomióloga, autonomiólogo

Considero que, dentro del programa de actualización del español –en mi opinión, impropiamente llamado castellano–, sería pertinente introducir, entre otros, los términos reseñados en el título de esta entrada.

Como padre intelectual de las criaturas me permito declarar que autonomiología tiene que ver con el alumbramiento y la crianza de la autonomía o las autonomías y sus leyes, mientras que autonomióloga y autonomiólogo son respectivamente la mujer y el hombre que se dedican a su estudio.

 

El gran golpe (o golpe definitivo) de los separatistas catalanes

Considero que el gran golpe (o golpe definitivo) de los separatistas catalanes va a consistir en prender fuego a España por los  cuatro puntos cardinales, sumirla en un caos sistémico, inexorable y  total, y, acto seguido, escapar con el botín, la  República independiente de Cataluña.

 

La desgracia de mi vida

Considero que la desgracia de mi vida consiste en haber nacido español y estar dispuesto a morir como un cobarde.

Las declaraciones de Bárcenas y el bien de España

En este caso concreto y en estos momentos, mi prioridad es, por propia decisión, defender el interés de España.

Por otra parte, estoy convencido de que Bárcenas ha dicho y dice básicamente verdad, no toda la verdad o, si se prefiere, no todo lo que sabía y sabe, pero, a mi entender, no miente de manera directa y deliberada.

En cuanto a los dirigentes del PP, allá cada uno con su conciencia.

 

El ser o no ser de España

Desde hace tiempo vivo bajo la angustia de que España  se encamina inexorablemente  hacia un momento de su historia en el que tendrá que jugarse su futuro -ser o no ser- a una carta.

En cierto modo estoy preparado, ya que me veo dispuesto  a defender mis convicciones -una España única y unida- hasta  las últimas consecuencias,  pero la actitud de  muchos compatriotas, sobre todo de izquierdas, no me infunde ninguna confianza y sí mucha preocupación e incluso desconfianza, pues considero que la situación a la que hemos llegado es sencillamente el resultado  de una cadena de claudicaciones y traiciones, y, en el peor de los casos,  no quiero estar en el bando de los traidores.

Contra la conjura de la izquierda populista con los separatistas, una alianza patriótica

Pienso que los españoles deberíamos tomarnos en serio la situación actual de España y muy concretamente la conjura de nuestra izquierda más demagógica con los separatistas catalanes y solucionar el problema de una vez por todas.

Para mí la solución está, al menos idealmente, en una alianza patriótica de los dos  grandes partidos de ámbito nacional, PSOE y PP, una alianza que reduzca las formaciones desintegradoras a la condición de  fuerzas residuales sin posibilidad de dirigir y marcar la política nacional,  de manera especial  en asuntos que tienen  que ver con la pervivencia de España como Nación y Estado.

Me temo que si no se adopta pronto esa medida u otra de valor práctico igual o superior, España seguirá languideciendo  y avanzando hacia su ruina definitiva e irreversible a manos de los separatistas catalanes, principales ejecutores  y beneficiarios de la traición y muerte de España.

Traición y muerte que llevo años sufriendo en sueños.

Si este Gobierno colapsara… (Manuel Castells)

Entiendo que, sin decirlo, Manuel Castell, separatista albaceteño, nos dice para qué está él en el Gobierno de España. O sea, cuál es su trabajo y la finalidad de su trabajo.

Mis preguntas son, pues, ¿cuántos subalternos de esa misma índole hay en el Gobierno de España y sus zonas aledañas? ¿Qué debemos hacer los españoles que no aceptamos ese fin de nuestra Patria?

¿Se producirá algún día un levantamiento del pueblo español?

Creo que la pregunta está condicionada por otra muchísimo más decisiva. ¿Existe realmente un pueblo español?

¿Y si un día nos levantamos y nos encontramos con que España ha dejado de existir?

La gran desgracia de España

Entiendo que la gran desgracia de España en estos momentos, y también su mayor debilidad, consiste en que los españoles ni creemos en ella ni tenemos un plan para defenderla, mientras que los separatistas sí tienen un plan para destruirla y, además, llevan años trabajando activamente en él, incluso con moral de victoria.

De hecho, los separatistas catalanes llevan años trabajando en la destrucción de España, y los españoles ni siquiera queremos enterarnos.

¿A qué extremos de indignidad estamos dispuestos a llegar?